DIAMANTE

1104 Words
AMARIS… -          ¿Quién es ella? – pregunta mi madre haciendo que aparte la mirada de la hermosa mujer que se encuentra agradeciendo por el reconocimiento que acaba de recibir – comienzo a envidiar la forma en la que la estas observando. – sonrió volviéndome a verla. -          ¿Recuerdas lo que sucedió hace diez años? – pregunto refiriéndome al día que me entere de la verdad. ella me toma de la mano. -          Si – responde mi madre – hablaste de un ángel -          Es ella – contesto volviéndome a verla sonriendo ampliamente – irónico ¿no? – me pongo de pie cuando ella termina y comenzamos aplaudir – durante diez años he ido al acuario con la esperanza de encontrarla de nuevo y hoy igual que aquel día ella aparece cuando más la necesito. Cuando baja del escenario pasa junto a mi regalándome una radiante sonrisa, me llevo una mano al corazón sintiendo que le pulso se me acelera siguiéndola con la mirada hasta la mesa en la que se encuentra su familia y el imbécil de su prometido. Al terminar la ceremonia veo que ella se pone de pie saliendo del salón con ese hombre tras ella que la toma bruscamente del brazo lo que me hace enojar, así que me pongo de pie siguiéndolos y los encuentro discutiendo en el mismo salón de antes. -          No puedes hacerlo – escucho al imbécil notablemente molesto a lo que ella ríe. -          Puedo hacerlo y lo hare – responde ella con seguridad algo que comienza a gustar. – la boda se cancela, no voy a casarme contigo.   -          No puedes tirar nuestra relación a la basura por una insignificante infidelidad -  siento que el pulso se me acelera y cuando estoy por intervenir ella estalla en una sonora carcajada lo que me sorprende. -          ¿te recuerdo quién soy? – pregunta ella con superioridad – Selene Faragov, hija mayor de Marcel y Valquiria Faragov, dos de los mejores y más importantes empresarios de nuestro país. – sonrió observándola con orgullo – Selene Faragov, CEO de industrias Spegov y empresaria del año a nivel mundial. ¿crees que yo, aceptaría algo menos que lo que mis padres tienen? ¿Qué aceptaría algo menos que ser la única en la vida de un hombre? -          Estas siendo algo presuntuosa por algo tan insignificante – vuelve a decir molesto. -          La boda se cancela, es todo lo que diré – sin más ella se da la vuelta para salir de lugar, pero el vuelve a tomarla del brazo por lo que decido intervenir poniéndome tras ella observando de forma intimidante. -          Vuelve a tocarla y te corto las manos – hablo observándolo a los ojos desafiante. Si bien él es alto, yo lo soy aún más por lo que adopto un porte de superioridad que parece incomodarlo. -          Esto es entre mi prometida y yo – habla a lo que ella niega con la cabeza mientras se quita el anillo entregándoselo. -          Si lo vendes, puedes comprarle algo lindo a mujer con la que estabas hace un rato – sin más ella se da la vuelta saliendo del lugar dejándonos solos. -          Esto no va a quedarse así – dice él amenazante lo que me hace reír al darme cuenta de quién se trata. -          ¿sabes quién soy? – pregunto metiendo mis manos en mis bolsillos dando un paso hacia él. -          Amaris Sinclair – responde a lo que yo sonrió con superioridad. -          Más te vale no olvidarlo – respondo antes de darme la vuelta para salir de allí encontrándome de frente con Selene que me sonríe traviesa. -          Podía manejarlo – dice recostándose en la pared tras ella - ¿me recuerdas? -          Como no hacerlo, si he deseado volver a verte desde hace diez años – respondo a lo que ella sonríe – felicidades por el premio. -          Eras el favorito – responde ella a lo que yo me acerco lentamente. -          No suelo perder con frecuencia – respondo con sinceridad – pero no me importaría perder contra ti las veces que sean necesarias – me acerco al punto que nuestros alientos se mezclan mientras nos miramos a los ojos. -          ¿hija? – escuchamos la voz de un hombre que nos hace separar volviendo la mirada encontrándonos con Marcel Faragov que nos observa confundido. -          Papá… - comienza a decir ella mientras su padre se acerca a nosotros. -          Amaris – habla Marcel a modo de saludo. -          Señor Faragov – extiendo mi mamo hacia él que la toma observándome a los ojos a modo de advertencia, pero cuando estoy por hablar Sele intervine caminando hacia su padre tomándolo del brazo. -          Fue un placer conocerte – dice ella guiñándome un ojo antes de irse de allí con su padre que la observa muy serio. Cuando los pierdo de vista vuelvo hasta el salón donde busco a mi familia viendo que se encuentran hablando con algunos empresarios. Al acercarme a ellos mi madre me observa sonriente a lo que yo asiento levemente con la cabeza, tomo una copa de champaña buscando a Selene con la mirada, pero no la encuentro. -          Hace poco se fueron – susurra mi madre solo para yo la escuche. -          Quiero casarme con ella – digo a lo que ella abre los ojos como platos llamando la atención de mi padre que nos observa interrogante. -          Va a casarse con Connor Davis – dice mi madre alejándonos un poco de los demás. -          Ella cancelo la boda – respondo tomando mi celular enviándole un mensaje a mi asistente para que me consiga el número de Selene, pero en ese momento se acerca un mesero a nosotros. -          Disculpe señor Sinclair – dice el joven extendiéndome una tarjeta negra – dejaron esto para usted. -          Gracias – digo tomándola, sonrió ampliamente al ver el logo de la tarjeta y al darle la vuelta su nombre. Tomo de mi billetera quinientos dólares y se los entregó al chico. -          Amaris – escucho a mi primo lo que hace que levante la mirada viéndolo junto a un empresario alemán – te presento a Blaz Wagner – dice mientras el hombre y yo estrechamos nuestras manos. -          Un gusto conocerlo – dice Blaz mirándome a los ojos – me informaron que hace poco usted posee una rara joya. -          En realidad, son dos – digo haciéndolo reír. -          El diamante n***o, quiero comprarlo – observo a mi madre que sonríe negando con la cabeza – no importa el precio, lo quiero. -          Lo siento, ese diamante ya tiene dueña… 
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