Guardó todo de nuevo con prisa, revisó la primera documentación para buscar la dirección de aquel lugar. —Bingo. —alcanzó una pluma y una hoja, escribió a gran velocidad con el temor de ser pillada por alguien. Acomodó todo y dejó aquella punta en la esquina del fondo falso, acomodó las carpetas y cerró el cajón. Se levantó y salió a toda prisa, lamentablemente chocó con el ama de llaves, tirando al suelo las toallas dobladas. —Disculpa, no vi que venías. —el ama de llaves también se disculpó, pero notó el sonrojo de las mejillas de Mila, levantó la mirada y notó que había salido del despacho del señor Harper. — ¿Estaba en el despacho del señor Harper? —preguntó, Mila intentando mostrarse tranquila, le sonrió al mismo tiempo que afirmó. —Hice una llamada a la hacienda, pero nadie ha c

