El presidente Maúrtua viajó a Bolivia en la mañana, donde estaría tres días. Entonces, mi servicio de una semana terminaría, justo a su retorno. Me presenté ante el comandante en palacio. -Señor, el lunes tengo que reportarme otra vez en mi unidad-, le dije con tono marcial. -El presidente quiere que te quedes-, me dijo él. -Eso lo define el capitán Melgarejo, es mi jefe-, le aclaré. -Por supuesto, subrayó el comandante, ya hemos elevado la solicitud correspondiente- Esa situación empezaba a incomodarme. Eguren lo notó. -Yo creo que debes poner los límites. Te estás metiendo en un gran problema. La prensa descubrirá que el presidente tiene interés por una oficial de la policía y arderá Roma-, me comentó mientras almorzábamos en el comedor. -¿Qué es lo que debo hacer?-, le pregunté.

