La verdad que arde. Valeria Sabía que tenían que hacerlo. Después de que Leonardo me lo contó todo, después de leer los documentos, las pruebas, los nombres, las transferencias… después de ver en blanco y n***o el precio que mi familia estaba dispuesta a pagar para desaparecerme, supe que ya no podía guardar silencio. No con ellos, No con Caleb y Héctor. Mis hermanos, mis verdaderos hermanos. Los que habían cruzado medio mundo por mí. Los que me habían sostenido cuando quise rendirme. Los que me protegieron cuando ni siquiera sabían de qué huía. Pero no podía seguir ocultándoles esto. No podía vivir con esta carga sin compartirla con ellos. Aunque doliera. Aunque quemara. Los cité en el jardín. Camila salió con los niños para darnos privacidad. El sol caía entre los árboles, y el

