Capítulo Doce.
Cuando el bebé empezó a llorar, el hombre del final puso los ojos en blanco, mientras que el de azul, aparentemente una mujer, metió la mano dentro de su bata para consolar al niño.
El bebé, inconsciente de la tensión que rodea al oasis, lloró más fuerte, quizás porque tenía hambre o estaba mojado.
La mujer de azul miró al hombre del extremo, y luego abrió su túnica para sacar al bebé de su cabestrillo.
El niño, que se retorcía, aún no se había aplacado.
El hombre le dijo a la mujer palabras afiladas.
Ella le devolvió la cólera con sus propias palabras, y luego le quitó el pañal mojado.
Betty fue hacia la mujer y se arrodilló en la arena a su lado. —“¿Puedo ayudar?”
La mujer se quitó el velo de la cara, dijo algunas palabras suaves y sonrió. Era bastante hermosa, con
