No se me ocurría quién había podido regalarme esto, era un arreglo hermoso y enorme que hacía resaltar mi mesa de celebración de las del resto “Felicitaciones por tu gran esfuerzo, estoy feliz por tu gran logro, éxito. Sigue adelante y persigue siempre tus sueños. T.D.” Me quedé petrificada, de la gran sorpresa, era la primera señal de vida de Tucker, ¿pero, por qué justo ahora?
Este debía ser un día muy feliz y esa nota solo había logrado revolver toda mi vida, sentir melancolía de no verlo más, ese regalo decía a gritos que le importaba, y yo, apenas estaba superando que se había ido lejos para jamás volver. Me disculpé con mis invitados y me levanté de la mesa para ir afuera, lejos de todo y de todos.
¿Por qué, Tuck, por qué me has hecho esto? Todo ha sido tan difícil desde que te has ido. Me senté sobre una banca a pensar, aún le importaba, aún podía regresar, le importaba mi vida, mi éxito, ¿ahora qué? a pesar de las palabras de su padre no aceptaba que él había jugado conmigo, pues había sido todo tan real, y recibir ese detalle me confirmaba que aún después de alejarse seguía pensando en mí.
-Te ves hermosa, más hermosa que nunca, pero, sabes, no me gusta verte triste. Es tu gran noche.
Se me erizó la piel al escuchar esa tierna y dulce voz, era tan conocida y había ansiado tanto escucharla. Estaba parado frente a mí, su atuendo casual lo hacía verse tan guapo, tan él, suspiré, no sabía qué hacer en ese momento, tenía ganas de echarme en sus brazos, de darle una bofetada, tenía sentimientos encontrados, pero mi corazón latía rápido, mis nervios me delataban y una sonrisa que no podía desaparecer invadía mi rostro.
-Sé que no debí venir, pero es un acontecimiento importante en tu vida, yo te alenté a superarte y estoy orgulloso de que en menos tiempo del planeado haya llegado el día, admito que no estaba seguro de venir, pero necesitaba decirte que estoy feliz por ti. No hay un minuto del día en el que no me culpe y me reproche el haberme alejado de ti Sarahí, pero tenía grandes motivos y deseaba que tu vida fuera normal, que estuvieras lejos del peligro.
Me quedé sentada mirándolo, no sabía que decir, no sabía si agradecerle por venir a un evento tan importante en mi vida o reprocharle el haberse alejado tanto tiempo sin dar señales de vida, ni siquiera había ido a la boda de su propia hermana, ¿qué excusa tenía? ¿Sería realmente por eso? ¿Por mí? ¿Por mi seguridad? Inhale y exhale aguantando las ganas de llorar, aunque aún no sabía el motivo ¿estaba feliz? ¿Enojada? ¿Triste? ¡Confundida! Esa era la palabra más correcta. Me quedé pensando un largo tiempo.
-Me alegra que estés bien -dije intentando no parecer entusiasmada
Esas fueron las palabras que logré decir después de todo.
-Sé que has hecho una nueva vida, y que venir no fue la mejor decisión que pude tomar, no ahora que vives tan feliz -suspiró y me miró -Quizá compartir el departamento con tu hermano te ha hecho fuerte y segura de ti misma.
-¿Hermano? -pregunté confundida
-Sí, Nathaniel Ritter, es hijo de tu padre -se sentó a mi lado
Mi sorpresa me dejó perpleja, Nath era mi hermanastro ¿¡qué!? ¿Cómo?
-¿No lo sabías? ¿Tú y él ya…? -negué con la cabeza, nuestra relación era más como amigos, aunque él quería algo más e intentaba hacerme sentir lo mismo, no le di la oportunidad.
-Estuve investigando, noté varias cosas en la vida de los padres de Nathaniel que conectaban a la vida de tu padre, en las cuentas había desvíos de dinero a la cuenta de su madre -hizo una pausa -He estado investigando este caso, aquella noche que lograste entrar en mi casa y que vaciaste la información de la computadora de mi padre pensaba decírtelo.
-¿Estabas ahí? -lo miré con interés incrédula
-He estado muy cerca de ti, pero he sido discreto, planeaba encontrar la verdad de todo, descubrí que tu padre trabajó muchos años para el mío, que tu madre murió envenenada defendiendo a la persona que más amaba, tu padre siempre se sintió culpable, escribió muchas cartas que enterraba cerca de la tumba de tu madre, sé que no fue lo más correcto, sé que no debí leer correspondencia ajena, pero debía encontrar la verdad -agachó la mirada avergonzado -Tu padre desde el momento en que tuvo que tomar esa decisión de dejar con vida a alguno de sus grandes amores intentó salir de la vida de maldad, pero no podía, aún después de cumplir su cometido de matar a alguna de las dos, las amenazas seguían haciendo sombra, Nathaniel y tú siempre fueron su prioridad tras la muerte de tu madre. Sé que la amaba pero tuvo que elegir y ella le facilitó las cosas, mi padre es un monstruo terrible, sin corazón. Pero no es momento de hablar de eso, hay muchas cosas que debo contarte, pero muchas quizá no son nuevas para ti, es momento de celebrar un suceso importante tu vida, deberías volver con tus invitados.
Recordé entonces aquella fiesta de graduación que ahora no me parecía tan importante teniendo Tuck frente a mí diciendo muchas cosas que yo no había logrado descubrir aún. Nathaniel era mi hermano, las escrituras de la que había sido su casa estaban en la mía, y ahora entendía la razón, mi padre la había comprado para él y su madre, no los había dejado a su suerte, les había dejado un legado, un lugar en que pudieran vivir cerca de nosotros.
-¿Quieres entrar conmigo? -pregunté deseando obtener una respuesta afirmativa de su parte
-No es una buena idea, quizá Candace y el resto de nuestros amigos no estén contentos con mi llegada -agachó la mirada de nuevo y suspiró -Iré a tu nuevo departamento, ahí te esperaré, podremos hablar con Nathaniel y explicarle todo lo que ocurre.
-Pero él…
-¿qué pasa con él?
-Sabe lo necesario, más aún no sabe sobre la ASEJM.
-Pues será momento de que la conozca y si lo desea unirse a nosotros -sonrió y su mirada me capturó de nuevo -Insisto que regreses a la fiesta, van a preocuparse.
-Y yo insisto que nos acompañes -dije insistente
-No quiero incomodar y arruinar tu fiesta, ¿qué van a decir todos ahí?
-Eres mi invitado, ¿qué pueden decir?
-No, Sarahí, quisiera estar a tu lado, pero no es lo correcto, disfruta de la fiesta, disfruta de la noche, te buscaré más tarde en tu departamento.
-¿Cómo estaré segura de que irás?
-Te prometo que lo haré -se levantó y me extendió la mano para ayudarme a ponerme de pie. El tacto con su mano era igual de agradable que antes, era él, estaba ahí, era real.