Marília Después de escuchar lo que había dicho en el fracaso de mi noche con el patrón y los problemas con mi alquiler. El desalojo repentino que me forzó a vivir en la casa del patrón y satisfacer los deseos de su hija, hasta Rafaela se dio cuenta de cuántas cosas extrañas y repentinas han cambiado mi vida en los últimos días y todo me lleva hacia él y sus misterios. — Todo esto me parece muy extraño, Marília, pero también creo que deberías olvidarte de este tipo y de esta noche de mierda. — ¡No sé qué hacer y mi cabeza no está ayudando ni un poquito! — Pero yo, sí, ya vuelvo y no te muevas. Forcé una sonrisa y Rafaela fue a la cocina, acabó volviendo de allí con dos botellas de vino en la mano y algunas copas. — Te has vuelto loca, ¿crees que a esta hora de la madrugada voy a salir

