Minutos más tarde... He bebido lo suficiente como para ponerme de ambiente. –Ven–tomo de la mano a Maximiliano. Lo hago caminar junto a mi, detengo mis pasos cerca de la piscina. Ahora mis manos están en su cuello y las suyas en mi cintura, empiezo a bailar un poco, quiza hubiese querido hacer esto frente a una multitud de personas, en cambio sé que eso por ahora es imposible. Aún con ese obstáculo soy feliz de estar con él aunque sea a escondidas. Le sonrío y él hace lo mismo. —¿Hace mucha calor? ¿No lo crees?–miro fijamente esos ojos tan hermosos. –La verdad si, y más porque cada que te veo siento unas ganas incontrolables de hacerte mía–su voz es un poco seductora. —¿Acaso me estas seduciendo?—expreso con una mirada cariñosa. —Me temo que si, quiero seducirte—acaricia mis l

