Manejaba en silencio y rápido por las calles de Londres, debían ser las 2 de la madrugada. La señora Manson me iba a matar cuando me viera, pero tenía que dar un sin fin de vueltas para poder perder a la Policía y ni hablar de la pequeña parada que hice, la cual me había me había hecho perder tiempo.
Sobre eso, a mi lado iba un confundido y maleducado chico, ni siquiera había dicho hola o me había dado las gracias por ser su chica superpoderosa esta noche. Y si se preguntan cuál era de las tres, pues es obvio... Y no, no es Bellota, soy burbuja.
¿Qué? El hecho de que reflejara un aspecto de chica mala, no me hacía ser chica mala, o quizás no tanto.
-Puedes bajarte del auto. - dije estacionando en una esquina, solo quería asustarlo. Esta era una de las calles más peligrosas de la ciudad.
Esto parece que lo hizo reaccionar, porque clavó sus grandes ojos azules en los míos y me miró aún más confundido de lo que ya estaba, es que este chico solo podía estar así.
-¡Hey! Reacciona, no escuchas. Bájate. - dije con una sonrisa burlona.
-¡Estás loca! ¿Cómo demonios piensas dejarme en esta calle? - dijo asustado.
Lo mire como si tuviese tres ojos por su respuesta, las personas no deberíamos de tomar tanta confianza con los desconocidos, ¡Te encontré en la calle!
-Es obvio, pienso dejarte como lo intento hacer ahora, echándote de mi auto. Pensé que eras más inteligente. - dije lo mas obvia del mundo.
-Pues fíjate que no me bajaré. - dijo cruzándose de brazos como un niño pequeño, pero a este que le den.
-¿Quieres apostar a que si lo harás? - dije, estaba loca por reírme, pero debía mantenerme al margen si quería asustarlo más.
-Esta bien, te creo, pero por favor, no me dejes aquí. ¡Es peligroso! Además no encontraré un taxi por estos lados. - su cara era todo un poema.
-Bueno querido, ese no es mi problema. Pero para que veas que no soy tan mala, te dejaré más adelante. - dije con una sonrisa arrogante.
Suspiro, tenía que admitir que el chico era guapo, buen cuerpo, unos 18, tenía el pelo n***o como la noche, uno de esos sedosos que te daban ganas increíbles de pasarle la mano, la piel pálida... Pero lo que más llaman su atención son sus ojos, grandes y azules, muy azules, un azul profundo como el mar y esas largas pestañas que le daban un contraste maravilloso.
-Me puedes dejar en la esquina, esta cerca de mi casa. - me fijo por donde voy y veo que son los barrios ricos de la ciudad, ¿Cómo vine a parar aquí? Deje el barrio peligroso para meterme en el riquito. Aunque mi departamento no quede lejos, este es el de las casas más lujosas y caras que hay en la cuidad.
-Con que un fresita, ya se me hacía extraño muchas cosas. - ups, lo dije en voz alta.
-¿Qué dices? - lo miro enarcando una ceja, es obvio que me escucho, y es obvio que yo no repetiré nada.
-Nada que te interese. - le digo regalándole una sonrisa, abre la boca para replicar pero lo corto. - puedes bajarte, ya llegamos.
- Bueno, ya sabes, estoy muy cómodo aquí. - dice para después acomodarse mejor en el asiento.
-Mira niñato, te bajas en este momento de mi auto porque si. - maldición, estoy perdiendo más tiempo con este niño.
Miro la hora: 2:17 a.m.
-Me bajo porque me da la gana, no porque me lo ordenas. - ruedo los ojos ante su comentario. - Por cierto soy Víctor... Víctor White y gracias.
Solo asentí, porque no se que mas podía haber, a nadie que espere que me pondré a echar platicas con el ni mucho menos.
-¿Qué esperas? Cierra la puerta, necesito irme. - digo impaciente.
-¿No me dirás tu nombre? - dije como si tuviera cierta obligación con el.
-No veo porque deba, eres un simple desconocido. - lo digo, las personas toman mucha confianza.
-Pues no me moveré de aquí hasta que me digas tu nombre. - dice volviendo a subir al auto. Largo un suspiro enojada, ¿Qué estoy pagando yo?
-Mira, seré clara, te bajas o te bajo. No estoy bromeando, tengo cosas que hacer idiota. - mi paciencia tenia un limite y ya el lo había cruzado hace mucho.
-Son las 3 de la mañana. ¿Qué cosas se hacen a estas horas? - lo mire con cara de desquiciado, al parecer no se da cuenta... A esta hora se hace lo más importante, ¡Dormir!
-¿De casualidad me estás tomando el pelo? - lo piensa bien y sin decir nada más se baja del coche. Agradezco a los dioses y antes de avanzar veo que teclea algo en una pared de las casas más grandes, arrancó sin mirar más, no quiero que luego me ande diciendo chismosa.
Llegó al departamento con los ojos casi cerrados, mañana tengo escuela y puedo imaginarme a la señora Robinson hablando "barbaridades" de mi.
Mañana pasó a ver a mi rubito, no puedo ir a molestar a la señora Manson a estas horas. Me tiro en mi cama como una foca y no siento nada más.
Lloro cuando el despertador me hace abrir los ojos, lloro más fuerte al ver que es tarde. Corro rápido al baño, hago todo lo necesario y me visto con unos pitillos negros, unas vans y un suéter Adidas también blanco con n***o. Tomó la mochila y voy hasta donde la Señora Manson.
-Buenos días mi niña, ¿Cómo te fue ayer? - dice abrazándome.
Entro y le respondo cuando tengo a mi rubito en brazos.
-Bien, me fue... Bien. Gane la carrera. Gracias por todo señora Manson.
-No se cuantas veces te he dicho que no me llames así, ya me tienes cansada. - dice a modo de broma, sus ojos se abren como platos cuando mira la hora en el reloj. - ¡Pero Eileen! Ven rápido.
La miro sin entender pero la sigo hasta la cocina, de un momento a otro me entra un pedazo de pan en la boca y me tiende un baso de jugo. Ella y su obsesión porque yo coma. Me tomo el jugo y vuelve y me jala del brazo sacándome de la cocina.
-Ahora vete, más rápido que inmediatamente, llegarás tarde. - le doy un beso a mi rubio y me despido de ellos.
Subo al ascensor, y cuando llego a la última planta salgo casi corriendo, me despido del portero Zack y corro a mi auto.
Como era de esperarse debido a mi mala suerte, por andar corriendo tropecé y caí, las cosas de mi mochila caen al suelo, no me di cuenta pero estaba abierta. Bufo enojada y comienzo a recoger todo. Por fin llego al estacionamiento y me dirijo a la escuela, estoy dando por echo temprano que hoy no será un buen día. Tengo sueño, eso no es bueno.
Arrancó a toda velocidad y pongo la radio al máximo para así, quizás, no dormirme en el camino. Like i cant de Sam Smith inundan mis oídos y me veo cantando como desquiciada.
Llego a la escuela con 15 de retraso, el señor Manuel, el hijo de la señora Manson, esta en la entrada esperándome, miro al cielo pidiendo ayuda.
-Llegas tarde. - dice mirándome reprobatoriamente.
-Es que si no me lo dice no me doy cuenta. - digo señalando la entrada que está completamente vacía, todos están en clases, es obvio.
-Deja el sarcasmo, ve a clase pronto. Si te pregunta estabas conmigo. Ahora corre.
-Gracias Manuelito. - digo lanzándole un beso. Él niega divertido, aunque intente ocultarlo... Me ama. - y no correré, ya tengo mala experiencia. - grito cuando ya estoy un poco lejos de el.
-No sé qué harías sin mí. -
-Lo mismo que harías sin mí, ¡amargarte más! - al final termino corriendo hasta mi clase y entro sin tocar.
-¡Señorita Garrix! ¿Qué falta de respeto es esa? - dice una muy enojada señora Robinson.
-Entrar sin tocar. De nada. El director me dijo que me dejaría entrar, ya me dio la típica charla... Ahórresela.
Todos quedan en silencio y yo me siento en mi lugar. Pero paro en seco al ver un persona sentada al lado de mi mesa. Un chico.
Me siento sin prestar más atención y me cruzo con la mirada de enojo de la mis. Al carajo.
-Buena entrada rubia. - ¿no lo dije? ¡Mi día no podría ir peor!