Capítulo 10: Coqueteando contigo

570 Words
Marcela –¿Te sientes bien? –preguntó Samuel alcanzándome un vaso con agua–  –Sí, no es para tanto, creo que solo tuve un ataque de pánico –mentí– afortunadamente Ethan estaba ahí para ayudarme antes de salir corriendo.  No tuve más opción que decirle aquella mentira para no caer en lo ridículo, Ethan pareció sorprendido pero a fin de cuentas apoyó mi invento.  –Deberías ir a un médico, –me aconsejó arrodillándose frente a mí para revisar la palidez de mi rostro– solo para asegurarte de que todo esté bien, si quieres puedo llevarte al doctor del hotel.  –No hace falta, Ethan es médico y no vio nada malo en mi. Bueno, es pediatra, pero ya sabes…  Samuel miró a Ethan y extendió la mano para presentarse, con tanto ajetreo no había tenido tiempo de saludarlo como era debido.  –Lamento no haberme presentado antes, soy Samuel Ivanno, cuñado de Alexander Bellini.  –Ethan Maroni –respondió el mencionado aceptando el saludo con cortesía. Aquella presentación se me hizo un problema más grande, sin pretenderlo, Ethan empezaba a conocer a toda la familia– soy el pediatra de Luciana Bellini.  –¿De Luciana? ¡Vaya! Cuida de ella por favor, es la joya de la familia.  Al menos él era más amable y empático que Alexander.  –Iré a buscar a Alexander no dudes en decirme si necesitas algo Marcela.  Desapareció tras la puerta, tan alegre como siempre. Nunca comprendería a aquel pintoresco personaje, incluso en ciertas ocasiones llegaba a pensar que le tenía un poco de envidia, siempre era calmado y feliz, como yo no.  –Lamento lo de hace rato, –susurró Ethan sacándome de mis pensamientos– no quise ser tan duro contigo, es solo que me sacaste de quicio. Perdona…  –También lo siento, –me disculpé, sorprendiéndome a mí misma por ello– yo te arrastré a este problema, estás aquí cuando podrías vivir tu vida normalmente. –Marcela –llamó, usando una determinación increíble– estoy aquí porque te defendí por voluntad propia y si tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo no dudaría en repetirlo, tú tampoco tenías la culpa de la repentina aparición de ese idiota. Ya sé que eres una persona impulsiva así que debo ser la parte que te traiga a la realidad y a la calma de nuevo cuando se vuelva a repetir.  Mi corazón latió fuerte, hasta ese momento todos me habían pedido cambiar mi actitud, sin embargo, él estaba aceptado lidiar con ella y ser la contraparte que me ayudara a volver en sí. Lo peor de todo era que apenas lo conocía y ya se estaba tomando las molestias que nadie más.  Tragué saliva sonoramente, evitando mirarlo.  –¿Estás coqueteando conmigo?  Respiró intentando contener la risa.  –Estaba tratando de ayudar nada más y disculparme, pero si también funciona de ese modo, no me molesta.  –Después de todo lo que has visto en estos días ¿No te molesta coquetear conmigo?  –Para nada, eres humana –se encogió de hombros– todos tenemos cosas que mejorar. –¿Tu las tienes? –pregunté interesada–  –Desde luego. Varias cosas…  Quería conocerlo, de verdad tenía ganas de saber más de él y entablar al menos algún tipo de amistad. Me preguntaba hasta dónde me permitiría tratar con él, aquellos impulsos insensato que comúnmente me acometía.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD