2

495 Words
Ese era mi sueño. Sin embargo, ahora tengo miedo. Camino muy lentamente por el pasillo, sin ánimos de llegar. ¿Y si me dicen: 'Hola, estás despedida'? No quiero saber nada, solo quiero desaparecer. Pero lo hago, con una valentía que no sé de dónde saco, sigo avanzando. Finalmente, llego frente a la enorme puerta de madera tallada con el picaporte dorado. La mayor parte de esta casa es lujo y estilo. Con la mano derecha, tomo el picaporte y lo giro tan despacio que parece que voy a desmayarme. Me muerdo los labios y avanzo. El señor está muy concentrado buscando unos papeles. "Qué bueno verte aquí, ¿puedes sentarte?", pregunta. Me siento, observándolo desde esta distancia. Cuando termina de acomodar las cosas, se sienta frente a mí. "Me alegra que hayas venido, quería preguntarte algo", dice. "Claro, señor", comento con una sonrisa amable. "Amaya... Necesito que hagas algo por mí", dice. "Dígame", respondo. "Amaya... Necesito que me busques una novia para Navidad", revela. "¿Qué?", pregunto incrédula. "Si en realidad... mejor una esposa para Navidad. No importa si es bonita o lo que sea, pero no sé qué más pedir... ¿puedo pedir tu ayuda?", me comenta. "Pero usted es guapo, no me malinterprete, podría conseguir a la mujer que quisiera", digo con un suspiro. "No soy muy bueno con las relaciones", comenta, jugueteando con sus dedos. Empieza a parecerme adorable y sonrío. "Está bien..." He estado jodidamente enamorada de este hombre, desde que tengo memoria. "Le concederé algunas citas, no se preocupe yo… me ocuparé perfectamente", dije, y él asintió. "Muy bien, gracias por la ayuda. Te pagaré", expresó. "No necesito eso, en realidad yo...", comencé a decir. "Sé que estás juntando para la universidad, y creo que mi mejor pago sería que entraras el año que viene a una universidad por recomendación mía, además de pagarte la matricula. ¿Te parece bien?", propuso. "Sería increíble", murmuré con emoción. Sin poder evitarlo, me levanté de rodillas, me acerqué al escritorio y lo abracé con fuerza. Él se quedó perplejo. "Gracias, señor", dije, soltándolo rápidamente. "Aún... está bien, no pasa nada. “ Pero gracias por haberme buscado una universidad", murmuré con una sonrisa alegre, sin dejar de sorprenderme. "No, el problema sería buscar una novia para él", pensé. ¿De dónde demonios sacaría una novia para el señor Adam, quien era tan estricto y exigente, siempre con semblante serio? Era la primera vez que lo veía un poco más informal, y eso me sorprendía. Si él quería una novia, se la buscaría. Terminé mi turno a las 4 de la tarde y regresé a mi habitación. Estaba frente a la gran mansión; había algunas casas para los empleados, incluida la mía. No era tan grande, pero tampoco pequeña, y me encantaba. Aprovechaba al máximo el tiempo para ordenar y limpiar, lo que más me gustaba hacer. Soñaba con tener mi propia casa, y la única manera de lograrlo sería recibiendo educación universitaria.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD