Capítulo 32 Jamás lo podrás ver Aunque no tenga ni la más mínima impresión de él, e incluso le haya pedido un abrazo a un hombre que solo tenía ojos en mi sueño, sea bueno o sea malo, ese señor sigue siendo el padre de mis hijos… y bueno, mi esposo, aunque lo haya olvidado pues, merece un poco de respeto por eso. Sacudí la cabeza, es mejor no pensar demasiado en eso por ahora… Mirándome sentada como una inútil en esta cama, me gustaría saber si ya mis piernas recuperaron su fuerza, pero me da un poco de miedo brincar y que me ocurra lo mismo de ayer, cayendo al suelo y lastimando a mis bebés, no obstante, tampoco me quiero quedar aquí escuchando como seguramente se están follando a Victoria en mis vírgenes narices de embarazada… ¡mierda! Eso debe ser lo más frustrante de toda esta sit

