SARA BORGES / UNA FAMILIA

1054 Words
Una noche de calor, como las que comúnmente se tenían en su ciudad natal, la joven sara decide salir a caminar con la ilusión de despejar de su cuerpo el sudor que le impide conciliar el sueño. La ciudad es segura, porque lo se siente totalmente tranquila, realmente disfruta esa seguridad, siempre lo ha hecho, en casa, en sus estudios y en su trabajo, odia los excesos o los riesgos, siempre es mejor ir por lo seguro. Su cabeza se llena de pensamientos sobre su empresa recién inaugurada, siempre que piensa en ello le llueven mil ideas sobre diseños de joyas y nuevos prototipos de colección, es realmente buena en lo que hace, y eso también la llena de tranquilidad. Frente a ella un joven camina en dirección opuesta, lleva con él un canino no tan grande, más bien gordo y pequeño, sara sonríe cuando el animal se tira al suelo en señal de protesta, mientras su dueño le reprende para que vuelva a caminar, el joven nota la sonrisa divertida de ella y entabla conversación. -Realmente es muy perezoso. -Es propio de esa r**a, ¿no? - pregunta Sara -Si, sí. Pero aún es cachorro, no debería ser tan perezoso, en ocasiones debo alzarlo. ¿puedes creerlo? Sara ríe con fuerza ante el comentario sincero del joven, lo que le llena de emoción incitándolo a hablar más. -Soy Julián - le comenta mientras estira su mano en señal de presentación. Sara sonríe coqueta y toma su mano -Sara, Sara Borges. -Sara, es un bello nombre, de seguro te lo han dicho. -La verdad no, creo que es común, realmente es muy común- concluye Sara -Lo común para unos, es novedad para otros. Sara se sonroja y sonríe de nuevo, Julián le genera confianza y tranquilidad, esa que ella tanto ama y disfruta. La noche se hizo corta para la cantidad de información que comparten, gustos musicales, actores favoritos, obras de teatro y hasta arquitectura e ingeniería, aunque ninguno de los dos se desempeña en esos campos; Julián es un vendedor de bienes raíces, que casualmente también acaba de inaugurar su propia empresa de asesorías. -Creo que es hora de irme, aunque disfrute mucho la velada improvisada -Si me lo permites, podemos tener una velada, un poco más organizada. ¿Quisieras salir a comer conmigo? Aunque emocionada por la propuesta, y confiada a pesar de conocerle muy poco; sara no cree que sea apropiado salir con una persona que no conoce, realmente le genera algo de desconfianza. -Lo siento. no creo que sea apropiado, es que no te conozco, no sé nada de ti. -Dame la oportunidad de que lo hagas, no te arrepentirás -Y si eres un asesino en serie, que va a violarme y desmembrarme Los ojos del Julián se abrieron al punto de casi salirse de las cuencas, Sara sonrió con malicia. -Creo que ya lo hubiera hecho -Hagamos algo, nos vemos el próximo martes, a esta hora, en la misma calle. Y vamos mirando que se da. -Estaré una hora antes. Sara sonrió y comenzó a dirigirse a casa, no tuvo sensación de temor, no debía tenerla, Julián realmente era un buen hombre. Una noche de calor, como las que comúnmente se tenían en su ciudad natal, la joven sara decide salir a caminar con la ilusión de despejar de su cuerpo el sudor que le impide conciliar el sueño. La ciudad es segura, porque lo se siente totalmente tranquila, realmente disfruta esa seguridad, siempre lo ha hecho, en casa, en sus estudios y en su trabajo, odia los excesos o los riesgos, siempre es mejor ir por lo seguro. Su cabeza se llena de pensamientos sobre su empresa recién inaugurada, siempre que piensa en ello le llueven mil ideas sobre diseños de joyas y nuevos prototipos de colección, es realmente buena en lo que hace, y eso también la llena de tranquilidad. Frente a ella un joven camina en dirección opuesta, lleva con él un canino no tan grande, más bien gordo y pequeño, sara sonríe cuando el animal se tira al suelo en señal de protesta, mientras su dueño le reprende para que vuelva a caminar, el joven nota la sonrisa divertida de ella y entabla conversación. -Realmente es muy perezoso. -Es propio de esa r**a, ¿no? - pregunta Sara -Si, sí. Pero aún es cachorro, no debería ser tan perezoso, en ocasiones debo alzarlo. ¿puedes creerlo? Sara ríe con fuerza ante el comentario sincero del joven, lo que le llena de emoción incitándolo a hablar más. -Soy Julián - le comenta mientras estira su mano en señal de presentación. Sara sonríe coqueta y toma su mano -Sara, Sara Borges. -Sara, es un bello nombre, de seguro te lo han dicho. -La verdad no, creo que es común, realmente es muy común- concluye Sara -Lo común para unos, es novedad para otros. Sara se sonroja y sonríe de nuevo, Julián le genera confianza y tranquilidad, esa que ella tanto ama y disfruta. La noche se hizo corta para la cantidad de información que comparten, gustos musicales, actores favoritos, obras de teatro y hasta arquitectura e ingeniería, aunque ninguno de los dos se desempeña en esos campos; Julián es un vendedor de bienes raíces, que casualmente también acaba de inaugurar su propia empresa de asesorías. -Creo que es hora de irme, aunque disfrute mucho la velada improvisada -Si me lo permites, podemos tener una velada, un poco más organizada. ¿Quisieras salir a comer conmigo? Aunque emocionada por la propuesta, y confiada a pesar de conocerle muy poco; sara no cree que sea apropiado salir con una persona que no conoce, realmente le genera algo de desconfianza. -Lo siento. no creo que sea apropiado, es que no te conozco, no sé nada de ti. -Dame la oportunidad de que lo hagas, no te arrepentirás -Y si eres un asesino en serie, que va a violarme y desmembrarme Los ojos del Julián se abrieron al punto de casi salirse de las cuencas, Sara sonrió con malicia. -Creo que ya lo hubiera hecho -Hagamos algo, nos vemos el próximo martes, a esta hora, en la misma calle. Y vamos mirando que se da. -Estaré una hora antes. Sara sonrió y comenzó a dirigirse a casa, no tuvo sensación de temor, no debía tenerla, Julián realmente era un buen hombre.
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