Andreina ladeó un poco su rostro incrédula de que los verdaderos motivos de la visita de Dorian Edevane fueran por conflictos que ellos desconocían.
El caballero termino de comer y repitió cinco platos al igual que su acompañante. Kiliam estaba un poco incómodo por la forma tan monstruosa en la que se alimentaban, parecía que no hubieran comido en días. Y así era. No habían comido en varios días adecuadamente.
Andreina se quedó en silencio, al igual que las doncellas que la acompañaban a su espalda y los guardias, solo podían escuchar los balbuceos de los hombres mientras comían.
Anastasia se reía silenciosamente, le parecía muy anómalo, pues se veían muy graciosos, con sus mejillas llenas de comida y las formas de tragar tan desesperadas.
—Lord Dorian... ¿desea otro plato?—Pregunto
