Prefacio

385 Words
Todo está oscuro. Así debe ser. La expectativa que crea la espera, más no saber en qué momento comenzará el show, crea un estado de nirvana que los que mueven este mundo saben aprovechar. Y es mi momento. Con mi cuerpo brillante de aceites que me harán brillar, la dosis exacta de cera para no resbalarme en el tubo, debería sentir nervios; pero no lo hago. En este momento previo, solo me llena un sentimiento, ira. Y durante mi presentación, suelo poner mi confianza en la rabia y la decepción, sentimientos fuertes y enérgicos que me llevan a perfeccionar mis movimientos, a hacerlos bruscos y a la vez, perfectos. —Amaia, sales en cinco, cuenta regresiva… Cierro los ojos y respiro profundo. —Cinco…cuatro… Doy un paso, me acerco más a la cortina de terciopelo n***o que separa el antro de la zona trasera. —Tres…dos… Murmullos. Chiflidos. Música instrumental de fondo que alborota el ambiente. —Uno. Se abren las cortinas y una luz rojiza se refleja alrededor del tubo. Pocos han notado mi silueta al fondo de todo y suelo aprovechar ese momento para impactar. Camino bordeando la pasarela y a mi paso, escucho los susurros de los que ya me han visto. Pronto ya todos lo han hecho y comienza el ruido ensordecedor, que por unos segundos no deja escuchar la sensual música de fondo. Llego al tubo, mi mano lo rodea con un delicado movimiento y es entonces, cuando comienza el show. Erótica y provocativa, mi cuerpo se contorsiona, sube y baja por el tubo, al ritmo de una hipnotizante melodía. Poca luz. Silencio. Muchas miradas. Todas encima de mí. La música cambia y ahora todo va in crescendo; mis movimientos se endurecen y comienzo a sentir esa rabia que me corroe y que expulso, con cada segundo. Una rabia que todos ven, pero que malinterpretan, con pasión, con devoción. Arqueo mi cuerpo; mi cabello toca el suelo cuando cuelgo de cabeza solo sosteniéndome de mis pies. Figuras sexys, indecorosas; de esas que muestran un poco de todo, de las que dejan con ganas de más. Todo perfectamente detallado; bien pulido. Para provocar. Para estimular. Para incitar. Y lo logro. Es evidente cuando, al caer de rodillas con mi cuerpo arqueado hacia atrás, el salón irrumpe en una ovación atronadora.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD