TRACE
El deseo es algo poderoso. La gente dice que es la ambición, el amor o la ira lo que hace girar el mundo. Lo que envía ejércitos a la guerra y hace que los imperios se conviertan en polvo. Pero el deseo…El deseo es una fuerza mayor que cualquier otra cosa.
El anhelo profundo que exige satisfacción, sin importar el costo. No importa si estas rogando por la rendición o ansiando el control. soñando con el caliente deslizamiento de la fricción, labios separados en un jadeo desesperado de placer.
El deseo te dejará en ridículo. Lo sientes ahora, ¿verdad? Tu corazón late más rápido, ese escalofrió de lujuria recorre tu columna vertebral. Tus pezones se tensan en picos rígidos, doloridos, mientras esa reveladora oleada de calor desciende en espiral. Resbaladiza entre tus muslos.
¿Qué se necesita para satisfacerte ahora? ¿un toque suave? ¿Un agarre firme? ¿Una follada dura e inquebrantable?
Boca abajo sobre las sábanas, sollozando de necesidad. Un puño en tu cabello, un peso desconocido presionando. Nunca pensaste que llegarías tan lejos, pero, aún así, el deseo te impulsará. Mas allá de la razón. Mas allá del orgullo. Y nunca te dejará ir.
Porque el deseo nunca se satisface por completo. Incluso cuando reclamas todo lo que has querido; incluso cuando las densas olas de placer se desvanecen, lo sientes. Llamando de nuevo. Queriendo más.
Así es como mi familia construyó su imperio de joyería de lujo. Bajo mi control, Joyería Rosberg ha convertido el deseo en una forma de arte. Ha convertido el anhelo en una marca de mil millones de dólares que se extiende por todo el mundo.
El brillo de las joyas, tentador en la oscuridad. La fría presión del platino sobre la piel caliente y sonrojada. Pensé que estaba por encima de la refriega. Sabía como mantener mis necesidades bajo control: mujeres sin nombre en habitaciones oscuras, pequeñas cosas bonitas en mi brazo, tan adornos como las exquisitas joyas que acarician su piel. Nunca acercándome. Nunca amenazando mi control. Siempre deshaciéndose bajo mi toque experto, hasta que rogaban por más. Yo era el amo del deseo.
Hasta que llegó ella.