Desempolvar la verdad y los recuerdos

1624 Words
Acercó sus labios a mi oído. -No hay nada que necesite decirte, no estás sola, estoy para ti, pero sé que Tucker está en tu mente y tu corazón, no puedo competir con él. Seré siempre tu mejor amigo, estaré siempre para ti. Mis manos estaban en su espalda y mis brazos a sus costados, era un reconfortante y tierno abrazo. Quiso alejarse de mí, pero yo no quería que lo hiciera, así que con un poco de fuerza lo mantuve cerca de mí y miré esos ojos que me llamaban a besarlo. Me acerqué torpemente a su cara y mis labios pronto rozaban los suyos para convertirse en pocos segundos en un tierno, dulce y lindo beso. ¿Qué estaba haciendo? Lo ilusionaba, le daba esperanzas, quizá nunca sentiría lo que él siente por mí, después de todo Tuck había desaparecido de mi vida y jamás iba a volver, quizá realmente no me amaba, y yo, yo necesitaba una nueva vida sin él, sin su recuerdo. El tiempo se detuvo varios segundos, solo éramos él y yo, apareció entonces una sonrisa que recordaba de ese primer día que nos vimos, la primera sonrisa que conocí de él que jamás había vuelto a ver hasta hoy. -Sabes, siempre fui un cobarde, jamás me atreví a hablarte de lo que sentía, soy un tonto -el arrepentimiento se asomaba en su rostro -Pero, ¿por qué jamás me di cuenta de eso? -sonreí molesta conmigo misma -Yo soy la tonta. -Claro que no, tú eres la chica más hermosa -no pude evitar sonrojarme, y un largo suspiro se apoderó de mí en un instante. Mi reacción inmediata fue un abrazo de felicidad. En ese momento no sabía si hacía bien en querer olvidar a Tuck con Nath, pero la verdad es que había un sentimiento muy fuerte hacia él, algo que me llamaba a tenerlo a mi lado a cualquier costo, una atracción muy fuerte hacia su persona, quizá siempre estuve enamorada de él, pero jamás me di el tiempo de pensarlo. Estaba confundida, quizá, pero me sentía feliz, feliz por tener a Nath en mi vida. El resto del día fue divertido, con Nath a mi lado y con esa nueva felicidad en ambos, el recuerdo y la intriga de mi padre y mi madre se sentía como nada. -Sabes, quizá deberíamos ir a buscar a ese hombre, Rasmus Donovan a su encierro, debe darte muchas explicaciones -sugirió mi amigo -Supongo que es el único que puede hacerlo ahora. -Quizá sea la única manera, pero no sé si deba. Tengo miedo de lo que pueda decirme. -Estaré contigo si lo deseas. -Si lo hago es mejor ir sola, no quiero que te involucre en sus cosas de maldad. Prefiero que no sepa que existes, no quiero que te lastime, no voy a arriesgarte de esa manera, no quiero perderte. -Pero no puede hacerme nada, está tras las rejas. -Eso no lo va a detener por mucho tiempo, sus alcances malvados nos tienen límites, sé que encontrará la manera. Prefiero que estés al margen. -Puedo defenderme. -No lo entiendes Nath, la fuerza no sirve contra él, mi padre era un hombre muy fuerte, aun así mira lo que pasó. No te arriesgaré, no te perderé también a ti. Eres lo único real que tengo ahora en mi vida, eres la persona que más me importa ahora. -Bien, si estás más tranquila estaré al margen de todo esto -escuchar eso me hizo sentir alivio -Pero sabes que estoy contigo, te apoyo, y siempre que me necesites estaré para ti. Es cierto, siempre estaba ahí para mí cuando más necesitaba de fuerza, y era él siempre quién levantaba mi ánimo y me hacía sonreír para dar vuelta a una página nueva en mi vida. No podía involucrarlo en esto, Rasmus Donovan era un hombre peligroso, y la idea de perder Nath me aterraba. Era el único que me entendía, que me comprendía y me ayudaba. Esa tarde lamenté como nunca haberlo dejado aquí sin despedirme, y cuando perdió a sus padres no estuve para él. Debe haber sido la etapa más difícil de su vida, y no lo supe, no estaba en su vida para acompañarlo y mitigar su dolor. ¿Cómo no me odiaba él por eso? Encontramos en muchos lugares secretos de la casa que desconocía por completo montones más de cheques a mi padre de ese hombre, y otro tanto de dinero en efectivo, era una gran cantidad, ¿Qué debía hacer con ella? Al final encontré un testamento, el testamento de mi padre en dónde estaba escrito que todo su legado era para su única y más amada hija. Su cuenta en el banco tenía una gran cantidad de dinero, había muchas propiedades a su nombre en muchos lugares del mundo entero, ¿pero cómo era posible? Si mi padre siempre estuvo conmigo, jamás visitamos todos esos lugares, ¿cómo podía tener todas esas propiedades? Y ¿una copia de las escrituras de la antigua casa de Nath? ¿Qué hacía aquí? además esa propiedad ya estaba vendida. Dejé mi habitación para el final, era el lugar que me había visto llorar, sonreír, pasar los mejores y peores días y noches de mi vida entera, mis ilusiones, mis deseos más grandes. Entré vacilante, Nath estaba ocupado empacando todas las cosas de la casa, pero no hizo por acompañarme a mi habitación, seguro comprendía que era algo que quería hacer sola. Cerré la puerta tras de mí y me senté sobre la cama a observar. Todo estaba intacto, justo como lo recordaba, aunque lleno de polvo por doquier. Empecé a desempolvar mis recuerdos, muchas de estas cosas quizá harían felices a unos cuantos niños de la casa hogar del pueblo, ahora ya no los necesitaba más. Observé detenidamente cada rincón mientras desmantelaba aquel hermoso lugar, observé entonces en el suelo el dibujo tallado de un sol resplandeciente. Sonreí tras recordar las letras de la canción que mamá solía cantarme antes de dormir, “la canción de libertad” decía ella: “En el oso rosado la llave encontrarás, un nuevo mundo lleno de felicidad, de todos los mundos secretos borrarás, pero al final solo hay fidelidad. Todo el mundo parece ser feliz, hay secretos que puedes odiar, más hay amor que se guardar, bajo el sol sólo debes de buscar. Si tu padre parece enojar, y no tienes salida de aquí, a un mundo nuevo debes de viajar, una nueva vida hay para ti. Busca en el arcoíris dentro del cristal, que él siempre amor te recordará, que no existe un sólo final, y yo sé que te animará.” Miré aquel sol con gran detenimiento y noté una pequeña abertura, parecía un cerrojo que me gritaba “ábreme de una vez”. Lo intenté pero no había modo de hacerlo, repetí la canción en mi mente varias veces, “busca en el arcoíris del cristal” mire dentro de mi clóset, recordé de inmediato que ahí tenía una caja de cristal que dentro contenía un hermoso arcoíris de metal, al observar con atención me di cuenta de que uno de los extremos parecía embonar con la cerradura del sol. Bajé la caja de cristal con mucho cuidado de la parte más alta del clóset, la abrí con un poco de dificultad pero obtuve lo que quería. Abrí aquella extraña cerradura y unas escaleras pronto estaban a mi vista, parecían llevarme a un túnel bajo mi casa. Nath, ¿debía decirle? Quizá no era buena idea, después de todo yo tenía un excelente preparación para defenderme sola, pero, si mi madre me enviaba a ese lugar debía ser un lugar seguro, o eso me imaginaba. Tomé una linterna que colgaba de la pared de mi habitación, un hermoso adorno que por años había estado en ese lugar intacto, bajé con mucho cuidado, pues no sabía que me esperaba allá abajo. Cerré la puerta tras mi entrada llevando la llave conmigo. Llegué al inicio de una especie de túnel que me apresuré a recorrer, la voz de mi madre con esa canción que amaba se escuchaba resonar muy despacio, casi imperceptible. Llegué a una especie de habitación, pequeña por supuesto, parecía el final del camino. Había un monitor y un sofá que parecía cómodo. Tomé asiento y la pantalla se encendió en un instante, estaba ahí, mi madre, justo como la recordaba. “Hola Sarahí, hija mía, quizá cuando llegues a este lugar es porque ya ocurrió lo que temía, he muerto y tu padre se ha vuelto una persona irreconocible, lamento que tu vida no sea un cuento de hadas después de mi muerte, desearía con todo mi corazón que las cosas fuesen diferentes, pero no lo son -mirarla de nuevo me llenó el corazón de melancolía conocía esa voz, reconocía y extraño ese rostro -cariño mío, no estás sola, y jamás lo estarás, me tienes aunque no físicamente, en tu corazón, sé que a este punto no hay palabras que puedan consolarte y que estás decepcionada de tu vida llena de secretos, pero debías crecer siendo una pequeña normal -suspiró y me sonreía -no sé si hice bien al defender la justicia, no sé si vale la pena dejarte, pero quiero un mundo mejor y si para eso es necesario dejar de existir no lo dudaré jamás -lloraba, ella lloraba mientras hablaba - Te amo, y espero que jamás me olvides Sarahí. Eres la luz de mis ojos, lo más importante en mi vida. Ahora solo resta que confíes en mí y presiones ese botón tras el monitor, te llevará a un lugar donde nadie puede dañarte, con personas que van a cuidarte como si yo lo hiciera. Te amo hija.”
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