Arón, que seguía allí conmigo y escuchó todo, torció el gesto en una mueca y se dirigió a su camioneta. Encendí el Audi y nos dirigimos hacia el centro comercial más cercano. Ella me indicó los nombres de algunas avenidas, así que no fue tan difícil ubicarme. Era la primera vez que venía a Barquisimeto. Mi celular sonó, vi el nombre de Eduardo en mi pantalla. Se lo entregué a Stefanía, quien atendió. Como Eduardo llamaba por w******p la señal no era muy buena y se escuchaba entrecortado, así que decidió hacer una videollamada y pregúntenme cómo reaccionó Stefanía. ¡Esa mujer estaba eufórica! —¡Mujeeeeeeeeeeeerrrr! —exclamó ella cuando vio a su mejor amiga en la pantalla del celular, al lado de su hermano—. Me tienes en abandono, Selene Daymar, ¡hace meses que ni me visitas! —¡Perdóname,