¿A qué viene eso?

487 Words
Estaba algo preocupada, es cierto que deseé con todas mis fuerzas no volver a ver a Ares nunca más después del incidente del beso al final del partido, pero era raro en él que no viniese al entrenamiento. —Nora, ¿dónde está el tight back?—mi padre se refería a Ares, yo alcé los hombros.— Tampoco han venido seis chicos del equipo defensivo, aquí está pasando algo... —Quizás se hayan contagiado alguna enfermedad.— la verdad, la tradición de besarse con cualquiera tras ganar un partido era de todo menos higiénica. —No creo...—miró su reloj y sonrió.—¡El entrenamiento ha terminado!— los jugadores fueron directos a las duchas.—Me tengo que ir, por cierto, no me esperes para cenar. —Espera, no pretenderás dejarme tirada.— salió corriendo de forma infantil y se escapó en el coche. Me vi de nuevo contra mi peor enemigo en el campo, el puto bidón de agua. Lo llevé rodando de mala manera hasta el vestuario. —¿Necesitas ayuda con eso?— preguntó Hudson al verme dando patadas al bidón. —No, ya no.—gruñí antes de cerrar la puerta de la sala donde guardábamos el material. —Nora... felicidades por el partido de ayer, gran parte de lo que pasó fue gracias a ti y...— dejé de escuchar lo que decía. London había salido del vestuario y cuando fui a despedirme con la mano, me fijé su ceño fruncido al ver a Hudson. Escupió en el suelo y maldijo en voz baja. ¿A qué venía eso? Después salió Kai con una sonrisa genuina, era el momento. —...Por eso, perdona por no haber confiado en ti desde el principio...— tuve que interrumpir a Hudson. —Tranquilo, hablamos mañana ¿vale?— era una pregunta muy retórica, porque antes de que pudiera contestar ya había salido corriendo hacia Kai. —Entrenadora.— dijo él sorprendido, al verme aparecer así. —Hoy has tenido un par de buenas recepciones.— dije intentando comenzar la conversación de forma natural. —Gracias, la verdad es que últimamente es mucho más fácil, antes todos iban a por mí, pero desde que Hudson se la pasa a los demás jugadores también...—me di cuenta de que no tenía ningún interés en toda esa charla vacía. —De acuerdo, seamos claros: Erin.—sus mejillas se volvieron rojas y asintió.— Te aseguro que como la hagas daño me encargaré de que no vuelvas a jugar en tu vida.— él asintió nervioso.— Y no me refiero a evitar que te contraten, me refiero a hacer que sufras un terrible accidente ¿entendido? —Sí.—hice un gesto para que se fuera fingiendo no haber hablado más que de football, al darme la vuelta pude ver en Hudson la misma expresión que en London. ¿Qué les pasaba?
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