III.- PARTE

4968 Words
:::::::::::::::::::::: EL MILAGRO DEPENDE DE TI… III PARTE MOMENTOS… HISTORIA DE VIDA MARIELA GUILLEN :::::::::::::::::::::: III.- PARTE UNA VIDA DE 25 AÑOS… La breve reseña que a continuación relato, la he hecho con el firme propósito de generalizar mis conocimientos, acerca de mi origen y de todos los aspectos de mayor relevancia, que a lo largo de mis 25 años fueron MOMENTOS gratos, que hoy son parte de mi historia, comienzo por recordar mi infancia, llena de tanta ingenuidad, sin malicia, tranquila, pero muy curiosa, la hija menor de un grupo de 6 hermanos, 4 hembras y 2 varones, siempre llena de inquietudes, sueños y fantasías, muy propias de mi edad como cualquier otra infante que descubre el mundo a su paso, temerosa y egoísta, tal vez, un poco con mis sentimientos, ya que siempre, mis juegos fueron muy particulares, no los compartía con nadie, traviesa e inquieta, jugaba solo con ciertas amistades, tampoco jugaba con muñecas, nunca les presté atención por muy lindas y tiernas que fueran, más bien, todo lo contrario, no me gustaban para nada y les tenía miedo a sus miradas. Posteriormente enfrento una adolescencia, llena de inquietudes e interrogantes siempre me consideré una jovencita muy alegre, coqueta y muy jovial, patinadora por excelencia, montaba en bicicleta, ésta la alquilaba, para dar una vuelta la manzana del barrio, también alquilada por unas determinadas horas… nunca tuve una bicicleta propia. Refiero que a muy temprana edad me envuelvo entre estudios y trabajo. El trabajo no era determinante ni obligatorio, pero si lo respetaba, aparte de ser compartido con mi padre era una labor muy linda, vendiendo frutas y hortalizas en el mercado, todo con el firme propósito de obtener mayores ingresos, que solventarán mis estudios y el presupuesto familiar, ya que provenía de una familia muy humilde, con una fuerte devoción católica al servicio de los más desposeídos, siempre, nos consideramos todos como honrados trabajadores y entre todos aumentábamos además del presupuesto la alimentación del grupo familiar. Solía ser una chica bien simpática, saludable, trabajadora y muy estudiosa, todos mis sueños y aspiraciones eran convertirme en una profesional, por ello dedicaba la mayor parte de mi tiempo libre a las materias del tercer año de Educación Básica, con el único objetivo de tener buenas calificaciones para ingresar a la preparación media en la Escuela Normal Alejandro Fuenmayor del Municipio Maracaibo, Estado Zulia Venezuela. Todos mis años de estudios los compartía con grandes satisfacciones, porque siempre era la madrina de los juegos, la reina del salón o la novia del liceo, entre otras. A menudo era la candidata más destacada para cualquier actividad, inclusive, no solo en el liceo, también lo fui en mi barrio. Finalmente para el año 1982 obtuve mi primer título como Bachiller Asistencial en Trabajo Social, el cual considero fue mi primer gran paso al ingreso de área profesional y laboral. Ciertamente, mis inicios laborales se consolidaron en una Gran Institución Benéfica, como lo es la Lotería de Zulia, allí me desempeñe como Trabajadora Social, por un periodo de 6 años, también fui la reina y representante de la Institución para la Ferias de la Chinita, año 1984, periodo del cual guardo lindos y gratos recuerdos… Allí aprendí a distinguir el llanto y la risa, los triunfos y los fracasos, el poder y la humildad, también compartí sentimientos y amistades, grandes satisfacciones y proyectos, me enamoré profundamente, experimenté lo más puro y sincero, como mujer entregué todo mi amor y confianza, sin malicia, siempre llena de ilusiones y fantasías, como todo enamorado que a ratos ríe y a ratos llora, pero lo más importante era la felicidad que sentía y compartía sinceramente. Joven, activa, trabajadora que al mismo tiempo cursaba estudios en la Escuela de Comunicación Social en nuestra Ilustre Universidad del Zulia. Siempre llena de proyectos de superación, con mi sonrisa en los labios para cada situación, muy jovial y de muy buen gusto al vestir, siempre acorde con la moda, siempre luciendo trajes hermosos y distinguidos, sonando fuertemente los tacones de los zapatos a mi paso, siempre de prisa en contra del tiempo, pero con las mismas inquietudes y chistes, lágrimas y ocurrencias, muy típicas de cualquier estudiante. En medio de tantas inquietudes y trabajos, poco a poco, avanzaba mis estudios universitarios, ya casi llegaba al final de la carrera en la Escuela de Comunicación Social, de nuestra Ilustre Universidad del Zulia en Venezuela, en la plenitud de querer vivir mi vida, solo contaba con 25 años de edad y una cartera llena de deseos y superaciones cuando el tiempo se detuvo y me sorprendió con una prueba, que pareciera estar muy lejos de mi vitalidad y juventud palpitante, de sueños sin terminar… se apagaron todas las luces y llega el final de 25 años vividos, para dar comienzo a otra forma de vivir la vida en medio de dichas y quebrantos. 1- ALGO INESPERADO… Un buen día del mes de mayo, del año 1988, como cualquier otra mañana, desperté con mucho entusiasmo, para dar inicio a mi jornada de trabajos y estudios, tomé una ducha bien relajante, me preparaba para comenzar mis actividades, se trataba de un día viernes, que por lo general solían ser muy agotadores, solo por ser el último día de la semana, que finalmente involucraba trabajos y estudios. La mañana fue muy calurosa, pero a pesar de la temperatura, logré realizar todas mis actividades pendientes, mientras que para la hora del almuerzo y reposo, lo compartí con dos amigas, mi compañera de estudios y mi amiga de siempre, Nivia, ambas decidimos la selección del restaurante para almorzar, conversar y compartir un poco. Ese día se trataba de un menú especial y allí, instaladas entre lágrimas y risas se agotó el tiempo, finalmente mi compañera de estudios y yo acordamos que al salir de clases, iríamos a ver a mi secretaria que se encontraba recluida en la clínica falcón de Maracaibo. Al final de mi jornada de trabajo, continué con mis clases en la Universidad. Recuerdo que iniciaba el 8vo semestre de Comunicación Social y por lo general, las clases eran muy cortas, por lo que nos destinamos para ir a la clínica a ver la compañera de trabajo… Todo era risa, chistes y alegrías, a mitad de camino hicimos una pausa en un estación de servicio para llenar de combustible el carro, justo en ese momento encontramos otra compañera que también iba a ver a la secretaria en la clínica, listo, formamos el trio para continuar juntas el camino, pero, justamente una cuadra antes de la clínica, paradas a la espera del cambio de luces del semáforo, escuchamos una canción, que para ese tiempo, sonaba mucho, era agradable escucharla y todas al mismo tiempo, entonamos a viva voz la letra de la canción, recuerdo que encendí un cigarrillo y seguidamente una pausa…. Mes y medio en estado de coma, inconsciente y en la misma clínica fue el final de aquel entusiasmado y trajinado día… Sin recordar absolutamente nada de lo sucedido, ni siquiera el impacto de choque, nada no recuerdo nada, no sé qué pasó… cuentan mis hermanos, que esa noche fue de incertidumbre, angustiante y dolorosa, todos confundidos, ante la espera de una noticia fatal, pero con la esperanza de llegar a 24 horas, >. Equipos médicos especiales, exámenes de rutina, exámenes especiales de neurología para adelantar un diagnóstico, rayos x, resonancias, tomografías, médicos especialistas, inclusive hasta médicos forenses, en fin, se agotaron tantos recursos esa noche, todos con el mismo objetivo, salvar la vida de MARIELA… mis compañeras también sufrieron daños, pero siempre conscientes de lo sucedido, comparado con mi gravedad, sus lesiones fueron leves, en menor grado, mientras que yo presentaba severas lesiones de orden cerebral, un traumatismo generalizado, pérdida del conocimiento, entre otros, todo según versiones de mis hermanos. Esa noche, las esperanzas de vida eran muy mínimas, las mismas estaban puestas en manos de Dios, de los aparatos médicos y del equipo de galenos especialistas, una noche de llamadas de emergencias, confundidos todos, médicos, amigos, familiares, la noticia abordaba el terror y la fatalidad entre todos, primero fueron 24 horas, luego 48 horas, 72 horas de horror y esperanzas, una semana y la lucha por mi salud continuaba, así poco a poco, se fue disipando la duda ante la fatalidad, mientras albergaba el deseo y las oraciones por mi recuperación. A lo largo de un mes, en coma profundo, más 15 días en coma inducido, inconsciente de todo a mí alrededor, en mi hogar, con mi familia, se suscitaron tantos acontecimientos, versiones de todos, que en casa todo era una tragedia. Mis padres aturdidos con la noticia y enfrentados a un terrible drama, mi familia en pleno, desorientados por completo sin saber cómo enfrentar esta realidad, una de mis hermanas que se encontraba en estado de gestación, con el impacto de la noticia, presentó una hemorragia, con amenaza y pérdida del bebe, motivo por el cual la ingresaron de emergencia en la misma clínica, mi hermana mayor también desencadenó serios trastornos de salud, igualmente fue ingresada en otro centro hospitalario por varios días. Total la desgracia se detuvo unos cuantos días en el medio familiar, para ese entonces. Luego de transcurrido un mes y medio aproximadamente, yo totalmente ajena a lo sucedido, hubo un MOMENTO que escuchaba mucho ruido y mucha gente hablando, finalmente noté que se trataba de un radio prendido que estaba colocado en la cabecera de la cama, según mis hermanas se trataba de una estrategia del médico para que yo despertara…. Realmente fue muy buen acierto, porque lograron despertarme de ese largo sueño y así estuve durante horas, despertaba y dormía. Finalmente desperté y estaba en una habitación y aún, sin entender nada, rodeada de aparatos, médicos, enfermeras, familiares y así muy distante, apenas alcanzaba ver a una de mis hermanas, quien se acercó a mí con lágrimas en los ojos y con una expresión muy triste y sollozante, con voz cálida y quebrada, me decía –tranquila, tranquila, sufriste un accidente. En esos MOMENTOS, aquellas palabras dieron respuestas a tantas interrogantes dentro de mí, desconocía todo, hacía mucho frío, quería hablar y no podía, no salían palabras de mi boca, tampoco sentía moverme, solo eran paredes blancas, tan blancas como mi mente en blanco, sin recordar nada, todo era un bloqueo total, muy a pesar de mis esfuerzos, nunca recordé nada que me significara el motivo por el cual estaban sucediendo tantas cosas, totalmente desconocidas que no eran el común de mi diario trajinar. Las palabras de mi hermana eran frases incompletas que todavía no disipaban mis dudas, no se sí eran sus lágrimas o las mías las que brotaban con gran intensidad, pero en silencio suplicaba me explicara todo… cual era el motivo de estar allí en ese lugar, sin poder moverme, sin pronunciar palabras, rodeada de tantos aparatos y enfermeras, tantos médicos, por qué tantas mangueras sujetas a mi cuerpo, soluciones, sangre todas conectadas a mis venas, muchos dolores en mi cuerpo, tan insoportables como ese MOMENTO mismo. El ambiente se tornaba cada vez más cálido y tenso, ambas enfrentaos el mismo dolor, yo en silencio frente a esa gravedad y ella con su voz quebrantada, me explicaba detenidamente el porqué de aquella tragedia que vivíamos. Mientras observaba todo lo que había a mi alrededor, llegaba una enfermera con una bandeja en sus manos, repleta de jeringas y frascos de pastillas, muy delicadamente me suministró un sedante. 2.- MI REALIDAD… En la habitación, postrada en una cama, inmóvil, sin poder pronunciar palabra, rodeada toda de aparatos y equipos médicos, con dolores interminables e indefinidos, me sentía muy estropeada, el malestar muscular, insoportable, debido al alto grado de las lesiones, apenas abría los ojos, ya que sentía los parpados tan pesados, como si tuviera encima de cada uno dos ladrillos. Ya consciente y enterada de toda mi tragedia, pero con mi mente, totalmente bloqueada y en blanco, sin noción del tiempo, no distinguía si era de día o era de noche. Médicos y enfermeras siempre a mi lado, pendientes de las transfusiones, soluciones, todo un aparataje y equipos médicos, bombonas de oxígeno, en fin…. A mi alrededor siempre mi familia, mis padres, hermanos y amigos, todo un espectáculo, la propia película de terror en la que yo era la figura principal y a la vez la atención como a un bebe recién nacido. Todo tan delicado y con mucho cuidado, de cambiar pañales y demás, ya que sin control alguno me orinaba y evacuaba y no sentía ninguna molestia, mis hermanas y mi cuñada Nellys, eran las que estaban al pendiente de todos esos detalles, inclusive hasta de los días de período menstrual, mi alimentación era toda líquida, suministrada, con mucho cuidado y muy lentamente a través de una sonda nasogástrica, todo estéril con mucho cuidado, tal cual atención a un recién nacido. Así transcurrieron muchos días de confusión, desvariando a cada momento, sin entender nada, todo era incoherencia total, ---- todo sin sentido---un mundo tan extraño para mí, que no tenía salida, muy difícil para entender todo esa tragedia. Dormía y dormía mucho y al despertar, siempre a mi lado, mi hermana, mi cuñada o mi amiga Nivia, todo era una confusión, el suero insoportable, los dolores musculares más aumentados, tormentosos e insoportables, el oxígeno horrible no soportaba el dolor de la boca y encías y si me lo retiraban era peor porque me ahogaba y sin respirar ni un poquito, toda aquella incomodidad, e intolerancia que ya sentía desvanecer, no resistía, no dejaba descansar a nadie, menos descansar yo. Todo eran Angustiante y tormentoso, que recuerdo un MOMENTO de rabia y angustia de mi hermana que soltó su molestia y salió de la habitación un rato, mientras yo desesperada, sola sin pronunciar palabra para pedir auxilio hasta que por fin llegó la enfermera y me suministró un sedante, supongo, así fue que pude conciliar el sueño, así, fueron tantas noches y días sin distinguir, uno de otro y desvariando cada MOMENTO aún sin comprender que era yo el personaje principal de todo aquel horror. Inolvidable y sufrida, pero también recuerdo como anécdota, una noche, supuestamente de madrugada, a mi cuidado se encontraba una amiga que por primera vez se quedaba para hacerme compañía, lo cierto es que al despertar la veía a mi lado, pero con un terrible dolor en el brazo, que me ardía, me quemaba, sentía que explotaba, no podía distinguir aquel síntoma, lo peor del caso era, como le decía a ella que el suero se estaba infiltrando, ya que no podía pronunciar palabra alguna, ni mover un dedo, sólo miraba fijamente la solución y ni siquiera eso lo entendía, porque mi mirada era toda pérdida, ya que no fijaba un punto específico. Mi pobre amiga desesperada de un lado a otro, tratando de adivinar lo que sucedía, nunca se le ocurrió, mirar la solución, claro no la culpo, “no sabía que hacer la pobre” hasta que por fin, la enfermera, Dioosss…. Ella solo miró todo a mí alrededor, todos los aparatos, hasta que revisó cuidadosamente la circulación del suero…. GRACIAS A DIOS ERA ESO… y con mucho cuidado, movió mi mano y retiró la aguja, con una crema y muy delicadamente frotó mi mano, hasta aliviar un poco ese dolor, pero igualmente volvió a penetrar la vena y un poco más aliviada me fui tranquilizando, hasta lograr el sueño, pero con otra molestia, tormentosa y angustiante me despertaron para la limpieza de un Aparato…. El TRAQUEOTOMO, Diossss…. Terrible esos momentos, sentía que me asfixiaba porque me quedaba sin respirar por segundos, inclusive hasta llegué a perder el conocimiento, pero era algo imprescindible limpiar el TRAQUEOTOMO, a cada rato para evitar la acumulación de flema con sangre, estas fluían con tanta rapidez que se disparaban el chorro en varias oportunidades pegaba al techo y/o a las paredes de la habitación. Son tantas las experiencias y MOMENTOS de dolor y sufrimiento, en aquel entonces, aún recluida en la clínica. Otra molestia tormentosa, terrible era en el paladar y los dientes, no sé si era dolor, frio, dentera, calambres, no lo definía, lo cierto es que era terrible esa molestia, otra vez, como explicaba yo esa molestia, sino podía ni pronunciar palabras, ni un movimiento. Mi cuñada me repetía tantas posibles molestias, hasta que por fin, dijo las palabras claves, “paladar”, “dientes”, era un desespero el poder descifrar todo aquello, solo teníamos una señal, negar era abrir los ojos y afirmar era cerrarlos. Entre una y otra pena, también era aterrador el cambio de posición, era fatigante, me mareaba, sentía nauseas, miedo a caerme, veía todo nublado, inclusive, sudaba mucho, tal cual ataque de pánico, pero era muy necesario el cambio, para evitar la presencia de las “ESCARAS”, que son pequeñas heridas o quemaduras en la piel, que finalmente se convierten en células muertas, formando así una llaga profunda que se van expandiendo y son muy delicadas para su curación. Así como estos MOMENTOS de angustia, eran tantos los detalles que formaban parte de esa tragedia y todavía recluida en la clínica, pasaron días, semanas y meses, soluciones y más soluciones, visitas de todo tipo, amigos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio, todo aquel medio en el que yo me desenvolvía, todo en pleno, mi pareja, GERARDO, eran MOMENTOS muy tristes y aunque muy cortos, tan significativos como implacables, ya que lo tenía tan cerca de mí, pero tan distante, al mismo tiempo, porque solo era mirarlo, sin hablar, sin caricias, todo tan frío y yo tan llena de ilusiones y fantasías en ese MOMENTO. Continuaba desvariando y muy confundida, tener tanta gente y muchas flores me hacían mucho daño, me confundían más, escuchaba que le hacían tantas preguntas a mi hermana, al médico, a la enfermera y así continuaban mis días, todos con una versión diferente, mientras que yo inocente y sin saber que tan mal estado era ese. Las lesiones eran muy severas y el diagnóstico clínico muy complicado, todo aquello era con un sumo cuidado, el médico me visitaba a cada rato, un buen día, observaba que me fatigaba mucho estar con tanta gente a mi alrededor y ordenó, suspender toda clase de visita y muy enojado le repetía una y otra vez a mi hermana …”ESTO NO ES UN ESPECTÁCULO”… y de nuevo la calma volvió, descansaba horas y horas, como si entrara en un sueño tan profundo, pero muy incierto, porque era MI REALIDAD, mi mente se desplazaba de un lugar a otro, haciendo recorridos inmensos a mis recuerdos, jugaba con mis sobrinos, estudiaba para un examen, me sentía en medio de mi trabajo atendiendo mis casos, en mi hogar en compañía de papá y mamá, entre tantas actividades, todas estaban grabadas en mi mente, pero mi REALIDAD era esa… Allí postrada en una cama inmóvil, confundida, pero con la certeza de que era yo quien vivía todo esa tragedia. Los días eran tormentosos, la gente no dejaba de visitar la clínica, aunque no me veían, por allí pasaron personas de todo sentimiento e intenciones, amigos interesados y con plegarias, contentos de ver mi mejoría, mientras que otros, corrían impresionados, despavoridos al verme en aquellas condiciones tan especiales, unos lloraban de alegría, otros de tristeza, porque no decir, que otros con gran malicia reconocían mi recuperación. 3.- EL REGRESO A CASA… Semanas y semanas de intranquilidad, angustia y sufrimiento fueron sumándose al tiempo, mi silencio y mi dolor eran los grandes aliados a tan lamentable tragedia, pero siempre con la esperanza de volver a casa, los sedantes fueron disminuyendo al igual que algunos aparatos quirúrgicos, las soluciones y transfusiones de sangre no eran tan elementales, eventualmente me colocaban el oxígeno, la angustiante y tormentosa limpieza del traqueotomo no era tan seguida, así poco a poco fui superando la etapa de gravedad, el equipo médico que me asistía y todas las enfermeras en pleno, desfilaban, uno detrás del otro por la habitación para confirmar mi estado de recuperación, asombrados y entusiasmados comentaban como superaba aquel gran impacto Neurológico que sufrí y como lo enfrentábamos todos, equipo médico, enfermeras, familiares, amigos y por supuesto yo… digo enfrentamos, porque todos formamos parte de la novedad, ellos con sus conocimientos y paciencia y yo con mis ganas de vivir, fue necesario estar recluida por un mes en la Unidad de cuidados Intensivos de la clínica y luego otros 45 días más en la habitación, para ganarme la simpatía y el cariño de todos los empleados y obreros del centro clínico, todos unidos y con gran emoción elevaban plegarias al cielo por tan progresiva recuperación. Al poco tiempo los galenos emitieron una serie de instrucciones a quienes estaba al cuidado de mi condición, especialmente a mis hermanas, quienes eran las encargadas de asistirme a partir de ese entonces, aquí en este orden de ideas, debo acotar, que mis hermanas tienen conocimientos de primeros auxilios, ya que son enfermeras auxiliares, muy experimentadas al caso ya que trabajaron en centros hospitalarios bien reconocidos en la ciudad. En vista de que los médicos reconocieron estas cualidades de mis hermanas y sus cuidados para asistirme, decidieron entregarme de ALTA y de vuelta a casa, bajo instrucciones precisas de los galenos, inmóvil y sin hablar, con muchas dolencias y el bendito TRAQUEOTOMO, dependiendo todavía de ciertos aparatos médicos y con gran responsabilidad, mis hermanas asumieron el compromiso. La noticia no se hizo esperar y velozmente, recorría los pasillos, yo me atreverá a afirmar que por toda la clínica,…”MARIELA ESTÁ DE ALTA Y VUELVE A CASA”… decían todos, mientras yo confundida todavía, en silencio, con alegrías y tristezas, me preguntaba… Como estará el mundo allá afuera?? Quienes me esperan y como me esperan?? Que pasará conmigo, eran tantas las interrogantes, que sentía mi propio sollozar… Mis hermanas pendientes de todos los detalles como siempre, buscaban uno y otro papel, guardaban cuidadosamente todos los materiales a utilizar, además de recoger todas mis pertenencias y las de ellas, porque estaban instaladas allí en la habitación, prácticamente mudadas de sus casas. Listas, arreglando todo, pero llenas de impaciencia, esperaban la salida, mientras tanto, en la habitación y por el pasillo cruzaban médicos, enfermeras, pacientes, obreros camilleros, radiólogos, entre otros, en fin fueron tantas las personas que me asistieron, que de una y otra manera estaban allí presentes para despedirme y compartir conmigo la alegría de volver a casa, no importa en qué condiciones, pero volvía viva y eso era lo más importante. Entre tantas personas a mi paso, entraban los camilleros para el traslado hasta la ambulancia que me esperaba para llevarme de regreso a casa… Consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor, ya embarcada, sentía las vibraciones del motor, a mi lado mi cuñada Nellys y mi hermana Ana Felicita, pendiente de todo y se repetían una y otra vez …”tranquila te vamos a cuidar mucho…”, “…todo va a estar bien… “. Estás palabras me sonaban tan entusiasmadas, tan llenas de amor y calor de hogar que solo con una sonrisa y un mínimo movimiento de mi mano derecha pude responder a sus caricias, mientras sentía el cruce de las calles y avenidas hasta que por fin se detuvo y mi cuñada, casi gritando decía, ya llegamos, mis ojos llenos de lágrimas y mi corazón estallaba de alegría, mientras me sacaban de la ambulancia daba Gracias Infinitas a Dios, por permitirme volver a casa con mi gente, con mis padres y mis hermanos, nunca los había extrañado tanto, como esos días. Sentía el resplandor del sol y me molestaba mucho, por lo que estaba con mis ojos cerrados hasta entrar a la sala de mi casa, allí esperaban mi llegada mucha gente, entre tantas personas a quien pude ubicar primero fue a mi madre…. con su rostro sufrido y alegre al mismo tiempo, ella acariciaba mi rostro, por otro lado escuchaba el llanto impresionado y desesperado de una de mis sobrinas que se resistía a mirar mi rostro, seguidamente me llevaron a la habitación, todo era diferente, una cama clínica, una bombona de oxigeno, la mesa para colocar material e insumos necesarios para lavar el TRAQUEOTOMO, otra cama pequeña para un acompañante, en fin todo cambió en mi propia habitación, Mucha gente a mi alrededor, unos entusiasmados otros impresionados no volvían a mirarme y muy disimuladamente escapaban… los comentarios eran incontrolables, una de cada tres palabras que escuchaba era de desconsuelo para mí… Fatigada, tal vez por tantas emociones y/o por el cambio de ambiente recaí un poco, una de mis hermanas se dio cuenta e hizo salir a todos de la habitación, para cambiarme y suministrar los medicamentos, luego dejar que descansara un rato. 4.- DESPERTAR EN MI HABITACIÓN… Finalmente, mi habitación, pero era casi como estar en la habitación de la clínica, por fin en casa, en mi cuarto, ese era mi grito silencioso, todo era diferente, faltaba mi peinadora, mi guarda ropas, nada, ni un solo porta-retrato, ni mis libros, ni mis cajas de zapatos, nada Diossss, poco a poco notaba que faltaban todas mis cosas y yo sin pronunciar palabras para preguntar por ellas, la gente continuaba llegando, me traían flores, regalos, estampas con oraciones, en fin, la visita que siempre llegaba muy temprano a la clínica, igual continuaba llegando a mi casa, Sonia y Marianela, las encargadas de mi asistencia por parte de la Institución a la cual yo trabajaba, lotería del Zulia, ellas como siempre a mi lado, pendiente de los detalles, de que no me faltara nada, que bendición tenerlas a mi lado, así pasaron días, mi casa llena de personas, unos salían y otros entraban, yo conscientemente, notaba sus impresiones y me preguntaba, será que tengo el rostro desfigurado? , Dios mío… por que se impresionan tanto?, otros me miraban y el comentario era el mismo, “… ella escucha, ella entiende, está consciente, sabe quién soy yo, por qué no habla???? Diosss… todo esto me encolerizaba, parece que iban a ver el espectáculo y no a la enferma… lo peor de todo era, que se confundían más de lo que ya estaba, en repetidas oportunidades, no estaba de ánimo y como estrategia, me hacía la dormida y/o con el pequeño movimiento de mi mano, daba una señal a mi acompañante de turno, hasta que entendiera que no quería ver a nadie. Porque no descansaba, era demasiada gente, familiares, amigos de estudios, de trabajo, vecinos, en fin todas las personas que se involucraban a mi diario vivir, se hacían presentes, una y otra vez para estar al tanto de mi salud, esto me alegraba mucho pero me fatigaba con frecuencia, los días pasaban, las semanas eran eternas, me trasladaban hasta tres y cuatro veces por semana para que me examinaran los médicos especialistas que tratarían mi caso en particular, La silla de ruedas era divertida pero al estar mucho tiempo sentada era fatigante, igual el collarín era muy grande e incómodo, pero si no me lo colocaba, sentía que se me desprendía la cabeza, no tenía fuerzas para dominarle y solo con el famoso collarín era que la controlaba y en posición firme, cada vez que me trasladaban de un lado a otro me preparaban un bolso, tal cual pañalera, con alimentos, pañales desechables pañitos, baberos, entre otras cosas…. Recuerdo que en uno de esos tantos movimientos para abordar el carro que me transportaba a la clínica, surgió un pequeño incidente y se soltó el “tapa sol,” este sujetaba un pequeño espejo y muy cuidadosamente observe mi cara, en efecto pude descubrir cuál era el motivo de horror y/o impresión para las personas cuando veían mi rostro. Impresionante, de verdad porque mi mirada no se sostenía en un punto fijo, era una mirada pérdida, desorbitada totalmente, además sufrí una pequeña parálisis facial, por lo tanto tenía media cara contraída, esto fue terrible ese MOMENTO, impresión, miedo, pena, angustia, confundida entre el dolor y el sufrimiento de ver mi rostro, así fue que pude entender como las personas salían despavoridas al ver mi rostro, si despavoridas, porque no era normal ver que hasta me babeaba, impresión también porque mis ojos siempre fueron tan luminosos y expresivos, con miradas sanas que reflejaban mi estado de ánimo, mi piel fresca e hidratada ya no era la misma lozanía, estaba hinchada totalmente y agrietada…. MOMENTOS terribles porque no entendía y nadie me hablaba claro, ni me explicaban ésta secuela, un miedo terrible, de no volver a tener esa mirada fresca, picara tal vez y muy expresiva y angustia de pensar que perdí mi gracia y expresiones de mi cara , angustia de no volver a tener ese rostro tanto disfruté a plenitud y que sin años, ni sol, ni nada que lo marchitara, solo un accidente de tránsito lo marcó y desfiguró, finalmente ver mi rostro tan desfigurado me desmejoró anímicamente y así fui cayendo en una fuerte depresión al comprender que cada detalle parecía que estaba fuera de lo normal, específicamente, verme al espejo era aterrador para mí… ¡ Que triste realidad! una pena más a mi tragedia a esa angustia de no volver a ser la misma… GRACIAS A DIOS Y A MIS TERAPIAS que nos enseñó y digo, nos enseñó, porque fue terapia para todos, a mi cuñada, a mis hermanos, mis amigos, en fin, todos los que se ocuparon de mi cuidado, de las infusiones de manzanilla helada y demás, sobre mi cara, los algodones relajantes sobre los parpados de mis ojos para relajar la mirada y un sinfín de ejercicios prácticos para corregir estos defectos. Poco a poco, con mucha cautela, disciplina y constancia he solventado esta secuela, hasta lograr la máxima corrección de todos estos defectos tan impresionantes en mi rostro, a excepción de pequeñas cicatrices y de operaciones posteriores.
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