La conversación con Valeria dejó una sensación de inquietud en el aire. A medida que la gala avanzaba, sentía que cada minuto contaba. La revelación sobre su proyecto y la advertencia sobre la verdad me habían llevado a un punto crítico, pero lo que no sabía era que el peligro estaba más cerca de lo que imaginaba.
Al llegar a casa esa noche, una llamada interrumpió mis pensamientos. Era mi madre, su voz temblorosa resonando a través del teléfono.
_“¿Dónde estás? Estoy asustada,”_ dijo, su tono lleno de preocupación.
_“Estoy bien, mamá. Solo en una gala. ¿Qué sucede?”_ respondí, intentando calmarla.
_“No puedo explicarlo todo ahora, pero hay personas que preguntan por ti. Dicen que saben cosas sobre tu pasado,”_ dijo, su voz quebrándose.
Antes de que pudiera contestar, la llamada se cortó. Mi corazón se hundió. Algo no estaba bien. Me apresuré a salir de casa, sintiendo que el peligro acechaba en cada esquina. Cuando llegué a su casa, la puerta estaba entreabierta.
_“¡Mamá!”_ grité, la ansiedad apoderándose de mí.
La oscuridad del lugar me envolvió, y el silencio era ensordecedor. De repente, escuché un ruido proveniente del sótano. Con cautela, bajé las escaleras, sintiendo que cada paso era un eco de mi creciente miedo. Al llegar al final, la luz tenue iluminó una escena aterradora: un grupo de hombres enmascarados, rodeando a mi madre, que estaba atada a una silla.
_“¡Déjala en paz!”_ grité, sintiendo la adrenalina correr por mis venas.
Los hombres se volvieron hacia mí, sus miradas frías y calculadoras. Uno de ellos, más alto que los demás, sonrió de manera siniestra.
_“Mira quién ha venido a jugar. Pensamos que podrías ser un problema, así que decidimos actuar antes de que lo fueras,”_ dijo, acercándose a mí.
_“¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren?”_ pregunté, tratando de mantener la calma.
_“Queremos que dejes de hacer preguntas. Valeria no tolera a quienes se interponen en su camino,”_ respondió el hombre, mientras otro se acercaba a mi madre.
El miedo se apoderó de mí, pero sabía que debía actuar con rapidez.
_“¡No la toquen!”_ grité, buscando algo en el entorno que pudiera ayudarme.
_“Si quieres que tu madre salga de esto bien, tendrás que cooperar,”_ dijo el hombre, acercándose más a mi madre.
_“¡Está bien! ¿Qué quieren de mí?”_ pregunté, sintiendo que cada palabra era una negociación por la vida de mi madre.
_“Queremos que te alejes de Valeria y de sus negocios. Si no lo haces, las consecuencias serán graves,”_ advirtió, su tono amenazante.
Mientras hablaba, busqué una manera de liberarla. Había una lámpara en la mesa, y con un movimiento rápido, la levanté y la lancé hacia el hombre más cercano. El cristal estalló al impactar, y el caos se desató.
_“¡Corre, mamá!”_ grité, mientras los hombres se distraían con el estallido. Mi madre, aún atada, gritó:
_“¡Ayúdame!”_ Mientras luchábamos por escapar, un hombre me agarró del brazo.
Con un giro rápido, logré liberarme y empujar a mi atacante.
_“¡Sigue corriendo!”_ le grité a mi madre. Logramos salir del sótano, pero el peligro aún acechaba.
Escuché los gritos de los hombres detrás de nosotros, y la adrenalina me impulsó a seguir adelante. Corrimos por la casa, buscando una salida. Al llegar a la puerta principal, la abrí de un tirón. El aire frío de la noche nos golpeó, y corrimos hacia la calle. Pero no estábamos a salvo. Los hombres nos seguían.
_“¡Llama a la policía!”_ le grité a mi madre mientras corríamos.
De repente, uno de los hombres apareció frente a nosotras.
_“¡Detente!”_ ordenó, levantando una pistola. En un instante, la vida se detuvo.
Miré a mi madre, y en sus ojos vi el miedo, pero también la determinación. Sabía que no podíamos dejar que nos atraparan.
_“¡Corre!”_ grité, empujando a mi madre hacia un lado mientras me enfrentaba al hombre.
Con un movimiento rápido, logré desarmarlo, pero no sin antes recibir un golpe en la cara. Caí al suelo, sintiendo el dolor, pero sabía que no podía rendirme. Mi madre, viendo la situación, encontró una piedra en el camino y la lanzó hacia el hombre.
El impacto lo distrajo, y en ese momento, me levanté y lo empujé con todas mis fuerzas. Logramos poner distancia entre nosotros y los hombres, pero sabíamos que no estábamos a salvo.
_“¿Dónde vamos?”_ preguntó mi madre, respirando con dificultad.
_“A casa, tenemos que llamar a la policía y contarles lo que pasó,”_ respondí, sintiendo que el peligro aún acechaba.
Cuando llegamos a casa, cerré la puerta con un golpe. Mi madre estaba temblando, y la adrenalina comenzaba a desvanecerse, dejando sólo el miedo.
_“¿Qué vamos a hacer?”_ preguntó, sus ojos llenos de preocupación.
_“Debemos informar a la policía y encontrar la manera de protegernos. Valeria no se detendrá,”_ respondí, sintiendo que la batalla apenas comenzaba.
Mientras llamaba a la policía, la angustia se apoderaba de mí. Sabía que Valeria no se detendría hasta que estuviera fuera de su camino. Tenía que prepararme para lo que estaba por venir. La policía llegó rápidamente, y les conté todo lo que había sucedido.
Pero mientras hablaba, una idea comenzó a formarse en mi mente. No podía quedarme de brazos cruzados. Tenía que averiguar más sobre Valeria y sus conexiones. Una vez que la policía se marchó, me senté con mi madre.
_“Tenemos que ser más inteligentes. No podemos dejar que nos atrapen,”_ le dije, sintiendo que la verdad sobre Valeria era la clave para protegernos.
_“Pero, ¿cómo lo haremos?”_ preguntó, su voz temblando.
_“Debemos investigar. Necesitamos saber quiénes son sus aliados y cómo podemos usar esa información en nuestra ventaja,”_ respondí, sintiendo que cada paso que dábamos nos acercaba más a la verdad.
Con cada día que pasaba, la presión aumentaba. La red de Valeria se extendía más allá de lo que imaginábamos, y sabía que cada decisión contaba. Tenía que actuar rápido, porque el tiempo estaba en nuestra contra. La noche caía, y mientras miraba por la ventana, sentí que el peligro se acercaba. Pero también sabía que estaba lista para enfrentar lo que viniera.
La batalla por mi vida y la de mi madre apenas comenzaba, y no iba a rendirme sin luchar, La noche caía, y mientras miraba por la ventana, sentí que el peligro se acercaba. Pero también sabía que estaba lista para enfrentar lo que viniera. La batalla por mi vida y la de mi madre apenas comenzaba, y no iba a rendirme sin luchar. Al día siguiente, decidí que necesitábamos un plan.
_“Mamá, vamos a reunir toda la información que podamos sobre Valeria. Necesitamos saber con quién está tratando y qué está planeando,”_ le dije, sintiendo que la urgencia nos impulsaba.
Comenzamos a buscar en línea, revisando noticias y r************* . Pronto descubrimos que Valeria tenía una amplia red de contactos en el mundo empresarial y político. Cada vez que encontramos un nombre, anotábamos detalles sobre sus conexiones, sus intereses y cualquier información que pudiera ser útil.
_“Mira esto,”_ dijo mi madre, señalando un artículo que mencionaba un evento benéfico que Valeria había organizado el año anterior.
_“Parece que tuvo una gran asistencia de personas influyentes. Quizás podamos encontrar alguna pista sobre sus aliados.
_“Sí, y si podemos asistir a su próximo evento, podríamos reunir más información,”_ respondí, sintiendo que estábamos en el camino correcto.
Decidimos que debíamos infiltrarnos en el próximo evento de Valeria. Para ello, era crucial conseguir entradas. Contactamos a algunas personas que conocían a Laura, y tras algunas conversaciones, logramos conseguir una invitación.
El día del evento llegó, y la tensión era palpable. Me vestí con un elegante vestido n***o, sintiendo que cada detalle contaba. Mi madre también se preparó, aunque su nerviosismo era evidente.
_“¿Estás segura de que esto es lo correcto?”_ preguntó, preocupada.
_“Sí, mamá. Esta es nuestra oportunidad. Debemos ser valientes. respondí, intentando calmarla.
Al llegar al evento, el lugar estaba deslumbrante.