Extra

1626 Words
(•Años atrás •) Ha pasado una semana y Christian viene casi todos los días, me hace reír, bromea conmigo y se gana uno qué otro golpe, es un idiota, pero es lindo y esta al pendiente de mi. Podría considerarlo como un amigo, pero aun no estoy del todo segura, hoy tenia que ir al médico y él nos acompañaría. Odiaba regresar a los hospitales, pero tenía que hacerlo, por suerte Christian me había prometido llevarme a comer y si él no cumplía le iría muy mal. Kenet estaba muy concentrado en su celular, al parecer tenía unos negocios, nada legales, que atender, por lo que después de mi consulta él se iría y Christian se quedaría cuidandome hasta que lleguemos a casa. En la sala de espera del hospital, Christian buscaba la manera de distraerme, claro qué aveces conseguía enojarme y se ganaba un buen golpe. —No entiendo, como es que tienes tanta fuerza —dijo sobandose su hombro, me encogí de hombros y el río. Mi turno llego y Kenet y yo entramos al consultorio, donde volvió a darme sermones de Psicología sobre la perdida de mi bebé y mi depresión, estaba harta de que siempre fuera lo mismo, lo que ahora me importaba era mi salud. —Al parecer la Herida ya cerro por completo, solo ten otra semana mas de reposo para estar seguros, por fuera todo esta bien, pero por dentro aun tienes la herida y eso tarda en sanar, si en algún momento planeas tener hijos nuevamente, espera a que pasen tres o cuatro año, todo esto por tu seguridad —dijo y asentí, almacenando la información. En ese tiempo tenía que conseguí mi propósito, tenía que ir por esas personas que me destruyeron y al él lo dejaría al último. En cuanto salimos del consultorio, fuimos a la sala de espera, dónde estaba Christian con su celular, en cuánto sintió nuestra presencia, guardo el celular. Salimos del Hospital y Kenet se fue en su auto y yo me fui con Christian a comer, en el camino le iba contando todo lo que dijo el médico. Llegamos a una cafetería, el lugar me recordaba a él lugar dónde yo trabaje junto a Connor, borre esos pensamientos de mi cabeza y me concentre en este momento, Christian buscó una mesa, una mesera llegó a pedirnos la orden, pero lo primero que hizo fue mirar demasiado a Christian y eso, por algún motivó me molesto. —¿Que desean ordenar? —preguntó viendo a Christian y él solo veía el menú. Odiaba a ese tipo de chicas, me recordaban a todos esas chicas que tuve que matar por Connor y lo volvería a hacer por Christian, no sera nada mio, mas que mi amigo, pero aun así, esto me molesta, tenía unas ganas de cortar su garganta, verla desangrarse hasta morir. —Yo quiero pollo en salsa de Alfredo ¿Y tu amor? —me preguntó dejándome algo desorientada. —Quiero un Filete —le dije y el asintió, mientras volvía a ver el menú, yo solo lo miraba, no quería ver a la chica, si no, era capaz de asesinarla aquí mismo y eso no me convenía, mancharía el historial de Greicy. —Mi Esposa quiere el Filete con ensalada y puré —le dijo sin mirarla y yo le Sonreí y volte a ver a la chica, parecía avergonzada, le dije lo que tomaríamos y ella asintió, mas no volvió a mirarnos, se fue y ahora si miré a Christian, que me veía divertido. —Asi que, esposó mio ¿Me dirás cuales son tus intensiones?—le pregunté divertida y el río, se inclinó hacia delante, recargándose en la mesa y yo lo imité. —Tengo tantas intensiones contigo, esposa mía, pero ninguna de ellas es buena ni inocentes —dijo haciéndome reír, el se enderezo y me sonrió —Además, si no te distraía eras capaz de matarla y tendríamos problemas —dijo y lo mire divertida. —Sabes que puedo asesinarla y tu ni cuenta te darías —le digo y él se ríe. Tengo que admitir que su risa es tan Sexi, eso hizo que algunos pensamientos para nada inocentes se me vengan a la mente. —Tu mirada se oscureció ¿Que estaba pensando esposa mía?—me preguntó y le Sonreí ahora fue mi turno de acercarme a él y bajar la voz. —Estaba pensando en todas las malas intensiones que tengo ganas de hacer contigo, esposó mio, pero creeme, son muy buenas cosas—le dijo en voz baja y el sonríe con picardía. —Ahora usted, esposa mía, solo me esta provocando —dijo acercándose mas a mi. —Tal vez lo haga, tengo muchas ganas de saber que malas intensiones quiere hacerme —le digo y sonrió cuando lo veo acercarse más, su vista pasa a mis labios y yo hago lo mismo, hacía mucho que no me sentía de esta manera, las ganas de besarlo cada vez crecían mas y más. Este chico estaba despertando mis ganas de querer brincar sobre él, mi mente se volvía tan perversa. —Quisiera saber que tanto estas pensando —me susurro mientras se acercaba más, le Sonreí y me aleje de él. Tenia algo en mente y estaba de lo mas segura que a él, le hiba a encantar la idea. —Lo sabrás después de comer—le digo y el asiente, la mesera llega con nuestras cosas y comenzamos a comer, era hora de empezar. Corte un trozo de carne y me lo lleve a la boca, lo mordí lentamente y solté un gemido de placer, haciendo que el se detuviera con su tenedor a medio caminó, seguí comiendo haciendo lo mismo, solo que ignorando su intensa mirada. Lo mire y le regresé la mirada con la misma intensidad, su mirada hizo que mi parte baja se contrajera, una sensación placentera despertó en mi, necesitaba estar sobre este hombre, el pareció leer mi mirada ya que pidió la cuenta, la mesera rápidamente vino y se la dio. El pagó cuando yo ya caminaba hacía la salida. En cuanto él me alcanzó, ambos entramos al auto. Él emprendió marcha mientras yo, solo lo veía, recordé lo que le dije, él quería saber lo que pensaba. —¿Vamos a mi casa?—me preguntó y asentí. —Hace un rato tu querías saber que pensaba, pues te lo diré, quiero besarte hasta que me canse, besarte hasta llega aqui—dije mientras ponía mi mano en su pantalón, ahí justamente donde su pene estaba creciendo —lo besaré, lo lamere y lo chupare hasta qué no puedas más, pero aun así —me acerque a su oído —No te dejaré en paz. Lo escuche maldecir cuando mordí su lóbulo, baje un poco mas y comencé a mordisquear su cuello y pasar mi lengua por ese lugar, lo sentí tensarse y Sonreí. Él me hacía sentir cosas diferentes, cosa que con Connor jamas paso, Connor era el que siempre tenia el control, pero esta vez seria diferente. Christian se estacionó fuera de una casa, muy grande. Tomo mi rostro entre sus manos y me beso con intensidad, le respondí en beso de la misma manera, era un beso tan sensual y Sexi. Su mano fue a dar a mi trasero dio un fuerte apretón haciéndome jadear, teníamos que entrar a la casa, de lo contrario lo haríamos aquí y ese no es el plan. Me separe de él y salí del auto, el me siguió hacia la casa, cuándo llegamos a la puerta, no perdimos el tiempo y entramos, en cuanto la puerta se cerro el me acorraló en la pared y se lanzó a mis labios, me besaba de una manera tan intensa. —Necesito hacerte mía, justo ahora. —Hazlo. Arrancó la ropa de mi cuerpo de una manera tan despiadada y necesitada, lo sentía, yo sentía lo mismo, quería tocar su piel, necesitaba sentirlo, sus labios no dejaban los míos, la manera en la que me besaba era tan intensa que me estaba llevando al borde. Enrede mis piernas alrededor de su cintura, comenzando un balanceó, haciendo que nuestros sexos hicieran fricción, ambos soltamos un gemido, una de sus manos bajo hasta mi entrada, donde estuvo acariciando mi clítoris, llevándome al borde. Sus labios no dejaban los mios, mordí su labio, cuándo dos de sus dedos entraron en mi, mis manos recorrían su espalda, mientras el movía sus dedos dentro de mi. —Por favor. Saco sus dedos de mi, para bajarse el bóxer, dejando su m*****o al descubierto, acerqué mis manos a el, pero Christian no me dejó, abrió mas mis piernas y posicionó su pene en mi entrada y lentamente lo fue introduciendo. Oh si, esto era lo que necesitaba, necesitaba sentirlo más, lo acerque mas a mi, mientras el comenzaba las embestidas mas rápido, haciéndome gritar. —¡Mierda! ¡Oh Cielo! Sus manos no dejaban de tocar mis piernas y apretarlas,estaba cerca ya, mis caderas buscaban las suyas, necesitaba más, me besos mientras me embestías mas rápido, ambos estábamos cerca, muy cerca. Un cosquilleo creció en mi vientre y mis piernas se contraían, su boca bajo a mi pecho donde comenzó a chupar mi pezón, mis gemidos crecían cada vez más, hasta que exploté, pero el no me dejo, sus embestidas fueron mas fuertes, hasta que se corrió dentro de mi. Ambos estábamos con la respiración acelerada, ambos nos miramos fijamente y el sonrió antes de darme un corto beso. —¿Nos vamos a México? Quiero tenerte todos los días conmigo y no acepto un no, soy capaz de secuestrarte Cielo, me perteneces estos días y solo a mi.
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