—¡No por favor!, a la niña no, no le hagas daño —le dije nerviosa. —Me va a pagar toda la que me has hecho —me dijo con rabia. Máx. Me quitó el teléfono para él hablar también, ya que el teléfono estaba en altavoz. —Mira desgraciado, tú me estás hartando con tus llamadera y tu amenazadora si le pone la mano a la niña te mataré y sabes que la tiene conmigo. —Tú no te metas Eso es entre mi mujer y yo. —Ya no es tu mujer ahora es la mía que te quede bien claro Se escucha un silencio y luego colgó. —¡Ay, Dios mío!, él está en Canadá y va a buscar a la niña, pero la suerte a Dios es que la niña la tiene mami, donde la tía en México. —Vamos a volar a México primero para ir a buscar a la niña y ajustar cuenta con ese maldito que mantiene cansado Ya si él se dirige a él a México allá lo es

