La situación parecía volverse más surrealista que peligrosa. Aquél misterioso hombre de aspecto intimidante y de habilidades aparentemente muy superiores a las de Merlyn y Varkolak, les pedía viajar con ellos. La joven elfa era quien llevaba la conversación por qué Varkolak en su forma de lobo no podía comunicarse con él. —¿Qué pasa si me niego a atender tus peticiones? —preguntó la joven, junto al enorme lobo que se situaba frente a ella, protegiéndola con el cuerpo de un posible ataque. El samurái la miró, como sin comprender por qué motivo debía negarse, y tras unos segundos habló: —Si quisiera hacerles daño, no tendrían ni tiempo de despedirse de este mundo. Si se niegan, simplemente les dejaré continuar vuestro viaje, pero seréis culpables de dejar a un hombre nuevamente, abandonad

