En el fondo.

1194 Words
Pasado de Thomas. El timbre habia sonado hace más de diez minutos y el caos en la sala paró casi de golpe, cuando se abrió la puerta a mi lado y entró el profesor, seguido de dos estudiantes nuevas. —Buenas tardes jovenes— saludó el profesor— hoy tenemos a dos estudiantes nuevas que se integrarán a nosotros. Por favor, ayuden a la señorita..disculpa, ¿cuál es tu nombre? — Le preguntó a la primera. —Eloisa— respondió esta sin dejar de buscar el lugar más apartado para sentarse con la vista y con gesto de que deseaba que la presentación terminará pronto. — y a la señorita..—siguió el profesor esperando que la segunda chica respondiera. —Katia Solar— respondió esta con confianza y una sonrisa que dejaba ver que quería hacer amigos. —..a la señorita Eloisa y a la señorita Katia a ponerse al corriente en las materias, y por su puesto, a integrarse a nosotros.— retomó el profesor— Por favor, tomen asiento y saquen sus libros de Historia. Katia tomó el asiento vacío dos mesas más atrás de mi, mientras que Eloisa tomó al final del salón al otro extremo de donde yo estaba. me quedé mirandola unos segundos más mientras todos murmuraban sobre las nuevas integrantes y se giraban a verlas sin tapujos. Katia al parecer ya habia hecho dos nuevas amigas con esa sonrisa que aun mantenía; mientras que Eloisa intentaba colocarse los audifonos que colgaban en su cuello a la vez que negaba a las ofertas de sus obstinados compañeras. Millie y Jenny intentaban que Eloisa se sentará más adelante con ellas. Después de tantas insistencias la chica nueva finalmente cedió. Quizás solo para evitar que la siguieran molestando. Y la clase continuó. Veinte minutos después de guerras y fechas que sólo recordaría hasta el examen, el profesor fijo su vista en la nueva del fondo. —Señorita, ¿podría guardar sus audífonos?— preguntó el profesor sin esperar a que ésta respondiera. La chica nueva solo los enrolló y dejó en su falda mientras seguía escribiendo, como si nada estuviera sucediendo a su alrededor. El profesor, satisfecho, giro nuevamente a la pizarra , a la vez que la chica nueva pasaba uno de los cables de sus audífonos por las mangas y fingía apoyar su cabeza. Era mediados de abril y llegué temprano al Instituto como de costumbre; odiaba los tumultos que se formaban al sonar el timbre de ingreso. Hoy, para mi sorpresa, barricadas de mesas y sillas llenaban las rejas y cubrían la vista de las mamparas de la dirección. — ¡Thomas!—gritó mi amigo Cristopher mientras se acercaba al trote a mi encuentro.—¡entremos!—sin esperar que reaccionará, se acercó a una pequeña puerta en el portón de fierro y madera frente a nosotros y golpeó. —¡¿quién?!— preguntó una voz del otro lado. —¡Soy Cris, de primero!— Contestó mi amigo. —¡buena hermano!, ¿Cómo estás?. —contestó la voz, a la vez que se abría la pequeña puerta.— pasen. Resulta que Cristopher era bastante conocido debido a su carisma y su buen parecido. Lo que nos hizo ingresar sin más preguntas. En el interior solo había un puñado de estudiantes, y en su mayoría de último año. Dos hombres custodiaban el portón junto a una chica. Seguí hacia el interior del patio de recreos y me senté en una de las bancas a las que le daba el sol y la sombra del parrón de glicinas lilas. A mi lado se sentó Cris y frente a mi se pararon el chico que nos recibió y la chica que, al parecer, era su pareja. — Nos lo tomamos anoche— continuó el tipo mientras encendia un cigarro— tenemos que aguantar por sí llegan los pacos ahora.— le paso el cigarro a su acompañante. —Demás que apañan los que lleguen de tercero ahora a las una—dijo la mujer a lo que daba una calada más al cigarro y se lo devolvía al chico. —Demás de si— coincidió Cris— aunque dudo que alguien de nuestro curso se anime más que nosotros— dijo mientras me miraba y volvía para sonreír a los que teníamos frente a nosotros. —Tú eres la chica de ayer en la dirección, ¿eres nueva?— escuché una voz masculina preguntar animosamente en la entrada. —hmm.. si, puede ser— Contestó Eloisa sin mirarlo. A su lado estaba Andrea, la que se había transformado en su compañera inseparable las últimas semanas. —¿están haciendo pancartas?—preguntó Andrea viendo a un montón de latas y telas en el piso— nosotras podemos ayudar dijo sin esperar respuesta. —No se nos ocurre algo que escribir aún—dijo la chica que hasta hace un momento estaba frente a nosotros y ahora recogía una lata de spray del suelo junto a Eloisa —¿Por qué no escriben " educación gratuita y fin al cae"?, si es lo que piden ,¿no?— respondió Eloisa como si estuviera en sus narices la respuesta que trataban de ignorar. —Si quieren pueden ayudar ha hacerlo- contestó— la chica del cigarro dándole la lata de pintura. Mis compañeras se pusieron manos a la obra luego de dejar sus bolsos en una banca lejos de las salpicaduras. Yo me recosté en un la banca ahora vacía a escuchar música. Luego de un rato sentí que alguien pasaba a mi lado, y vi de reojo que era Andrea, iba conversando con alguien de tercer año. Me incorporé para ver que aún seguía trabajando en el cartel la chica nueva. Me acerqué para ver los resultados; parecía que ella sabía lo que hacía y me intrigaba lo que habían hecho. —¿Que opinas?—me preguntó Eloisa sin mirarme, mientras se levantaba del suelo para apreciar su obra de arte. Traté de contener la risa y de mantener el rostro intacto. Una mezcla de letras yacían frente a mi, en tonos negros y rojos, algunas más marcadas y otras apenas decifrables. al parecer, el manejo de las latas de pintura se les fue de las manos ...y un montón de veces literalmente. —No te molestes, es un asco— dijo mirándome con una sonrisa que guardaba una mas grande. Tenia unos ojos grandes, pestañas frondosas y largas. Ahora que la tenia frente a mi podia ver en detalle lo hermosa que era. No habia reparado en ella hasta ahora; era pequeña pero con un cuerpo bien formado. Digo pequeña porque no mediría más de un metro sesenta y solo me llegaba un poco menos del hombro. —A todo esto..,¿Quien eres tú?— preguntó sacudiendome del análisis que le hacía. —Soy Thomas o... Tom— contesté frotando la parte trasera de mi cuello. Odiaba cuando mis compañeras me decían Tom o Tommy; lo encontraba ridículo, me hacían sentir que volvía a tener cinco años. —hmm..ok— dijo y se alejó frotando sus manos para recostarse bajo las glicinas.
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