Perspectiva de Charles
¿Cómo es que todo se arruinó en un abrir y cerrar de ojos? ¿Cómo perdí todo? Pensé que lo que teníamos era más fuerte que esto, pero estaba muy equivocado. Pongo la botella en mis labios y tomo un largo trago. Sé que no debería querer estar entumecido, pero lo deseo. Esta casa está tan vacía. No soporto el silencio. No solo perdí a mi esposa, sino que mis hijos se han ido.
Mi pequeña Oli parecía destruida el día que ese maldito juez le dio la custodia a Evelyn. Sabía el resultado antes de que siquiera llegáramos allí. La desgraciada era un lobo, pero no podía decirle eso a Oli. Le escondimos tanto. ¿Por qué no se lo dijimos simplemente? He lastimado a mi hija al intentar protegerla. Pensé que teníamos tiempo, pero no fue así. Siento el alcohol asentarse en mis venas.
Mi mente vuelve al día en que conocí a Evelyn. Era tan hermosa. Tenía una cita en el bufete de abogados donde ella era asistente legal. El hombre que era su jefe fue un amigo mío en la universidad. Con mi empresa comenzando a generar ganancias, necesitaba asegurarme de tener un abogado en nómina, así que elegí a Greg.
En el momento en que la vi, supe que ella era para mí. Había algo en sus ojos que me atrajo. El resto de esa semana inventé razones para visitar a Greg hasta que finalmente reuní el valor para invitarla a salir. Me sentí increíble cuando dijo que sí. Salimos durante seis meses antes de que finalmente aceptara mudarse conmigo. Tuvimos nuestros altibajos, pero Evelyn siempre fue mi mejor mitad.
No puedo negar que me enamoré profundamente de ella, de sus mañas, sus risas, sus gestos al moverse. Todo ella englobaba la perfección para mí.
El día antes de casarnos, me pidió que fuéramos a dar un paseo. Nunca estuve tan nervioso en mi vida. Pensé que había cambiado de opinión. Cuando llegamos al sendero para caminar fuera de la ciudad, mi corazón comenzó a acelerarse. Ahí es donde le pedí que se casara conmigo. ¿Quería terminarlo en el mismo lugar? Llegamos al mismo claro donde había preparado nuestro picnic. Se volvió para mirarme y pude ver el miedo y la aprensión en sus ojos.
—Charles, tengo que mostrarte algo antes de que nos casemos mañana —dijo.
—¿Entonces todavía quieres casarte conmigo?
Me miró como si me hubieran crecido diez cabezas. Quizá estaba demasiado tenso para mi propio bien. Ese día, Evelyn tenía una mezcla de risa y preocupación en su rostro.
—Por supuesto que sí, pero he estado guardando algo de ti. Después de que veas lo que es, puede que no quieras casarte conmigo —dijo. La atraje hacia mis brazos y la besé como si fuera el aire que necesitaba para respirar.
—Nada hará que eso pase —dije y ella dio un paso atrás.
Cuando se transformó en Jenna, pensé que estaba soñando. No hace falta decir que estaba sorprendido, pero tenía razón y nos casamos al día siguiente. Estuvimos casados un año cuando quedó embarazada de Connor. Fue entonces cuando me habló de las parejas. Quería que supiera que si nuestros hijos tenían lobos, tendrían una pareja elegida por la diosa. Fue la única pelea que recuerdo haber tenido que me asustó.
Después de que me aseguró cuánto me amaba, enterré ese miedo. Cuando nació Oli, estaba completamente a sus pies.
Amo a mis dos hijos por igual, pero ella era mi pequeña Oli. Nunca pensé que todos esos años de felicidad pudieran ser destruidos en una sola reunión.
Con los niños casi adultos, Evelyn decidió que era hora de volver a trabajar. Greg había perdido a su asistente legal, así que parecía el momento perfecto. Ahora me pregunto cuánto fue cosa de la diosa.
¿Por qué me los quitaría? ¿Es porque soy humano y ella nunca debió ser mía? Las lágrimas corren por mis mejillas mientras recuerdo el día en que mi mundo se desmoronó. El sonido de la puerta abriéndose me hace salir de la cocina. Me acerco a mi hermosa esposa, pero ella retrocede antes de que pueda besarla.
—Evelyn, ¿qué pasa? —pregunto, preocupado de que algo le haya sucedido.
Sus ojos se encuentran con los míos y juro que se me detuvo el corazón.
—Charles, conocí a mi alma gemela hoy —dice.
Inmediatamente sentí como si me hubieran quitado el aire. Ella envuelve sus brazos alrededor de mí y la dejo, aunque en mi corazón sabía que nada volvería a ser igual.
Ella intentó luchar contra el vínculo, pero tres semanas después pude ver la culpa en su rostro en el momento en que cruzó la puerta.
—Lo siento mucho, Charles. Lo intenté —dijo.
Termino la botella y no pasa mucho tiempo antes de que el entumecimiento reemplace los recuerdos y el dolor. Estoy rodeado de oscuridad, pero al menos ya no siento dolor.
Dos semanas después
Perspectiva de Olivia
El sonido del teléfono en mi mesita de noche al sonar me despierta de un sueño profundo. Cuando miro la pantalla, veo que son las tres de la mañana. El número es uno que nunca había visto antes. Estoy a punto de dejar que vaya al buzón de voz cuando algo dentro de mí me hace contestar.
—Hola —digo.
—Hola, ¿es Oli? —pregunta una voz femenina.
—Sí, ¿quién es?
—Mi nombre es Miranda. Soy enfermera en el Hospital Mercy. ¿Eres pariente de Charles Crocker?—pregunta, y se me congela la sangre.
—Sí, soy su hija. ¿Qué está pasando?
—Tal vez debería hablar con tu madre sobre lo que está sucediendo. ¿Tienes el número de ella? —pregunta.
—Mis padres están divorciados. Soy la única familia que le queda a mi papá. Solo dime qué está pasando.
—Tu padre fue traído más temprano después de que la policía le hiciera un control de bienestar. Sus empleados estaban preocupados porque no había ido a trabajar durante días. Cuando llegó la policía, estaba inconsciente y no estaban seguros de cuánto tiempo había estado así.
Las lágrimas corren por mis mejillas. Escuchar esa noticia solo hace que me llene de preocupación y rabia. No puedo evitar culpar a mi madre por todo lo que ha sucedido.
—¿Está bien ahora?
—Me temo que no. Su nivel de alcohol en sangre estaba severamente elevado, y el doctor cree que tiene intoxicación por alcohol. Hemos intentado tratar la intoxicación, pero aún no ha despertado. El doctor me pidió que te llamara para que pudieras estar aquí en caso de que algo suceda —dice.
Siento que no puedo respirar. ¿Quiere decir que podría morir?
—Oli, ¿sigues ahí? —pregunta.
—Sí, voy para allá. Debería estar allí dentro de una hora. Por favor, no dejes que mi papá muera —digo, sin poder contener el sollozo.
Tan pronto como cuelgo, marco el número de Rebecca. Ella es la única persona en la que confío en este lugar.
—Oli, ¿qué pasa? —pregunta, con pánico en su voz. Le explico rápidamente todo.
—Vístete y encuéntrame afuera de la puerta principal —dice.
Mis hombros se relajan con alivio antes de ponerme un par de jeans y una sudadera. Abro la puerta, rezando para que nadie esté despierto. El pasillo está silencioso, y me muevo rápidamente hacia las escaleras. Una vez que paso por el vestíbulo, empujo lentamente la puerta principal esperando que no tenga alarma. Afortunadamente, nada sucede cuando salgo al aire frío de la noche.
—Oli —dice Rebecca, y me asusta.
La sigo hasta un área de autos estacionados.
—Tienes suerte de que mi amigo esté en la entrada esta noche, o hubiéramos tenido que despertar al Alfa. Le conté lo que está pasando, y accedió a ayudarnos —dice ella.
No quiero que mi madre o Connor sepan lo que está pasando. No merecen saberlo después de lo que han hecho.
Quizá esté actuando de una forma egoísta; pero no encontraba más responsables qué ellos.
—¿Se meterá en problemas?
—No, le dije que le dijera a Xavier que mentí sobre tener permiso. Mi tío no me castigará mucho —dice ella. Me detengo en seco.
—¿Acabas de decir que Xavier es tu tío?
—Vamos, Oli. No tenemos tiempo. Responderé tus preguntas en el camino al hospital.
Ella tiene razón, no hay tiempo que perder. Tengo que ver a mi padre.
Unos minutos después pasamos por la puerta. Siento que el corazón se me va a salir del pecho. Mientras nos alejamos de mi prisión, las lágrimas comienzan a caer de nuevo. No puedo perder a mi papá. Rebecca me cuenta cómo su padre y Xavier eran hermanos. Cuando sus padres murieron, Xavier la acogió. No tengo tiempo para preocuparme por eso mientras llegamos al frente del hospital.
—No sabes cuánto significa esto para mí, Rebecca. Te llamaré tan pronto como sepa algo —digo abrazándola.
—De ninguna manera te voy a dejar aquí sola. Sé que no nos conocemos desde hace mucho, Oli, pero te considero mi hermana. Vamos a ver a tu papá —dice ella.
Entramos y la enfermera nos dice dónde está la habitación de mi papá. Tomamos el ascensor y nos dirigimos a la habitación 305. Cuando entro, casi me caigo al verlo.
Está conectado a máquinas y tubos lo rodean. Mi papá parece débil y frágil. No lo dejaré de nuevo. No me importa lo que diga el maldito juez.
Rebecca me lleva a la silla que está junto a su cama. Ella coloca su mano en mi hombro mientras solo lo miro.
—Señor Crocker, mi nombre es Rebecca. Soy la pareja de su hijo y la mejor amiga de su hija. Necesito que despierte para poder conocerlo. Oli está aquí, y lo necesita —dice ella.
No tengo tiempo para preguntarle qué rayos es una pareja porque no es importante ahora. Ella se inclina y le da un beso en la cabeza y luego a mí. Ella se sienta al otro lado de la habitación y yo tomo la mano de mi papá en la mía.
—Papá, por favor despierta. No me dejes —Se lo pido en tono de suplica, porque sé que puede ser demasiado tarde.