Capitulo 37 - La isla

2811 Words
Kol Helheim.Ubicación: Mar del Norte. Hora: 10:30 pm. (Horas después de la conversación de Kol y Valkiria)   La absoluta oscuridad nos rodea, el agua helada choca constantemente contra mi cuerpo mientras braceo contra la fuerte corriente que hace de esta prueba algo muchísimo más complicada de lo que la había planeado, pero me viene de maravilla, mientras más difícil sea todo mejor para mí y peor para Valkiria. Miro sobre mi hombro deteniéndome, su cuerpo a varios metros de distancia se encuentra lidiando con la marea. No puedo evitar reír y negar con la cabeza antes de ajustar las lentillas para ubicar la isla a la que nos dirigimos. Sonrió cuando logro verla gracias a ellas, estamos quizás a un kilómetro de distancia. Justo del lado oeste de la isla a unos 15 kilómetros del lugar que visitaremos además consciente que de este lado de la isla la marea suele ser más fuerte y terrible decidí dejar el yate hace cerca de dos horas, la mitad del camino lo hicimos en un pequeño y moderno bote hasta que decidí que era tiempo de entrar al agua. La temperatura a nuestro alrededor desciende conforme avanzan las horas y si no se da prisa Valkiria podría sufrir de otra jodida hipotermia eso si no logra controlar su cuerpo. El equipo que estamos usando nos protege bastante, al menos el mío, el suyo solo está programado para mantener el calor de su cuerpo. — ¿Bunderson? — hablo por el intercomunicador y espero, cuando giro el rostro para verla. — ¿Qué coño… quieres? — responde agitada deteniéndote. — Eres demasiado lenta y no creo que quieras que te devoren los tiburones…— me burlo. — No hay tiburones en las aguas del Norte Kol, son demasiado frías…— suelta como si fuera idiota y rio. — Pues si no mueves el culo y me sigues morirás…— me giro y empiezo a nadar nuevamente. — Me aburres con tus amenazas…— deja caer y rio. Después de unos diez minutos nadando me detengo una vez más para chequear que me siga, efectivamente está a unos tres metros de mí. Por lo que ha acelerado el paso y eso me agrada. Aguardo por ella pero tarda más de cinco minutos en llegar hasta a mí por lo que reinicio la marcha dejándola nuevamente atrás. Cuando la marea y la corriente se hace cada vez más violenta vuelvo a detenerme para poder ubicarme y revisar a Valkiria que me sigue cada vez mas de cerca. Ubico el costado izquierdo de la isla y reparo en la señal anclada en el acantilado. Nuestro punto de salida es en ese dirección. Miro hacia el cielo y rio negando con la cabeza. — Valkiria los dioses se cagan en ti…— me burlo hablándole por el intercomunicador. — ¿De qué hablas? — pregunta después de unos segundos en silencio. — Tenemos que darnos prisa, no quiero estar en el agua cuando la tormenta inicie…— me limito a responder sonriendo con malicia. — Mierda…— la escucho mascullar y me pongo en movimiento una vez más. Unos minutos después cuando miro sobre mí hombro Valkiria lucha con el fuerte oleaje pero esta quizás a un metro de distancia. No lo está haciendo tan mal como creí que lo haría. Pero veremos qué tal le va en tierra firme. Las olas cada vez son más altas y violentas conforme nos acercamos al sector del acantilado que utilizaremos para salir. Valkiria me observa en la oscuridad mientras el agua salada gotea de su rostro. Sonrió con malicia señalando el costado de una roca donde una cuerda pende de esta. Sus ojos se abren como platos y niega con la cabeza. — ¿Es una maldita broma no es así? — pregunta jadeando y escupiendo agua por la boca. — Andando empezara a llover pronto…— ella nada hacia la roca lidiando con las olas y comienza la lucha por alcanzar la punta de la soga. Rio nadando hacia ella y una vez la alcanzo una enorme ola impacta contra nosotros haciendo que su cuerpo golpee los bordes filosos de la roca y la escucho quejarse. El costado de mi cuerpo también golpea la roca pero gracias al traje los bordes filosos no me hacen daño, cosa que no puedo decir de ella. — Mierda me abrí el costado otra vez…— se queja y niego con la cabeza activando las púas en los zapatos de mí traje y clavándola con fuerza en la roca para poder impulsarme y tomar la punta de la soga. Otra ola choca contra nosotros impidiendo que la vea, la espuma cubre todo y de pronto la veo, luchando por alcanzarme, un poco más y extiende su mano hacia mí, tiendo mi mano cuando esta por tomarla rio y la retiro impulsándome hacia arriba escalando por la roca. — ¿Hel? — Grita y continuo ascendiendo — eres un maldito imbécil…— se queja y vuelvo a reír. — Nos vemos arriba Bunderson…— me burlo. Varios metros más arriba el resto de la soga descansa en el suelo, aflojo un poco el amarre y lo hago un poco más largo solo lo suficiente como para que sus dedos lo rocen. Una vez término me asomo por el borde donde puedo verla intentar tomar la soga con desesperación. — Tienes cinco minutos Bunderson sino me iré y te dejare…— murmuro divertido mientras quito el bolso que llevo a mi espalda y empiezo a sacar ropa seca para cambiarme. — No me jodas Helheim…— grita enfurecida y rio mientras quito el traje de mi cuerpo. Dos minutos después tengo ropa completamente seca sobre, me asomo al acantilado y para su buena suerte ya ha logrado tomar la soga, mas no ha iniciado el ascenso. Las olas se lo hacen cada vez más difícil y para su desgracia las gotas de agua empiezan a caer con fuerza del cielo. — Valkiria si no te das prisa el mar va a tragarte viva…— el peligro en este lado del mar del norte son precisamente las tormentas. Son bestiales y salvajes, con olas de más de cinco metros aunado a ello, la temperatura desciende muchísimo más con ellas. Tres minutos después la veo ascender, lenta y penosamente, por lo que es tiempo de ponerme en marcha. Tomo nuevamente mi mochila y la acomodo sobre mi espalda, despegando un pequeño bolso portátil con la información que necesita Valkiria para poder pasar la prueba. Me pongo en pie peinando mi cabello mojada hacia atrás y vuelvo asomarme por el borde del acantilado. — Nos vemos Bunderson…— grito, mi voz filtrándose entre el ruido de la lluvia y los truenos. Me giro y echo andar para poder encontrarme con Lurleen a cinco kilómetros de aquí. Sonrió consciente que puede morir solo en el ascenso cosa que espero que no haga porque de lo contrario iré al infierno por su maldita alma y la torturare tanto como pueda.   Valkiria Bunderson.  El frio cala mis huesos, las gruesas gotas de agua chocan contra mi piel y me estremezco con cada impulso que hago para moverme y llegar a la sima. Mi cuerpo tiembla con descontrol gracias lo mojada que estoy y también por el dolor de mi cuerpo. Miro hacia arriba intentando divisar el final del rocoso acantilado pero no logro ver nada. En el ruido de la tormenta escucho la voz de Kol hacer eco y filtrarse a través de todo el caos que me rodea, solo alcanzo a escuchar mi apellido pero estoy odiándolo por hacer esto. No tengo idea que demonios quiere hacer en esta maldita isla, pero por el aspecto que tiene estoy casi segura que estamos cerca de escocia. Y gracias a sus última pregunta antes de alistarnos en el yate algo me dice que esto tiene que ver con el supuesto entrenamiento al que está sometiéndome. Desde mi perspectiva no es más que una excusa muy buena para joderme y enloquecerme. Si mi vida era aburrida la suya debe ser tres veces peor porque dedicarse a molestarme a mí en vez de matarme no tiene el menor sentido para mí. Pero venga es Kol Helheim y desde que lo conozco no ha hecho nada más que intrigarme gracias a sus actitudes. Un relámpago ilumina todo a mí alrededor y mi pecho se estremece ante la magnificencia del lugar. Las olas debajo de mi amenazando con tragarme viva tal cual dijo Kol y sobre mi cabeza al menos unos seis metros más de risco. Respiro frustrada elevando mi brazo para tomar la soga una vez más y es cuando me doy cuenta que mis manos están desnudas y las de Kol llevaban guantes. — Hijo de puta…— murmuro a la nada cuando mis manos se cierran sobre la soga y al tirar de mi hacia arriba estas resbalan ligeramente y se queman un poco más — mil veces hijo de puta — repito acomodando mis botas sobre la roca y resbalando nuevamente. Mi corazón se agita y miro hacia abajo sosteniéndome como un maldito gato a un árbol. Respiro profundo y hago un esfuerzo por terminar de subir. Después de lo que se me antoja una eternidad finalmente coloco mi mano sobre el borde de la roca que está en la cima. Cuando termino de caer en el rocoso lugar me estremezco y mis músculos gritan doloridos cuando me digno a eleva el rostro extrañando los comentarios burlescos y pesados de Kol descubro que estoy completa y absolutamente sola. Mi corazón se salta un latido y me reincorporo de golpe ansiosa. — ¿Kol? — lo llamo pero solo escucho el agua golpear el acantilado, la lluvia y los truenos. Miro a mí alrededor tratando de ubicarme o ver si está a algunos metros de aquí, pero no logro ver nada. Cierro los ojos y trato de centrarme recordando las últimas pocas cosas que me dijo antes que volviera a ignorar mi existencia. — Solo podemos estar en la isla 48 horas, así que no te pierdas, si lo haces morirás allí…— sus ojos me buscan y me ve con diversión — haremos el camino hasta la isla juntos si no me sigues el paso te dejare atrás, una vez finalicen las 48 horas iré al punto de extracción y me iré con o sin ti — se gira colocando su mochila sobre su espalda y luego vuelve a verme. — ¿Por qué crees que no voy a seguirte el paso? — pregunto cruzando mis brazos. — Algo me lo dice — se encoge de hombros y toma una pequeña mochila negra del suelo — aquí dentro tendrás todo lo que necesitas para encontrarme…— me aclara colocando el bolso sobre el otro en su espalda — una brújula, un mapa señalando las ubicaciones que debes visitar y el punto de extracción, todo está igual como lo hacían en las pruebas…— un escalofrió recorre mi espalda con la mención de la pruebas y asiento. — No vamos a separarnos…— comento colocando mi mochila en mi espalda. El ríe divertido y asiente dándome la razón aunque sé muy bien que no me cree. — Asegúrate de no perderte en el agua…— me tiende una pequeña caja negra con un borde azul — usa la lentillas para proteger tus ojos y activa la visión nocturna…— con eso se gira y sonríe en mi dirección antes de dejarse caer al agua. — Idiota…— murmuro tomando las lentillas del interior de la caja y quedando maravillada con ellas. Son mucho más finas que las ultimas que utilice, las coloco sobre mis ojos y ni siquiera soy capaz de sentirlas. Unos segundos después un ligero ardor se siente en ellos y luego aparece frente a mis ojos la configuración de las lentillas. La tecnología disponible para Stillhet es tan jodidamente avanzada que estas lentillas se conectan directamente con la corteza cerebral y solo tengo que pensar en lo que quiero para que ocurra. Unos segundos después están configuradas y ajustadas a la visión nocturna, me acerco al borde del bote y me dejo caer al agua, el frio me entumece el cuerpo de inmediato y al salir a la superficie trato de ubicar a Kol sobre las olas. Pronto lo diviso al menos a unos diez metros de mí. — Eres un desastre Bunderson ni cinco minutos de haber iniciado esto y ya te quedaste atrás…— lo escucho burlarse a través del intercomunicador y pongo los ojos en blanco — date prisa Valkiria o lo lamentaras…— luego de esas palabras no vuelvo a escucharlo más por lo que comienzo a nadar. Miro a mí alrededor buscando la mochila que se supone que tiene todo lo que necesito. La encuentro justo junto a la soga a unos pocos centímetros de mis pies. Con rapidez me quito la mochila de mi espalda y temblando la abro en busca de ropa seca y térmica. En cuanto meto mis manos dentro del bolso y tiro de la ropa una tira larga de tela sale de esta. Frunzo el ceño y con prisas reviso el interior de la mochila descubriendo que toda la ropa que empaque está hecha girones. — Eres un bastardo hijo de puta ¿Qué coño le hiciste mi ropa?…— le espeto a Kol por el intercomunicador y lo escucho reír a carcajadas. — ¿Tu ropa? — Ríe una vez más y luego continua —Te dije que no tomaras mis cosas Valkiria…— suelta divertido y golpeo la mochila consciente que el maldito en algún momento hizo esto. — ¿Estas enfermo? Uso tus mierdas en la mansión — suelto a la nada regresando los girones de ropa al interior del bolso tratando de evitar que se mojen. — El tiempo corre Bunderson y la oscuridad te acecha…— en cuanto murmura esas palabras mi cuerpo se tensa y elevo el rostro dándome cuenta que tiene razón. Todo a mí alrededor esta oscuro más cada tanto todo se ilumina por la luz de los rayos. Por eso no había caído en cuenta de la oscuridad. Mi corazón late desbocado y niego con la cabeza. Solo está distrayéndome es todo. Temblando de pies a cabeza gracias al maldito de Kol y su egoísmo de mierda tomo el bolso portátil y lo abro. Dentro están todas las cosas que dijo que hallaría, solo que el mapa no es un trozo de papel como creí que sería sino una tableta de última generación. La enciendo con manos temblorosas tratando de evitar que el agua la moje pero notando de inmediato que es impermeable como todos los equipos que tenemos puestos o hemos empacado. En cuanto se ilumina la pantalla la imagen de Sköll el lobo de Hel me recibe y no puedo evitar sonreír al notar que este equipo es de su uso personal y que le tiene afecto al animal. Algo que no deja de sorprenderme, su actitud ante los animales es tan distinta. Presiono el icono que dice mi nombre en la pantalla y de inmediato una isla en 3D se eleva de la pantalla mostrándome un holograma de esta. Mi nombre flota sobre la cabeza de una Valkiria y sonrió como tonta al ver que es una versión de mi rostro con una armadura de las antiguas guerreras. Reviso el mapa del lugar buscando a Kol y lo ubico un par de kilómetros hacia el noreste de mi ubicación, su nombre flota sobre una nube de humo oscura, sonrió porque es tan jodidamente él. Mientras reviso el mapa en busca de las ubicaciones a donde debo dirigirme localizo otro nombre flotando al norte de la posición de Kol. Es un dragón rojo con el nombre Elemento Dragón. Mi ceño se frunce y giro la estructura tratando de descubrir de quién demonios se trata. Asumo que es el objetivo o por la razón por la que Kol ha venido aquí. Una vez ubicados los puntos a donde debo ir —uno de ellos es el mismo lugar donde se encuentra el Elemento Dragon— coloco la mochila en mi espalda y meto la tableta en el bolsillo del frente de mi uniforme. Una vez ajusto todo empiezo a caminar. Siguiendo el mismo camino que asumo que Kol tomo. Trato de olvidarme del frio, los temblores y el dolor de mi cuerpo que se queja con cada paso que doy. Las puntadas en mi costado me recuerdan que mi herida posiblemente se ha vuelto abrir o tengo una nueva cosa que me hace sentir un poco de coraje contra Kol.        
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