Lucía Lombardi Me despierto con una sonrisa en mi rostro y pienso en la razón. Borro la sonrisa cuando recuerdo lo de anoche. -Buenos días, Lucía -dice Lombardi y me giro para encontrarlo sólo con el pantalón de pijama y una bandeja en manos. Me levanto de la cama así desnuda. Demonios. Estoy desnuda. Como Dios me trajo al mundo, solo con un poco más de masa. -No sé a qué andas jugando, pero te dejo bien claro, que lo de anoche sólo fue un revolcón-digo yéndome al baño. -¿Le llamas revolcón a que me hayas entregado tu virginidad? No se le entrega a cualquiera -dice sosteniendo la puerta. -Estamos en unos tiempos que ya nada en el sexo tiene valor -digo y cierro la puerta con seguro. Dejo que el agua caliente caiga de mi cabeza a mis pies, me lavo el pelo y recuerdo todo lo de a

