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1929 Words
Había pasado semanas de que Bastian no me dirigía la palabra, ni miraba hacia donde me encontraba. Eso me dolía. Escuché por la boca de mi amiga Even, que seguía saliendo con la tal Violeta. Sabía que eso iba a pasar, era obvio. Mi amiga me reclamó que fui la culpable, porque yo le dije que saliera con ella. Y no me quedaba más remedio que aceptarlo. Fui yo la culpable, de echárselo a los brazos a la tal Violeta. Me odiaba. Cambié mi horario en el gimnasio. Iba más temprano, para no verlo. Solo que una vez se me hizo tarde, y tuve que encontrarlo. Él solo me miró y no dijo nada, a su lado iba Violeta. Ambos se fueron a la parte de arriba del gimnasio. No quería verme, eso era seguro. Nuestra amistad apenas estaba empezando, y ya la había echado por el desagüe. Dejé de lamentarme días después de verlo en el gimnasio. En sí, no era mi culpa que terminara todo. Si él, en realidad quería seguir con nuestra amistad debía haberme buscado y así poder arreglar las cosas. Es así, como los adultos arreglan las indiferencias, no dejándose de hablar. Pero al parecer, ninguno de los dos se consideraba adulto. Ja! Sanderson me buscó días después de su fiesta y el beso. Me dijo que quería conocerme más. Obviamente, lo rechacé. No quería nada que ver con él ni con nadie del instituto. Even me reprendió. —Eres una tonta. —¿Por qué? —Sanderson, es guapo y tiene estatus. Además, estas soltera, y Bastian te dejó por Violeta. —Espera, Bastian no me dejó. No éramos nada. Además, no me importa el estatus. Sanderson no va conmigo. Punto final. —Como sea. De todas formas… —se calló. —¿Qué ibas a decir? Puso una línea firme en sus labios. —Bastian anda con Violeta. Ya son novios oficiales. —eso me rompió. —Así que deberías estar abierta a citas. Bastian y tú, ya son historia. Creo que todo esto había pasado demasiado rápido. La amistad, reviviendo viejos recuerdos. Y este sentimiento tonto que estaba creciendo. Lo odiaba y a la vez le quería. Bastian Loche, te odio. Bastian Loche, te quiero. Ambos sentimientos coexistían en mi interior, y no sé cuál era el que iba a ganar esta batalla. Even seguía invitándome a las fiestas, pero me negaba a ir, por la vergüenza que pasé la última vez en casa de Sanderson. Es viernes por la noche, y hay una fiesta en casa de Mónica. Estoy tentada a ir, pero no sé. Dice Even que habrá universitarios, y eso es algo nuevo. Nunca que he ido a una fiesta que tenga chicos universitarios, ellos son demasiados cool para ir a una de nuestras fiestas. Pero el novio de Mónica es universitario, es allí el por qué esta fiesta será diferente a las demás. Estoy boca abajo pensando en ir. Ha pasado semanas sin salir, y el gimnasio estaba cobrando su factura, mi cuerpo se había moldeado bien, y estaba todo en su lugar. No diría que era perfecta, pero un vestido entallado me quedaría bien. Sonrío. Compré la semana pasada un vestido corto en internet. Que pensé usarlo en el cumpleaños de mamá. Y para eso faltaba un mes. Salté de la cama y fui a mi armario, era hora de que la verdadera Lina Han saliera del closet, figurado. *** Para cuando estuve en casa de Mónica, nadie me reconoció, al no ser por mi voz. Hice conversación con algunas chicas del club de literatura, y después me pasé bailando con una de ellas. Bebí un poco de alcohol para sentirse en ambiente, y como se había dicho. La casa estaba llena de chicos universitarios. —Tu nombre. —un chico alto, de cabello negros, me habló. —Eres linda, te he estado observando. Es la primera vez que te veo aquí. Bueno, es la primera vez que vengo a una fiesta de Mónica. Sonreí. —Lina. Lina Han. —¿coreana? Asiento. Las comisuras de sus labios se elevaron. —Me encantas, Lina. —susurró a mi oído. Eso me hizo reír. —Si tu lo dices. Le seguí el juego. Estuvimos charlando un poco, sobre como es la universidad y cosas triviales. Gustos, y bailamos un poco. Para ser sincera, me divertí y mucho. La noche llegó a su fin, para mí. Mamá me dio toque de queda. —Debo irme, —canturree. —¿Tan pronto? —Es pasada de las dos de la mañana. —Quédate un rato más. —No puedo, enserio. —Dame tu celular, —se lo di. Escribió algo en el y me lo devolvió. —Ahora tienes mi número. —me dio su celular. —escríbeme el tuyo. Y podremos estar en contacto, esta noche aun no termina para nosotros. Eso me tomó desprevenida. Creí que solo íbamos a pasar un buen rato y nos olvidaríamos. Así funciona esto. O eso creía. Bastian no había asistido a esa fiesta, y Even se había ido temprano. Por lo que los rumores me habían llegado. —Déjame acompañarte a tu casa. Sacudí la cabeza. —Podrías empezar acosarme, si conoces donde vivo. Rio. —Han, enserio que tienes mucha imaginación. —No tienes idea. —Entonces, déjame hablar contigo hasta que llegues a casa, a salvo. Dice que vives cerca ¿no? —Así es. —¿Y cómo harás eso? —muestra su celular, está llamando. Mi celular suena, y veo el número. Se registro como chico nocturno. Me mordí los labios. —Te tengo vigilada, Lina. —Eso sonó como un acosador. —Mis disculpas, Madame. No quise asustarla, pero me encargaré de que llegue salva a casa. Empecé a caminar y hablar por teléfono con él. Sin parar de sonreír. —¿Qué ves a tu alrededor? —Casas y árboles, chico nocturno. —Sigue así, así puedo verte y saber que estás bien. Dime, ¿qué haces mañana? Mis deberes los hacía el domingo, así que podía salir con él. —Nada. —¿Te gustaría ir conmigo a ver una película? —¿Es una cita? —Lo es. —Está bien. —¿Qué tipo de películas de gustan ver? —Comedias Románticas, y de Drama. —Eres predecible, Han. Rei. —Soy una chica, Caleb. Es normal que nos guste las películas con historias de amor, y un poco de diversión. —Lo entiendo, no estoy juzgándote. Solo que aparentas una persona muy distante y fría. Y veo, que, en el fondo de tu caparazón de tu protección, eres otra persona. Una oruga tratando de ser cuidada y querida. Sus palabras me calan. —¿Cómo has podido compararme como una oruga? —pregunto divertida. Tratando de que no se de cuenta, que me ha llegado cada una de sus palabras. —Por que una oruga se convierte en una hermosa mariposa, que alza el vuelo para ser libre. Y sé que quieres alzar tus alas y ser libre ¿no es así? Me detengo. He llegado a casa. —Lina, ¿estás ahí? Silencio. —¿Sucede algo? —Tal vez, ya soy la Mariposa.   ***   —¿Segura que quieres palomitas con caramelo? —Caleb estaba tratando de convencerme de que comprara palomitas con chile. Pero le dije que me encantaban las de caramelo. —Eso es demasiado chile. —ataque cuando compró las suyas. —Y las tuyas, demasiado azúcar. Alcé los hombros y los dejé de caer. Íbamos directo a la fila para entrar a ver la película, cuando los vi. Bastian estaba allí con Violeta, tomados de la mano, iban saliendo de la sala. Él se me quedó viendo, y después miró a mi compañero de película. Alzó una ceja. Mi cuerpo se tensó. —¿Es tu ex? —me susurró al odio Caleb. Eso me hizo reír.  Caleb apretó la mandíbula. —No. Era mi mejor amigo —le susurré en respuesta. —Oh, ya entiendo. ¿Quién es la chica con la que sale? —Su novia. —Pobre chico. —¿Por qué? —Ahorita lo entenderás. Caleb hizo que nos acercáramos a ellos para saludar. No veía el hecho de que hiciéramos eso. —Hola, Soy Caleb. El novio de Lina —me giré para verlo ¿Qué demonios? Caleb sonreía de oreja a oreja. Tendió su mano para que Bastian la estrechara, lo cual hizo. Con un rostro tan serio que podría hacer llorar a un bebé. —Bastian. —Me miró. —Ella es mi novia, Violeta. Se atrevió a llamarla novia delante de mí. Punzada. Violeta a su lado estaba algo tensa. Lo cual me causo curiosidad. —Oh si, la conozco. Muy bien —esta ultima parte la entonó tanto, que me hizo pensar algo más.  —Ella asiste a muchas de nuestras fiestas de la fraternidad, ya decía yo por qué no la habíamos visto ahora. Tiene novio —sonríe burlonamente. —Ya te extrañamos Viole. Violeta, estaba color rojo. —¿Es cierto eso Violeta? Me decías que casi no salías a fiestas. —Bastian estaba desconcertado. —Si, solo que eso fue hace mucho tiempo. —Si no mal recuerdo, la ultima vez que fuiste fue hace dos semanas ¿no? —Creo que viste a la persona equivocada, Caleb —le miró furtivamente. —Deberías seguir nuestro camino, Bastian. Estos tortolitos deben estar solos. Ahí había algo, y tenía que averiguarlo. Bastian me dio una última mirada, antes de irse. —¿Qué fue eso Caleb? ¿La conoces? Caleb sonreía de oreja a oreja, y estaba satisfecho de darle esa espinita a Bastian. —Tu ex mejor amigo debe darse cuenta que Violeta, no es quien dice ser. —¿A qué te refieres? —Han ¿no te das cuenta? Ella lo tiene en una burbuja. Le mintió. Ella no es lo que aparenta. Es una zorra. No estaba entendiendo. —¿A que te refieres? —Violeta ha asistido a nuestras fiestas desde hace semanas. Ella es como se diría, la mascota de la fraternidad. Nosotros buscamos chicas de preparatoria y si ellas aceptan, se vuelven nuestras perras. Así es la universidad, nena. —Me guiña un ojo. —Y ella obviamente, lo ha estado engañando, diciéndole cosas que no son. —Es una mentirosa. —Y lo hace muy bien. Pobre de él, espero que no esté enamorado, porque sino está jodido. Ese tipo de chicas no traen nada bueno, deberías ayudarlo a alejarse de ella. —Ya no me habla. —Que mal. Ni modos, el tiempo se lo hará saber. —¿Por qué le dijiste que éramos novios? Sonrío. Esa maldita sonrisa sexy. —Por que era obvio que le gustas. Estaba muy molesto por vernos juntos. —Eso no es cierto. —Claro que sí. ¿lo era? ¿Bastian estaba molesto porque estaba con Caleb? ¿celoso? Sacudí mi cabeza. Estaba loca en pensar que él pudiera sentir celos de Caleb. El solo me veía a como una amiga. Entramos a la sala para ver la película y disfrutar de una comedia romántica. Tal vez esta noche, solo debería pensar en mí. Y no en Bastian. Debería empezar a pasar página.   ***   —¿Estás segura? Le había contado a Even sobre el encuentro con Bastian en el cine. Y lo que Caleb, me había dicho. —Dice que debería sacarlo de sus garras, ella no es buena para él. —¿Y como harás eso? No se hablan, el ni siquiera te mira. —Lo sé. Y eso me lleva a pensar, si de verdad debería ayudarlo, no es como si él me hubiera pedido la ayuda. —Fue tu mejor amigo, mientras duro. Creo que si deberías hacerlo. Si Caleb, dice que ella es mala. Entonces, deberías ayudar a Bastian a darse cuenta de que tipo de novia tiene. Bufé. —Lo intentaré. Caleb había regresado a la universidad, pero seguíamos en contacto, me dijo que regresaría el fin de semana para verme. Eso me puso emotiva. Me había divertido esa noche con él en el cine. Era gracioso, me entendía, y por supuesto, muy atento. Creo que tal vez, era hora de emprender el vuelo. Y lo correcto sería, que lo hiciera con Caleb, después de todo. Él me comparó con una oruga. 
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