Kellan observo la hora en su teléfono, ya era tiempo de que Amy volviera. Se sentó en el vestíbulo. No la había llamado para no presionarla pero estaba anocheciendo. Tenia cierto recelo de investigar en la casa de los padre de Amy pero al parecer se vería en la obligación de hacerlo. Ya a punto de resignarse por completo la llamada de improvisto por parte de su padre lo salvó de hacerlo. — Hola, hijo. Si yo no me tomo el tiempo de llamarte no recibo nada de ti. “Ni un sigo vivo.” — las quejas no se dieron a esperar. — ¿Tengo que aparecerme por allá y durar por lo menos un mes para que te acuerdes de mi existencia y la de tu madre? — Lo siento papá, he tenido mucho que hacer. — se excusó este, con la mirada en la puerta. Estaba sentado al borde de la escalera, único lugar donde podría ve

