Christian Goldman Desde que dejé la playa no pude evitar percibir ese sentimiento de abandono en mi interior, era como si con cada paso dejaba algo detrás de mí; la brisa de la noche sopló con fuerza, haciendo que el frío se me colara en lo más profundo de mi ser, lo sentí en mis tuétanos, miré al cielo y la luna que estuvo cubierta hasta hace solo unos momentos, apareció brillando en todo su esplendor, observé las estrellas, vi una fugaz y pedí un deseo. —Poder ser feliz con Lynda —pronuncié en voz alta. Quizás era un iluso, o pensaba que no había ninguna falta que el verdadero amor no pudiera perdonar, mas tenía la sensación de que podía estar con ella, lograr mi felicidad y sobre todo hacerla feliz porque Lynda se lo merecía, porque desde pequeña vivió rodeada de la tragedia y maldad

