Capítulo 15 - Sköll

2074 Words
Kol Helheim.Ubicación: Berlín - Alemania Hora: 11:32 pm (Varias horas después de la ducha junto a Val)   Tecleo con rapidez los códigos que me darán acceso a los documentos que tengo sobre mi objetivo, los que he ido anexando a su archivo. No es mucho ya que solo he conseguido cosas sobre ella mediante la interacción. Ya contaba con su descaro pero lo que hizo en la tina no solo me causo gracia también fue divertido ver lo desesperada que esta por mi atención. Cosa que no lograra captar, porque mi único interés saber porque demonios Aren la quiere muerta si se supone que ya murió. Me echo hacia atrás en el sillón y suspiro. — Erika ¿Qué está haciendo el objetivo? — pregunto mientras busco alguna coincidencia de su rostro en algún otro lugar del mundo. — Sentada en el sofá de la sala haciendo zapping…— elevo una de mis cejas y niego con la cabeza. Hace un par de horas que salí de la ducha después de lo que hizo y debo confesarlo le daré méritos por pajas con los pies. Aunque lo mejor fue haberla dejado deseosa de hacer algo más. Tristemente no tiene absolutamente nada en su cuerpo que desee mirar más de cerca. Demasiada piel tersa y limpia, un cuerpo como el de ella debería tener líneas  de colores que lo decoren y realcen. Pero para gustos colores y ella no es mi tipo. Me pongo en pie y salgo de la habitación apagando todo detrás de mí. Cuando salgo a la sala encuentro a Val justo haciendo lo que Erika comento. Paso delante detrás de ella para cerrar el ventanal, el ruido llama su atención y se pone en pie. — Hel…— me llama pero la ignoro — vamos Hel no puedes seguir ignorándome — sonrió de lado y me giro para verla. — Mírame…— con eso paso junto a ella y regreso al sofá, tomo el control remoto y apago el televisor. — Erika activa el sistema de seguridad… — Claro Hel ¿necesitas algo más? — pregunta mi asistente mientras camino por el pasillo y siento a Val seguirme. — No, es todo… — Vine aquí creyendo que quizás podríamos pasarla bien, pero eres un amargado de mierda…— me espeta y continuo ignorándola. Una vez en mi habitación me deshago de mi camisa y el short que llevo puesto bajo su atenta mirada. Sus ojos una vez más me devoran y solo puedo contener la sonrisa que pugna por salir, es en extremo descarada y no parece molestarle que note sus ganas. — Creíste mal Val, no tengo ningún interés en que estés aquí o que te involucres conmigo…— camino hacia la cama y quito las sabanas para acostarme. — ¿Cómo lo haces? — pregunta cruzando sus brazos sobre su pecho. — ¿El qué? — Ignorarme como lo haces, no hacer un jodido gesto mientras te masturban…— suelta entre dientes y rio suavemente elevando una mis cejas. — ¿Te molesto eso? — pregunto en tono burlón. — No, solo tengo curiosidad de saber cómo lo resististe…— suelta caminando hacia la cama. Con sensualidad tira de la camiseta que lleva puesta —que debo acotar es mía— y la saca sobre su cabeza, dejándola caer en el suelo, dejando expuesto sus pechos, lleva un bóxer n***o puesto —que también es mío y le queda grande— que baila en sus caderas y no puedo evitar reír. Sin prestarme atención, toma las sabanas y también las hace a un lado haciendo que eleve una de mis cejas. — ¿Qué haces exactamente? — le pregunto cuando se sienta en la cama y me observa. — ¿Vas a dormir no? — pregunta con una sonrisa coqueta en los labios y pongo los ojos en blanco. — Si, eso hare…— con esas palabras me meto debajo de las sabanas le doy la espalda y apago la luz de la mesita de noche — Erika las luces por favor…— tras pedirlo mi habitación queda en completa oscuridad — gracias Erika — ¿Algo mas Hel? — Buenas noches Erika…— respondo con simpleza. — Buenas noches Hel. Me gustaría decir que también en completo silencio pero, es un chiste cuando Val empieza a moverse entre las sabanas y a bufar con fastidio. Cierro los ojos y me relajo. Unos minutos después mi objetivo permanece en tranquila, sonrió cuando se pega un poco más a mi cuerpo y una de sus manos empieza a trazar los músculos de mi espalda. Las yemas de sus dedos se desplazan con lentitud y suavidad, como si estuviera dibujando la forma de cada uno de ellos, como si de alguna forma con hacer eso lograra tranquilizar sus pensamientos. — Hel…— me llama pero permanezco en silencio, la escucho suspirar y su frente se posa sobre mi espalda — ¿Por qué hiciste esas cosas para luego tratarme como lo estás haciendo? — murmura y sonrió, si supiera que mi único objetivo es asesinarla no habría vuelto, ni estaría haciendo todos estos intentos por tener mi atención — odio no poder entender lo que ocurre a mi alrededor y tú eres un puto misterio…— continua, suena frustrada y me parece tan tonto que esté hablando sola creyendo que estoy dormido — ¿además como mierdas soportas que te masturben y no tienes ninguna puta reacción? — eso en definitiva la tiene más curiosa de lo que pensé. Separa su rostro de mi espalda y respira profundamente antes de removerse entre las sabanas, pronto su cuerpo se aleja del mío y la siento ponerse de espaldas a mí. Sin poder evitarlo sonrió porque mi objetivo resulta ser algo extraño, no parece guardar nada bajo esa apariencia de chica sexy, pero después de ver ese maletín sé muy bien que oculta algo. después de una hora aparentemente está dormida, me acomodo sobre mi espalda y observo el techo durante unos segundos. No soy de dormir mucho y la verdad no tengo sueño, por lo que me pongo salgo de la cama y camino hacia el balcón donde la noche fría me recibe. El cambio de temperatura se evidencia cuando mi piel se eriza y mis músculos se estremecen, pero lo ignoro, recostándome de la baranda. Noches así de frías solo me hacen pensar en las muchísimas veces en que me dejaron en mitad del bosque, hambriento mientras nevaba. Respiro profundo llenándome con el olor a pino que me trae la brisa desde el bosque que está a un kilómetro de distancia. De pronto un aullido se escucha en la lejanía y sonrió, girando mis ojos en dirección al bosque. Reconociendo el sonido, me giro y regreso a la habitación, donde Val se ha movido y ahora acapara el centro de mi jodida cama. Me detengo mirándola. No entiendo como es capaz de dormir en un lugar que no conoce junto al tipo que la noqueo, drogo y desvistió. Camino hacia el vestier, tomando un deportivo, una sudadera de algodón y un suéter con capucha, me coloco medias y zapatos deportivos una vez estoy listo, regreso hacia la habitación, pasando completamente de mi objetivo que no se ha dado cuenta que con cada acercamiento que tiene a mí, camina directo a su muerte. Salgo de la mi habitación dejándola sola, camino por el pasillo que me lleva  a la parte de atrás de la casa, al llegar a la puerta que me aleja del exterior presiono un punto en la pared donde se despliega un panel de control, marco el código y la puerta se abre automáticamente. — Erika mantén la puerta abierta… — Si Hel, ¿quieres que te avise si el objetivo despierta? — sonrió. — No, está bien volveré más tarde y Erika sabes lo que tienes que hacer…— con eso salgo de la casa y me encamino al bosque.   Valkiria Bunderson. Arde. Duele. Quema. Mi cuerpo se estremece cuando intento moverme y desisto en el intento de hacerlo, parpadeo tratando de aclarar mi vista pero las lágrimas me empañan los ojos. Respiro profundo recordando todos los entrenamientos por lo que papa me hizo pasar y muerdo fuerte conteniendo un quejido. Si me quejo papa me castigar y no quiero más dolor. Las lágrimas resbalan por mis mejillas y logro aclarar un poco mi vista. Cuando lo logro solo veo fuego, humo y destrucción a mí alrededor. Intento mover mis piernas para alejarme del fuego pero el dolor que me atraviesa al intentar hacerlo es demasiado grande. — Si quieres vivir tienes que salir por ti misma, nadie te va a salvar Valkiria…— esas son las palabras que me repito una y otra vez. Las mismas que mi padre me decía cuando estaba por darme por vencida. Mis parpados pesan una barbaridad pero haciendo acopio de toda la fuerza que me resto los abro y empiezo arrastrarme entre escombros y ceniza, huyendo de las llamas que amenazan con alcanzarme y terminar con lo que el misil no pudo. Elevo mi rostro un poco y logro ver el desastre que se cierne a mi alrededor, los ojos me arden y no sé si es por las lágrimas o el mismo humo pero lo ignoro y continuo arrastrándome. El dolor es cada vez más intenso en mi pierna o simplemente me hago más consciente de él. Los oídos me pitan y el crepitar de las llamas cada vez se hace más pronunciado– Apoyo mis manos al suelo intentando levantarme, necesito salir de aquí, sea quien sea que haya hecho esto posiblemente vendrá a confirmar si logro su cometido. — ¿Ull? — murmuro tratando de comunicarme con mi asistente virtual. La interferencia que escucho en mi oído me hace saber que de alguna forma el sistema sigue activo aunque muy dañado. — ¿Ull? — insisto sentándome cerca de un trozo de concreto. — Val, tienes que…— escucho su voz entrecortada en el mismo instante en que un acceso de tos me lleva al suelo. El abdomen me duele con cada espasmo y cierro mis ojos presionando con fuerza. Me entrenaron para soportar dolor, para resistir cualquier tipo de tortura y me prepararon para recibir la muerte con tranquilidad. Pero la verdad es que no quiero morir. Sollozo cuando el dolor en mi pierna izquierda se intensifica y busco la razón de esto, mis ojos se abren como platos al ver la forma antinatural en que esta torcida, una parte del hueso sobresale de la piel y la sola escena me seca aún más la garganta. — Tengo que salir de aquí…— murmuro, para mí mismo animándome hacerlo. Pero la verdad no me queda casi fuerzas. Respiro profundo y hago un último esfuerzo, uno por ponerme en pie. De alguna forma lo logro, tambaleándome y arrastrando el desastre que tengo por pierna cojeo hacia donde creo que es la salida. Mientras lo hago una puntada se repite con mayor intensidad en mi costado sobre mi cadera. La vista se me nubla y creo que voy a volver a caer, tropiezo con mis pies y finalmente caigo, sobre mi cadera el dolor se hace más intenso y siento el sabor metalizo y ferroso de la sangre en mi boca, toso llenándome de dolor más sangre saliendo y salpicando el suelo… elevo el rostro buscando algo a lo que aferrarme pero no hay nada, ni nadie hasta que entre el humo logro ver una sombra… Me levanto de golpe con la respiración agitada y bañada en sudor, con lágrimas corriendo por mis mejillas y la desesperación mordiéndome el pecho. Miro a mí alrededor sin saber dónde demonios estoy. Tardo varios segundos recordar que estoy en la casa de Hel compartiendo cama con él. Cuando lo busco a mi lado noto que esta vacía la cama y mi ceño se frunce. De pronto la luz del pasillo de fuera de su habitación se enciende y me pongo en alerta de inmediato. El silencio a mi alrededor es tanto que comienzo a ponerme ansiosa. Tiro de las sabanas que me cubren y salgo de la cama, tomo la camiseta que tenía puesta del suelo para ponérmela, cuando alcanzo la puerta ojeo un poco el exterior para dar   
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD