Pónle precio

1546 Words
Damian vio a su tío incrédulo, seguirle la corriente, ya iba demasiado lejos, Varo le había vestido con unos pantalones negros y una capa, un antifaz y le había dado una paleta. —Tío no me van las putas. —Qué prejuicioso eres. Yo te voy a comprar una mujer porque tú lo que necesitas es follar. Dam, no tienes un aneurisma, tienes energía s****l estancada. —¿Ahora eres neurosexólogo? —Lo soy cabrón. Todas están limpias, tú estás limpio, y vas a ponerte un gorrito y van a follarte la vida, puedes tener a una profesional. —Dice y señala a Mina con la cabeza, extiende su mano hacia la joven y ella se acerca contenta pensando que la va a presentar a su sobrino. —Folla maravilloso, te la presto, te la regalo, lo que quiera mi sobrino o puedes tener unas nuevas. Hoy tengo una virgen de veintitrés y voy a empezar la subasta a 900 000 dólares porque tiene un coño precioso y es el paquete completo, es guapa, alta, morena, cabello largo del tono de su piel, ojos avellana, unas tetas preciosas y jugosas. Dios quería que ella hiciera esto. —¡Tú eres horrible! No voy a follar con nadie aquí. No me gusta el sexo. —Qué asco de hombre. Claro que te gusta el sexo y lo que no sabía era que alguien que se lo monta como tú tiene que tener sentimientos. Eres muy raro. —Firma los documentos. —Ten sexo, si tienes sexo te los doy. —¿Ye tengo que pagar por el sexo? —¿Qué te crees tú que ella lo hacen por gratis? No me tuenes que pagar a mí, sino a ellas. Una mujer con escasa ropa se acercó a ellos, Álvaro le acarició el rostro. —Mina, este es Damian, mi sobrino —les presentó. —¿Damian te apetece tener sexo con Min? —No porque está bastante usada y quién sabe cuántas veces has tenido la polla dentro de ella.—Respondió y rodó los ojos hacia su tío. Compraría alguna de las vírgenes y la mantendría intacta, si su tío quería jugar lo haría porque aparentemente nadie en su familia podía resistirse a jugar con los sentimientos del otro. Damian vio a una chica llorando y a otra abrazándole, iba vestida toda de blanco y él se sirvió un whisky antes de acercarse y escucharles. —No quiero ser esta persona. Me da mucha vergüenza, pero cuál es la otra opción. —No tienes que subir a la tarima. —Necesito el dinero ya. —Sabes, la gente a veces tiene que morirse y duele muchísimo cuando es tu papá o mamá, pero, la vida es así. —Es la única familia que tengo y si le dejo morir me convierto en una mierda, me convierte en la peor persona del mundo, y ni siquiera voy a tener a dónde ir, no tengo un trabajo. No tengo el dinero de la renta porque lo no me pagaron este mes, todo empieza con no. —Vamos a limpiarte la cara y que tomes un trago. Las dos pasan frente a Damian y él levanta su paleta hacia su tío quien sonríe, el hombre camina lentamente y con una sonrisa hacia su sobrino y le da u beso en la mejilla. —Cuéntame, qué has decido —Voy a dejarme a la chica. —¿A cuál? —A la mujer de los sueños de cualquier cerdo aquí; virgen, veintitrés y muy necesitada de dinero. —¿Cuánto estás dispuesto a pagar? —800 000 dólares. —Ella vale mucho más. —Un millón de dólares, eso es lo que quieres. —Cinco. —¿Qué? Vende orgasmos fenomenales porque el coño lo tiene apretado. —La valoré en 800 porque aquí hay dos hombres que no van a pagar menos de cinco millones como mínimo; Thatcher tiene algo por las vírgenes y entre más viejas mejor, les da en todos los orificios y lo disfruta sin ser un sádico, eso he oído, mira a Woods, ha pagado seis millones por una mujer igual a esta. —Su tío sonríe. —Si ella no vende cinco millones, la compro yo y la guardo para la próxima subasta, Damian, esto es un negocio. —¿Ella sabe que va a ganarse 2.5 millones? —¿Ella sabe que va a ganar de quinientos mil a un millón? —Varo, esto te convierte en un proxeneta, uno del culo. —La vida es así. Damian vio a su tío y a los hombres de la sal a, en su mayoría, eran padres, hombres casados que le negaría unos implantes a sus esposas, la remodelación de la cocina y que siempre tenían negocios y cosas que hacer más importantes, como por ejemplo; pagar diez millones en un prostíbulo. —Ocho y la liberas del contrato, vas a decirle que la viste llorando, le vas a pagar los ochocientos mil y la vas a dejar ir. —Eres el príncipe azul—Se burla Varo. — ¿Quién lo diría? —No, pero esa pobre chica ya lo perdió todo y su dignidad … Cuando pierdes la dignidad es caótico. —Paga diez millones y tienes que follártela. Necesito saber que eres un león, no un tigre de los negocios, que puedes comerte el mundo, porque si vas a quitarle mis acciones a tu padre, él va a venir por ti con fuerzas y Max te ama porque eres su hermano bebé, pero él tendría los huevos de follarse a cualquiera con tal de ganar. Damian, tú eres un príncipe, el hijo perfecto y a partir de mañana, serás el cabrón hijo de puta que les cruzó el caballo, que los dejó en crisis. ¿Estás listo para eso, hijo? No va a ser fácil. Catalina se acerca y le pide una disculpas a su jefe por interrumpirle, él le hace una seña para que hable. —La chica está muerta de miedo. Sé que era tu principal, pero creo que va a ser necesario que la dejes ir. —Nunca las obligo a nada, Caty, si ella quiere irse, que se vaya. Brenda se vomitó encima del vestido blanco y comenzó a llorar sin parar. Sabía que Mina había puesto un montón de trabajo en ayudarle a conseguir una entrada al club y sabía que Caty había trabajado en dejarle preciosa para que tuviese buenas oportunidades, le habían llamado la estrella de la noche, sin embargo, no podía hacerlo. Tenía tanto miedo y tanto asco, vergüenza. Ella salió corriendo, estaba tan lejos, pero no le importaba, salió corriendo. Mina se asustó al no encontrarla en su camerino, les preguntó a los de seguridad y nadie sabía dónde estaba, ella fue hacia varo y le revisó el bolsillo del pantalón, él le miró divertido. —Amor, aquí no, hay clientes y compañeras celosas. —No soy tu amor, eres un hijo de puta que me regaló como a un confite a su sobrino preferido —Mira a Damian de pies a cabeza mientras dice: —y tienes toda la razón, estoy bastante usada como para saber que a ti te gusta follar duro y que por eso tienes que tener todo lo demás al control, no se trata de mí. Eres igual de cerdo que los otros, solo que te das el lujo de elegir no demostrárselo a nadie. La mujer tomó las llaves del deportivo de Varo y salió del club, le advirtió a Catalina que si veía a su amiga le llamaran. Mina condujo de vuelta, había un solo camino por el cual Brenda podía estar, la encontró casi una hora y media después cerca de un árbol llorando. La joven se acercó a ella y la cubrió con un abrigo. —Tu trabajo te van a odiar y me van a cobrar los cincuenta mil—lloraba. —Me acuesto con mi jefe. Creía que era una de esas situaciones Pretty Woman, en las que mi vida milagrosamente iba a ser mejor y tal vez iba a tener la casa, los hijos y un perro. —¿Quieres hijos? —Las dos rieron. —¿Es todo lo que escuchaste? —Siempre me dices estúpida por querer casarme. —Tú crees que el marido te va a resolver la vida y yo creo que tú sola puedes hacer tantas cosas fantásticas que da miedo —Las dos se ríen. —Casarme por dinero es algo que podría hacer. —Ay, Dios, vamos. —¿A dónde? —Este tiene el tanque lleno y dinero bajo el asiento. —¿Algo de lo que estás haciendo es legal?—pregunta Brenda. —No, pero tardarán en llamar a la policía, ¿cuándo fue la última vez que nos divertimos? —Cuando teníamos diez y nos escapamos de la casa hogar a la feria. —Hay una feria buenísima en Seinvillage y yo nunca he ido —Dice Mina con ilusión. Las dos mujeres suben al auto y se ponen el cinturón. Chiiicas, comenten por fa, porque así me andan sin poquito a decir el tono de la novela lo que quieren que pase... la idea es que les guste.
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