Capítulo 17: Falsa amabilidad

726 Words
Marcela  –Creo que está equivocada señorita Praga, –respondió Helena, mostrando un gesto imperturbable para disimular su impresión– el estar saliendo con él no lo hace de su propiedad, solo demuestra que lo ve como un objeto.  –Helena, por favor, no sigas… –pidió, sabiendo que la psicóloga no sacaría nada bueno si seguía respondiendo al pie de la letra–  –Quien parece verlo como un objeto eres tú, pidiéndole tantas explicaciones sobre lo que hace. ¿No quieres colocarle un GPS también?  –Lo haría, pero creo que usted ya se adelantó. –Es que él accedió voluntariamente a salir conmigo, no tuve que arrastrarme para tener una oportunidad, como claramente lo estás haciendo tú. –agité mi cabello con soberbia– y es obvio que no fue por el apellido, es porque me muestro tal cual y no me escondo tras una falsa amabilidad.   –Eres una víbora –me insultó, sacando por fin aquella personalidad que pretendía ocultar–  –Tu también lo eres, pero quieres hacernos creer que no. Zorra.  La vi aproximarse con molestia, quizá para pegarme o solo para intimidarme, pero no lo logró. Yo tenía muy claro que si me ponía un dedo encima, procedería a responder con la misma acción.  –¡Basta! ¿Qué sucede con ustedes dos? –se interpuso Ethan antes de que nos enzarzamos en una pelea en medio del pasillo–  –¿De verdad estás saliendo con esta mujer? ¡No lo puedo creer Ethan! ¿Es por el dinero?  Al parecer aquel comentario no solo me exasperó a mi, también al mismo hombre por el que estábamos discutiendo, ya que giró a verla con una expresión dura que agradecí no fuera para mi.  –¿No dices ser mi amiga? Me conoces, sabes que jamás saldría con alguien por dinero.  Al parecer no esperó esa reacción, puesto que le dio como respuesta un gesto desencajado.  –Salgamos de aquí Marcela –me indicó, guiándome hacía la salida– no quiero lidiar con más de sus peleas.  –¡No puedes dejarme así! Se supone que venía a hablar contigo. Aparece esta mujer de repente y te vas tras ella… Ethan ignoró todos sus llamados, tomó mi mano y me apartó de Helena. Antes de retirarme le dirigí una última mirada ganadora, me permití sonreírle mostrándole los dientes, ella pretendió fulminarme con la mirada, pero yo seguía muy viva y campante.  No escuché otra palabra hasta que salimos fuera de la clínica en el jardín frontal de la entrada. Allí me soltó y se apartó de mí para respirar, tratando de contener la ira.  Al cabo de unos minutos se giró hacia mí, con un gesto desaprobatorio que por poco provocó que me lanzara hacía él para robarle un apasionado beso.  –¿Qué se supone que fue eso? ¿Por qué ofendiste de esa forma a Helena? Ella no te hizo nada. –Seré una loca, pero no tonta. Es evidente que esa tipa te estaba haciendo una escena de celos y tu estabas cayendo al darle explicaciones. ¿No te das cuenta?  –Helena y yo hemos sido amigos por años. –Entonces he ahí el problema, estuvieron juntos tantos años que ahora se siente con derecho a cuestionar lo que haces y con quien  andas. –suspiré– No estoy para lidiar con este tipo de cosas, sabes que no soy alguien precisamente sociable…  –Entonces ¿Qué haces aquí? –Cuestionó y aquello me frustró más– –Estoy aquí porque es evidente que el día de la boda de Bianca las cosas no salieron bien. Te enteraste de asuntos que no debías y supuse que ahora tenías otra perspectiva de mi. Pretendía explicarte, decirte que no soy tan mala como lo piensan todos, pero es evidente que no hace falta. Vi sus ojos revolotear por el cielo hasta llegar a los míos. Quizá no esperaba una razón como esa para estar ahí.  –Ya veo que también tienes una persona que te alejará de mí antes de que siquiera seamos cercanos. –concreté dándome media vuelta– Por suerte me di cuenta a tiempo. Adiós Ethan.  –¡Por todos los cielos! ¡Eres una dramática! –exclamó mientras yo me iba– Marcela, detente. Regresa y hablemos. Pero ya era muy tarde.
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