Delphine sabía que lo ocurrido entre ella y el novio de su hija debía quedar entre ellos dos. No sabía cómo reaccionaría Verónica al enterarse de la situación en la que su novio tuvo que auxiliar a su madre, aunque ella misma no se encontraba en una situación diferente. Después de la llamada de Verónica, Manuel llega a la discoteca donde quedó en recogerla. Parece haber vivido un déjà vu, casi en las mismas condiciones en las que recogió a su madre. Verónica está bastante ebria, vistiendo un vestido muy provocativo y apenas consciente. —¡Mi amor! ¡Qué bueno que viniste! —dice ella con gestos de burla, demasiado ebria para conectar con lo que dice. —¿Nos vamos? —Manuel la mira con molestia. Aunque sabe que ella es bastante libre, le molesta tener que recogerla siempre en ese estado. —Ay

