El nacimiento del demonio final significaba una victoria parcial para Missa, su hermano ya no le importaba, lo único que él quería era destruir el imperio de Mard Gear y para eso necesitaba a sus demonios, las creaciones no eran perfectas, pero Layla le entregó un libro antiguo con el cual podría crear al demonio perfecto, ese libro le pertenecía a la r**a de demonios del tiempo. Con eso podía entrenar a los demonios que él había creado con el único fin de destruir todo lo que se encuentre a su paso.
La leyenda dice que un día el rey demonio del tiempo resurgirá de las cenizas para destruir a la humanidad y restablecer un nuevo ejército de demonios en la tierra y en el inframundo, y para ello necesitan a un mago que carezca de sentimientos para que este pueda guiar al nuevo rey demonio.
Missa estaba muy convencido de que él era el indicado para guiar a END como el nuevo rey demonio para la destrucción de la humanidad.
El primer objetivo de este era el gremio de magos Renacimiento, pero solo había un problema, END no se movía y los otros demonios tampoco lo hacían todo parecía haber fracasado de una manera colosal, todo lo que los demonios demostraron al destruir el reino vecino había desaparecido con la aparición de END todo estaba en un gran fracaso.
Missa solo quería deshacerse de estos demonios, pero recordó que los necesitaba, pero no tenía ninguna idea de cómo iban a reaccionar.
Pasaron varios meses, pero ellos aún seguían en un estado de petrificación, sus cuerpos eran super duros y su vida se estaba acortando con el tiempo, nada iba a poner en pie a esos demonios. Missa intento enseñarles algo de magia de fuego, pero ninguno reaccionó todo estaba perdido, sus planes, su gran idea, el rey demonio era un fraude y lo único que él quería era volver a ver a otra persona y que los demonios vuelvan en sí.
—Creen que me van a vencer pues bueno aquí estoy no me moveré ni un centímetro hasta que ustedes se muevan, estaré aquí frente a ustedes por el resto de mi vida si es necesario. —dijo Missa con un tono algo molesto.
Ahí se sentó Missa durante varias semanas con la sola intención de que alguno de ellos moviera un musculo para poder practicar algo de magia y enserio Missa estaba demasiado agotado, pero quería completar su plan.