Despierta, mierda, despierta por favor.
¿Qué había hecho? No podía dejar que muriera por ningún motivo del mundo, terminaría convirtiéndome en un asesino y sobre todo, al final no podría utilizarla para mis fines.
Desperté sobresaltada tosiendo agua, la garganta me ardía y todo mi cuerpo dolía, con dificultad me senté en el suelo viendo a Víctor a mi lado, su rostro reflejaba miles de emociones y yo solo lo mire con odio, estuve a punto de morir por su culpa.
- ¿Cómo te encuentras? - dijo, su voz tenia ese ligero toque de preocupación.
- Para tu desgracia, estoy viva. - respondí y me levante como pude, mis piernas estaban débiles y aunque me ofreció su ayuda, no la acepte, mi orgullo no me lo permitía.
- Estamos a mano. - escuche que dijo cuando entre a la casa, pero para ser sincera, aun seguía sin ánimos de discutir con el y mas después de lo que había pasado, apenas tenia fuerzas para mantenerme de pie.
Sin ánimos subí las escaleras y entre a la habitación de sus padres, hubo algo que llamo mi atención, pero en este momento no quería hacer nada, así que solo rebusque entre las pertenencias de Sophia y cuando tuve algo decente para mi, salí hacia el cuarto de invitados, donde me di una ducha rápida, me coloque la ropa y me metí bajo las cobijas.
Mi teléfono marcaba las las 6 de la tarde y yo ya tenia sueño, no se si eran tantas emociones y complicaciones del día de hoy, pero ya no podía mas conmigo misma, estaba harta de todo y de todos, poniendo a Víctor en el pedestal mas grande.
Con pesar mis ojos empezaron a cerrarse hasta que me dormí por completo.
Me desperté por el fuerte dolor de garganta que tenia, todo estaba en penumbras e imagino debían ser pasados las 2 de la madrugada, porque sentía que había dormido muchísimo, cuando revise mi teléfono apenas eran las once, tenia mensajes de mis amigos preguntando donde estaba y si me encontraba bien, pues hoy tenia competencia y no asistí; quería contarles todo lo que me había pasado, pero no creí conveniente hacerlo por teléfono, por lo que opte por poner que me encontraba bien y que se me había olvidado la carrera, que ya después hablaba con ellos.
Por el momento era lo mejor para ellos, ya que no sabia que tanto sabían estas personas de mi ya, y lo que menos quería era meter personas inocentes en problemas.
Mi estomago rugió de hambre y me vi en la obligación de levantarme a ver que podía comer a estas horas de la noche, ojala Víctor estuviese durmiendo para no tener que verle la cara, pues era lo menos que quería.
La casa estaba en penumbras y estaba rezando para no caerme por las escaleras, no creía tener tan mala suerte después de lo de la piscina, pero conmigo nunca se sabe, así que procure bajar con todo el cuidado del mundo, llegue a la planta baja sin saber donde estaban los interruptores y con el teléfono en 2 % por lo que no me era posible encender la linterna de este.
En la cocina por lo menos si encontré luz y pensé en que podía prepararme para comer, y de paso hacer un te porque el dolor de garganta seguía presente haciendo difícil hasta tragar saliva, eso me pasa por dormirme con el pelo mojado.
Mientras me comía el delicioso Ramen que había preparado, algo llego a mi mente como un flash, algo que hace unas horas había ignorado y que ahora me hacia pensar y darme cuenta que era algo un tanto extraño.
Deje mi sopa botada y sin pensar en mas nada llegue corriendo a la habitación que afectaba mi paz mental en estos momentos, el cuarto principal, aposentos de la señora White, no me importo si pude haberme caído o no, solo quería comprobar si mis sospechas eran ciertas o no.
Cuando por fin logre encontrar el interruptor en la pared, corrí hasta el armario donde rebusque en la ropa de Sophia, ahí entre sus pertenencias había visto un broche el cual con la molestia no le presté la debida atención, pero que ahora albergaba en mi cabeza como un disco en repetición.
Rebusque sin parar en el desorden que estaba ocasionando sin importarme nada, solo quería saciar mi sed de sospecha.
¿Donde esta? Juro por mi auto que lo había visto aquí, no estaba loca, al menos no tanto.
- ¿No te enseñaron que es de mala educación rebuscar en las pertenencias ajenas? - me llevé el susto de mi vida dando un brinco en mi lugar, ni siquiera me di la vuelta porque aún el corazón me latía muy rápido.
Me llevé las manos a la cabeza para disipar un poco, y sin prestarle asunto a Víctor seguí buscando, estaba segura que ese broche lo había visto de una vez esta tarde, por lo que era posible que alguien la hubiese movido, y cuando hablo de alguien me refiero al señor indeseable.
- ¿Acaso no estoy hablando contigo? - dijo una vez se acercó a mi y me tomó muy fuerte del brazo, estaba nervioso al igual que yo; era muy evidente en su expresión.
Por lo que con la otra mano libre tumbe la última pieza y el broche se dejo ver acompañado de algo más, mi corazón se aceleró aún más y mis ojos se llenaron de lágrimas, ¿cómo era posible?
Víctor me soltó sabiendo que ya nada podía hacer y con manos temblorosas agarré el broche que pertenecía a mi padre, quise creer esta tarde que no era el mismo, pero luego recordé que esos broches son originarios de mi familia materna y cada uno tiene plasmado las iniciales de sus miembros, mamá se lo había regalado.
Y luego estaba la foto, en ella salían mis padres junto a la madre de Víctor, así que se conocían, pero yo jamás escuché de esa mujer. En la imagen ambas mujeres estaban embarazadas y los tres sonreían alegres.
- ¿Que es esto Víctor? ¡Te exijo me digas que está pasando! - grite con mil y una sensaciones encontradas.
Todo estaba muy extraño, ¿que estaba pasando? ¿De dónde de conocían mis padres y su madre? ¿y porque Víctor nunca dijo nada? Si es obvio que conoce toda la historia y su madre por igual.
- Habla. - demande furiosa. Ya estaba harta de todos sus embrollos y mentiras, no quería formar parte de esto nunca más, solo quería volver a tener mi vida tranquila junto a mi hermano y Maggy.
Solo me miraba inspeccionando o esperando mi próxima reacción, pero lo más probable era que lo asesinara aquí mismo si no me contaba toda la verdad rápido, mi paciencia ya no era la misma.
-Esta bien, te contaré toda la historia. - hablo al fin y salió del armario, vi el desorden que había causado pero poco me importado.
Lo seguí de cerca y ambos bajamos a la planta inferior, enciende todas las luces y me miró impaciente, su expresión era de alguien qué no quería contarme nada, más sin embargo, no tenía otro remedio; me diría todo hoy sí o sí.
Me senté a su lado expectante esperando que empezar a hablar, las manos me temblaban y ya me empezaba a imaginar un poco de que iba su historia.
- Hace años... muchos años atrás mi madre estaba desamparada, mi padre la perseguía luego de haberla violado y enterarse de que estaba embarazada. - dijo con los dientes apretados, al parecer era una historia que le costaba contar, pero yo necesitaba saber la verdad. - estaba sola e indefensa en el mundo, pero aparecieron unos Ángeles... así lo describía ella, qué la ayudaron muchísimo y si hoy estoy aquí narrando esta historia es gracias a ellos. Esos Ángeles qué mi madre describía como las mejores personas del mundo eran tus padres Eileen, fueron amigos incluso los mejores, tu padre ayudó a mi madre a esconderse por muchos años; por eso que mi madre conoce la señora Maggy, ella también la escondió por un tiempo en el mismo departamento en el que tú vives ahora. - lo vi como si se estuviese volviendo loco, no podía creer todo lo que me contaba, mis padres jamás mencionaron a su madre o incluso yo jamás noté un comportamiento extraño en ellos.
- Pasé toda mi vida huyendo con la ayuda de tu padre, hasta que mi madre conoció al que ahora es su esposo y creyó que lo mejor era alejarse de tu familia, para no causarles ya más problemas de los que le había dado. Pero entonces el hombre que me engendro al no encontrar a mi madre, atacó a tu familia... si hoy tus padres están muertos es gracias a la mía, lo siento mucho. - finalizó y yo simplemente era un mar de lágrimas.