Mi vida no había cambiado absolutamente en nada desde que tenía memoria y aseguraba que toda mi vida sería igual.
Después de un rato viendo Discovery Channel cambié de canal mientras revisaba mis r************* , por lo cual no presté atención a la programación ni al programa que mencioné en el leve capítulo anterior a este.
Me dispuse a cambiar la información de mi perfil, pues hacía años que tenía la misma fotografía y misma biografía, asi que quise romper esa monotonía en mi perfil. Puse una fotografía nueva donde no ve veía tan mal (Fue la que más me gustó de entre decenas y decenas de fotografías) así que actualicé también mis estudios poniendo el nombre de la preparatoria a la que había empezado a asistir y así me pasé algunos minutos hasta que el cansancio me ganó y me fui a dormir plácidamente (eso creí) aunque solo fué por unas horas, faltaban tan solo tres horas para las siete de la mañana al despertar completamente, hora en que me tengo que despertar. Un mal sueño me hizo despertar de nuevo pues un fuerte espasmo me hizo abrir los ojos y mi corazón se sentía acelerado a mil, pero está vez no recordé mi sueño, eran las cuatro de la madrugada y no pude volver a conciliar el sueño, supongo que de tanto pensar, me sentía nervioso por el siguiente día escolar (ese mismo día) pues no dejaba de pensar que aquellos muchachos me verían y talvez querrían golpearme por lo sucedido anteriormente, permanecía mi estúpida paranoia, en fin... Salió el sol, me limpié las legañas, bajé a tomar un desayuno rápido, un simple cereal de hojuelas de maíz acompañado con leche de galón. Mi padre aún no se iba a trabajar y estaba comiendo sus huevos con tocino y mi madre comía lo mismo, estaban a la mesa platicando alegremente.
—Mañana sábado va a venir tu hermano con su esposa ¿ya te lo había dicho?—
Dijo de pronto mi madre, yo solo negué con la cabeza, aunque ya sabía que mi hermano vendría de visita. Supongo que inconscientemente hice un gesto de desaprobación solo de imaginar como será cuando ellos estén aquí, en la misma casa.
—
Por qué no te gusta que tu hermano venga a la casa?—
Preguntó mi madre mientras yo llevaba una cucharada de cereal a mi boca.
—No me molesta que venga—
Pronuncié en cuanto terminé de tragar ese bocado.
—Solo que Junior solamente se la pasa llorando todo el día, se mete a mi cuarto y juega con mis cosas y al final terminan regadas por todas partes, y ni Alonso ni Sandra hacen nada para controlarlo—.
—Ya sabes como es tu hermano, solo ten un poco de paciencia, solo van a estar dos días, no quiero que les hagas una mala cara—
Profirió mi padre.
—Yio nunca les hago mala cara—
Me defendí.
— ¿Te acuerdas del día de navidad? Hasta vergüenza me daba con Sandra de solo verte con esa cara de querer ahuyentarlos a todos, hiciste que se sintieran incómodos—
Continuó mi madre, tratando de reprocharme mi comportamiento del diciembre pasado. Me llevé otra cucharada en la boca y empecé a masticar el cereal, tragué el alimento y dejé caer la cuchara sobre el plato, me había molestado el comentario de mi madre.
—Huguito me arruinó mi sorpresa de navidad, abrió todos los regalos, incluso los que no eran de él. Hugo Alonso no sabe educar a su hijo y el malo soy yo?—
Intenté hablar lo más apacible que pude.
—¿ tienes celos de tu hermano verdad?—
Ese comentario me hizo reaccionar de una forma extraña, era un comentario que ya había dicho un par de veces. Aparte mi plato de cereal lejos de mi y me levanté sin terminar de desayunar y sin mirar la reacción de mis padres, quienes ni siquiera me preguntaron el por qué de mi reacción tan repentina, me dirigí a la sala, tomé mi mochila del sofá y me despedí de ellos diciéndoles un "nos vemos en la tarde" antes de salir de casa, luego me fui a la esquina a esperar el autobús.
Sentía tanto enojo que no pude evitar llorar, jamás había llorado por ese sentimiento, llegué hasta la esquina de la cuadra y me recargué en el poste de la luz al lado de la acera, estaba disfrutando de ese pequeño momento en soledad cuando de pronto escuché detrás de mí a dos personas jóvenes conversar y reír, conocí las voces inmediatamente, era una muchacha rubia muy bonita y aquel chico de cabello teñido, aunque sus risas eran exageradas no hice por mirar para confirmar si eran ellos.
—hola—
Dijeron con sincronía al pararse a un lado mio a escasos metros.
—Hola—
Les respondí, tal vez fui demasiado cortante, pues mi saludo fue seco y agresivo.
—Pero es muy graciosa, de repente empezó a echar maldiciones cuando el padre estaba despidiendo la reunión y nos empezamos a reír—
Le decía entre risas aquél chico a la muchacha bonita.
—Pero ha de ser muy feo vivir con ese problema—
Le contestó ella.
—Lo sé, pero fué muy gracioso, Dios me perdone por reírme por algo así. Ya estoy condenado al infierno ja, ja, ja.—
Concluyó con una carcajada.
El camión venía llegando, así que me puse en la orilla de la acera, me puse mi mochila y entré primero que ellos, del otro lado de la calle había tres muchachos más, quienes cruzaron dirigiéndose hacia el camión para arribarlo. Subí al autobús y tomé mi asiento, el mismo de siempre, al lado de aquella chica, misma quien llevaba puesta una sudadera de unicornio con un cuerno de arcoíris en la capucha que llevaba sobre su cabeza, no me miró ni de reojo, lo cuál me pareció extraño, pensé que tal vez estaría de mal humor: yo lo estaba, así que ni siquiera saludé, simplemente me senté al lado de ella y guardé silencio todo el trayecto.
Por fin llegamos a la parada en la escuela, y como siempre, esperé a que bajaran los demás, siempre bajaban todos juntos y no me gustaba tener que apurarme en bajar, así que cuando los que estábamos atrás se empezaban a bajar yo me levanté cuando ya solo faltaban unos cuantos estudiantes, entre ellos aquella muchacha tímida. Empecé a caminar por el pasillo entre los asientos del autobús sin mirar atrás, bajé confiado pero al poner el primer pié en el suelo me topé con aquellos bravucones del día pasado, estaban a la entrada de la escuela, los vi a lo lejos pero eso fue suficiente motivo para que mi corazón se acelerase asi que detuve el paso, pero al percatarme de que a un lado estaba una maestra platicando con el director, me decidí a apresurarme a entrar, ver a los profesores ahí me dió seguridad.
Caminé a paso firme sin mirar a diestra ni siniestra.
La gente de mi edad siempre me han parecido rebosantes de estupidez, siempre haciendo bromas tontas, siempre hablando un idioma deformado por la estúpida moda juvenil, escuchaba gritos y conversaciones por doquier, como si no pudieran mantener la lengua quieta. Estaba tan solo a algunos metros de distancia de aquellos muchachos: eran tres, así que me puse nervioso (más de lo que ya estaba con antelación) y justo en ese momento los profesores entraron a la escuela, y mientras más me acercaba más centraban su mirada en mí. Empecé a subir la escalerílla para entrar, pasé al lado de ellos y saludaron levantando la cabeza levemente, pero esa expresión de seriedad me hizo sentir como si se tratase de una amenaza. Por fin entré a la escuela dejando la puerta a mis espaldas, que estaba abierta de par en par, miré hacia atrás y aquellos muchachos iban detrás mío, lentamente como como con sigilo, así que me apresuré a llegar a mi salón, empecé a hacer una especie de caminata, pero mientas más rápido caminaba, más rápido caminaban ellos, no me quedó otra opción más que correr, así que corrí lo más rápido que pude y esquivando personas, di vuelta en la esquina del laboratorio y, el conserje, quien trapeaba el piso me dijo que no corriera, no hice caso y seguí corriendo, miré hacia atrás nuevamente y aquellos chicos ya no se veían, había muchos estudiantes y pensé que sería difícil que me encontraran, así que empecé a caminar con una temblorína de manos que no podía controlar, estaba cada vez vez más cerca de mi salón pero un gran susto hizo que me detuviera en seco, alguien me tomó bruscamente del cuello por mi espalda, me dolió un poco, sentí que mi corazón de detuvo de golpe y luego empezó a latir lo más que podía, como tratando de huir de mí.
—Te voy a matar, insecto—
Me dijo de pronto una voz gruesa e intimidante.
Yo quité su mano de mi cuello con mi mano, quitándole bruscamente y luego volteé, sentí un impulso repentino de defenderme con un golpe pero al darme la vuelta vi que era Lalo Saldaña quien me jugaba una broma, al ver mi rostro de miedo echaron a reír él y Tomás, quien le acompañaba.
—tranquilo hermano, somos nosotros, Lalo y Tomy—Dijo Eduardo.
—Le dije que no te asustara, vimos a víctor siguiéndote, pero los perdiste hace rato—
Me dijo Tomás con una sonrisa enorme
—No fué agradable esa broma, pude haberte dado un mal golpe—
Agregué, era obvio el miedo que sentía y aunque todo había sido solo un susto yo no dejaba de temblar.
—¿No tienes miedo a que te rompa la cara?— agregué.
Lalo me dió un golpe en el hombro, lo cuál me molestó, pero entendí que era un juego y me dispuse a devolvérselo pero salió corriendo al ver mi expresión y lo que pensaba hacer.
—Me la vas a pagar—
Dije en broma, Tal vez lo dije en una forma grosera, me dió risa porque yo no digo cosas así. Salí corriendo detrás de ellos hasta que llegaron a su salón y se metieron, yo no pude entrar así que me quedé afuera mientas se burlaban de mí por dentro, viéndome a través del cristal de la ventana. Estaban muertos de risa, Lalo se acercó a mí, mientras Tomás nos veía por la ventana.
—Nos vemos en el recreo—
—Claro que sí—
Respondí.
—Me tengo que ir o voy a llegar tarde—
—Nos vemos cerca de la fuente—
Agregó en voz alta Tomás desde adentro del salón. Me despedí de ellos y seguí mi camino, aunque ya había ido al lado contrario de donde estaba mi salón, así que di la vuelta y me dirigí al salón .
Llegué al salón y tomé mi asiento, todos hablaban a la vez, la chica de lentes estaba leyendo un libro, tal vez era la única que no formaba parte del bullicio, pero noté que todos hablaban de un tema en particular, hablaban de una fiesta, o al menos eso pude escuchar.
Tal vez era el festejo de cumpleaños de algún alumno, eso pensé. Conversaban sobre como irían vestidos y la música que habría en dicha fiesta. En un momento llegó el profesor de español impartiendo compostura y todos dejaron de hacer ruido como si hubieran presionado un botón de mute .
—Veo que ya están enterados de la fiesta de los nuevos egresados—
Empezó a decir el profesor de aspecto anticuado mientas quitaba sus gafas de sus ojos, lo cuál no entendí el por qué, ya qué normalmente las gafas son para ver mejor, más sin embargo a él parecía lastimarle la vista.
—Para los que no sepan, cada año en cada inicio de cursos, la escuela hace una pequeña fiesta para darle la bienvenida a los nuevos alumnos, una novatada para ayudarlos a socializar un poco más y hacerles más amena su estadía en estos tres años que estarán en este colegio.—
Concluyó tomando asiento.
Una muchacha muy bonita de nombre Alma levantó la mano para poder hablar, el profesor le cedió la palabra y ella se puso de pié.
—Están diciendo que van a tener musica en vivo y que va estar a cargo del grupo "Himno" ¿ es verdad?—
Exclamó, su actitud me parecía demasiado egocéntrica, no se como explicarlo, me hacía sentir que ella era una chica popular, la típica chica del salón que siempre levanta la mano para hablar o dar su opinión sobre cualquier cosa, la típica chica que le gusta a todos y a todos desprecia.
—Efectivamente—
Respondió el profesor.
—El grupo himno va a tocar en la novatada, recuerden que ellos eran estudiantes de esta preparatoria y es un orgullo para este colegio tenerlos para amenizar este evento—
—Va a a ser el jueves ¿verdad?—
Dijo un chico, no supe quien.
—Efectivamente, jovencito, el próximo lunes van a poder ver los volantes con toda la información de la novatada, voy a pedir que pongan uno grande en varios lugares de la escuela para que todos lo puedan leer.—
El profesor sacó su libro y empezó la clase.
La mayor parte del día hablaban solo de eso, de la fiesta de bienvenida, sinceramente a mí no me daba el más mínimo interés en ir, me parecía algo tan banal, tan de gente superficial, ciertamente jamás me sentí a gusto en ninguna fiesta y siempre ha sido así desde que tengo memoria.