Tras todo el revuelo del combate, Merlyn y Varkolak fueron guiados por Takeda a un pequeño antro en un callejón, tras una puerta escondida bajando unas escaleras de piedra. El lugar estaba completamente vacío, oscuro y con mesas y sillas polvorientas.
—Aquí podremos esperar a que se relaje el asunto en las calles. Nos estarán buscando con más insistencia que antes —dijo el samurái tomando asiento en una de las sillas y poniendo las espadas sobre la mesa.
“Idiota…¿Por qué dice nos estará buscando como si ya fuera parte absoluta del grupo?" Replicó Varkolak mirándole no con muy buena cara.
Merlyn por su parte, ignoró a su compañero lobo y tomó asiento en otra mesa, alejada de todos. Apoyó sus manos sobre ésta y sostuvo su frente, pensativa. El calor del momento estaba pasando, y el peso
