Capitulo 6

638 Words
Cuando salió esa tarde de la empresa, antes de hacerlo, Krystal le había dicho que mañana comenzaba a trabajar con ella, lo cual había hecho que se pusiera nerviosa. Pensar que a partir de mañana seria la nueva secretaria de Carlos y que además de que pasaría su tiempo laboral con ese hombre, sin duda hacía que los nervios la comieran por completo. Isabelle se veía delante del espejo, su aspecto para este día era importante para ella, si quería ser buena secretaria tenía que dar lo mejor y todo empezaba desde el cómo se veía. Estaba contenta, ansiosa. Tener un puesto como este y más teniendo un jefe como Carlos era una oportunidad única en su vida. El sueldo era mucho mejor y más alto de cuando trabajaba en Recursos Humanos, podía empezar a hacer cambios, uno de ellos era el de residencia. Al principio había alquilado un departamento pequeño que contaba con lo indispensable, pero ahora buscaba algo mejor, no sólo una casa, sino también en ropa, zapatos de mejor calidad, pero todo tenía su tiempo e iba a luchar por ello. Siguió inspeccionándose en el espejo, revisaba si su blusa azul no tenía alguna arruga, y que su falda estuviera decente, vio que se encontraba en perfectas condiciones y decidió salir de su pequeño departamento. Quería llegar temprano, así que tuvo que tomar el autobús, eso también buscaba, un auto, su propio auto, evitar las miradas pervertidas de algunos hombres, pero por ahora tenía que seguir conformándose con viajar en autobús. Vio a lo lejos el edificio de Paradise Inn, sintió un apretón en su estómago, después de la tensión s****l del día anterior en el despacho del millonario, tenía nervios de volverlo a ver, además de que anoche pensó demasió las cosas llegando a una simple conclusión: Carlos era su tipo ideal. Su cuerpo, su mirada penetrante, pero sobre todo su manera de trabajar y de ver el éxito al que había llegado era una de las razones para que fuera su tipo ideal. Además, había otro factor, Isabelle tenía debilidad por los traseros fornidos y bien proporcionados, así que cuando pudo observar a Carlos supo que el suyo entraba entre sus gustos, es más si su trasero fueran bombones de chocolate, no duraría en comérselos, y no compartirlos, solo serían para ella. Isabelle llego a su destino. Estaba lista, no tenía tiempo para los nervios, ahora era tiempo de trabajar y aprender para ser una secretaria a la altura de Carlos. Visualizo a Krystal sentada en su mesa, a un lado estaba la puerta que la llevaba al despacho de Morgan, salió completamente de este y fue hacia ella. —Hola Krystal, buenos días—levantó su mirada y me dio una sonrisa tímida. —Buenos días, Isabelle, el Señor Morgan me pidió que en cuanto llegarás fueras a su oficina. ¡Oh no! Pensaba que en el resto del día no iba a verlo rondar por ahí, pero que la primera indicación que su, ahora jefe, le diera a Krystal, fuera que Isabelle lo viera en la oficina, provoco de Isabelle se convirtiera en sumisa, además de que los nervios la comían por todos lados. Asintió, obedeciendo las ordenes de Krystal, tomó la cinta de su bolso fuertemente, camino solo unos pasos hasta tocar la enorme puerta. —Adelante—escucho de nuevo la voz grave y ronca de Carlos. —Buenos días, señor Morgan— Isabelle cerró la puerta y camino lentamente hacia el escritorio. La mirada de Carlos no se hizo esperar sobre ella. Había imagino miles de atuendos para verla el día de hoy, pero sin duda el verla real, era mucho mas satisfactorio que en su imaginación. Su blusa azul, y su falda de tubo la hacían lucir como toda una mujer, como a Carlos le gustaba. Iba a tratar de retenerla el mas tiempo posible para disfrutar de las vistas de sus bien formadas tetas. —Tome asiento, hay varias cosas de las cuales debemos conversar.
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