Ya no era una alucinación. Nuevamente había bajado al pueblo, esta vez estaba acompañada de Susan. La señora se había vuelto su confidente y voz de la razón. Estar con ella era similar a tener el calor de una madre. Por lo que hoy Amy tomó la decisión de salir con esta. No era bueno que se quedara todo el tiempo encerrada en la casa. Las dos mujeres estaban pasillando por el área de maternidad. Aunque Amy no quería comprar nada hasta tener el embarazo más avanzado, sentía una extraña emoción dentro de ella y un deseo frenético de ver cosas de bebé. Ya se había imaginado como decoraría la habitación del bebé. Qué no sabía que su esposo pensaba del bebe que llevaba en el vientre pero ella quería que fuera una niña. Estaba bien con un niño o una niña. Sin embargo, tenia más inclinación ha

