(Al día siguiente)
—Mi amor…— Le digo cuando escucho a Gianna llorar.
—Uhmmm— Responde entredormida y sonrió.
—La niña…— Explico y ella tan solo se abraza un poco más a la almohada haciéndome sonreír.
—Eres el padre, ve a buscarla…— Me dice con un toque sensual y divertido que me hace reír.
—Ya voy…— Respondo y sin muchas quejas, me desenredo de las sabanas para levantarme de la cama e ir por nuestra niña.
Al entrar al cuarto donde está mi princesa, enciendo la luz y me acerco a ella. Su mirada verdosa se fija en mí y de inmediato su llanto cesa tal y como si lo único que hubiera querido es que yo viniera por ella —Hola princesa hermosa, ¿querías ver a papi? — Le pregunto haciéndole muecas que van cambiando sus lágrimas por sonrisas —Parece que si— Continúo diciéndole mientras la sa
