—Bienvenido a Elmet—Vocifero Ingritt al señalar el muro infranqueable de montañas frente a ellos. Había un paso pequeño por el cual podrían escabullirse. Pues la cordillera de Helena era el paso hacia Elmet que ninguna nación estaba dispuesta a cruzar. Peligros desconocidos acechaban en las cumbres escarpadas de las enormes montañas. Shariock admiro con recelo el imponente obstáculo que de erguía frente a ellos, meticuloso analizó la situación y para cuándo recupero el aliento por la presión. Ingritt se encontraba palpando la parte trasera de su hombro. — ¡Este es el aire más fresco que vas a respirar en toda tu vida Shariock!—Grito llena de entusiasmo al bajarse del caballo y jalarlo por el bozal hacia adelante. La nieve cubría sus botas y al mismo tiempo en cada paso se profundizaba