Mila miró a los ojos de John, quien seguía sin decir nada. — "¿Apagar el calor que he provocado?" —susurró John, empezando a entender el momento. Mila asintió y mordió su labio inferior, tiró un poco más de su camisa de donde estaban sus manos sostenidas. Por un momento, John pensó: "Debe de estar aún dormida". — ¿Señor Harper? —Mila lo devolvió a la realidad. John intentó reponerse, pues no se había dado cuenta de su erección, pero Mila era ruda. —Mila, creo que aún estás dormida y no sabes de lo que hablas. ¿Calor? Encenderé el aire central de la habitación... —tomó con una mano su muñeca para detener su agarre. —No estoy dormida, Harper, soy tu esposa, ¿verdad? —John frunció el ceño ante su pregunta. —Sabes que sí, Mila —Mila sonrió. —Entonces, una de tus obligaciones es tener a

