Tras la disputa con su hija, Delphine se limitaba a conversar en casa solo con su hijo Joaquín y las criadas. Con su esposo apenas intercambiaba palabras, y solo lo hacía para discutir. En cuanto a Veronica, ni siquiera se miraban. No entendía la actitud de su hija y temía que ella estuviera al tanto de sus planes con su novio, lo que había causado malentendidos. El silencio de su esposo no le afectaba mucho, pero el distanciamiento de su hija le rompía el corazón. Intentó resolver los pequeños problemas con ella, pensando que todas las familias tienen discusiones. Últimamente, Verónica pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación, durmiendo o saliendo solo para encontrarse con su novio, Manuel. Delphine golpeó la puerta de su habitación, pero no obtuvo respuesta. Insistió, per

