Julián camina de un lado a otro de la sala, lleva una hora en ese proceso, mientras Berta lo mira agobiada, la insistente caminata del joven la desesperaba cada minuto más.
– Es que ni siquiera lo pensó. – Alzaba la voz y Berta de nuevo susurra callándole – ¿Qué espera Sara de mi? No puedo solo con Ainara. Ella sabe cómo se hace todo de la niña. Yo no soy un buen padre.
Berta alzaba los hombros y asentía. Estaba de acuerdo con Julián en muchos de los argumentos de los que los que lanzaba enojado. Tampoco entendía como Sara tomaba las decisiones de esa manera, era. Ilógico pensar en dejar un hijo tirado, solo por ir detrás de un hombre. Jorge no hablaba, solo continuaba en la cocina preparando te de hierbas para todos. Ellos confían con fe, en el poder de las plantas para calmar los ner
