Cuidado con el Ángel

Capítulo 7: ¿Quién eres en realidad?

Luego de dejar al pequeño Martín en su cuna, me fui a la cocina a por algo de comer. ¿Por qué, que esperaban? ¿Qué lo que dijo el tonto desquiciado ese me quitaría él hambre? Pues no, mentí.

La verdad que no recuerdo la última vez que no me dio hambre, ese pequeño placer me ha acompañado durante cada segundo de mi vida, y ya sé que tener hambre no es placer, pero si lo es comer. Por lo que tengo que ir 2 veces a la semana al gimnasio.

Porque aunque no soy gorda, todo el que come engorda en algún momento de su vida. Solo esas 10 chicas de cada 100 que se comen 7 empanadas y no engordan son las suertudas. Esas si son flacas, no las que tenemos que hacer dieta para serlo, ok no, solo estoy bromeando... jamás he hecho dieta. 

Pero volviendo al tema de mi hambre, hasta en el velorio de mis padres, las personas me daban el pésame y yo respondía con un asentimiento, muchos creyeron que era que no me salía la voz, pero aquí entre nosotros, era porque siempre tenía la boca llena.

Tengo hambre, tengo hambre, tengo más hambre ahora que digo que tengo hambre.

Abro el refrigerador y no encuentro nada de comer, así que me repaso mentalmente en el volver a casa de la señora Manson, comer y ser feliz o tener dignidad y vergüenza, y no verle la cara al señor saca-conclusiones-erróneas-no- investigo.

Las personas con hambre nunca deben tener vergüenza.

Tienes razón mente, vergüenza sería si me quedara con hambre por eso. Le doy una vista a Martin que duerme peor que un Perezoso y me dirijo a la puerta, ¡pero adivinen! Cuando la abro me encuentro con la persona que no quería ver, pero alto ahí; trae comida.

Le arrebató el cuenco de las manos y le cierro la puerta en la cara cuando va a decir alguna estupidez que por cierto, no quiero escuchar; ahora lo único que quiero es disfrutar de la preciosidad frente a mí.

Dejó el cuenco en la mesa y voy a buscar un tenedor cuando escucho de nuevo el timbre. No dejan ser feliz.

Lo ignoro y sigo en lo mío. Vuelve a sonar. Señores, en estos años no dejan que una mujer tenga una cita decente.

- ¿Y ahora qué? - grite del otro lado de la puerta, pero solo volví a escuchar el sonido del timbre. ¿Este tipo tiene problemas?

-Ábreme y te digo. - aunque sea responde.

-No pienso abrirte niño bonito, así que vete y déjame comer. - no tenía que decirle que iba a comer, no, claro que no, estúpida yo.

- No me iré hasta que me abras. - que insistente. Vuelvo y repito, y re-repito, ¿desde cuándo los nerd eran tan lanzados?

-Que bueno, dormirás pegado de la puerta, quizás y se enamore de ti. O no. Pero mira que te puedes encontrar el perro del vecino, es el chihuahua más encantador del mundo. No soporta a nadie más que no sea su dueño, por eso si te ve... te hace pis encima. - grite mientras comía.

EL MEJOR CHIHUAHUA DE LA HISTORIA.

-¿Estás comiendo? - lo digo, este niño es inteligente.

-Te escucho sorprendido, ¿por qué? - Señora Manson, esto está buenísimo.

-Estás hablando. - afirmó.

- ¿Y eso implica que? Porque déjame decirte que si no me dices que estoy hablando ni cuenta que me doy. - respondí sarcástica. 

-Deja la ironía, es de mala educación que hables con la boca llena. - dijo al otro lado de la puerta.

Si hay algo peor que tener a un chico detrás de tu puerta hablándote cosas que no te interesan, mientras puedes ver alguna serie, es que te diga mal educada.

1- ¿Cómo si no lo supieras ya?

2- Si te interesa, si no te fueras y lo dejaras hablando solo y punto.

3- ...

¿No hay 3 consciencia? Bien, algo en lo que no eres buena, qué vergüenza... No puedes ingeniar un punto 3.

-Mira niño, si no estuvieras molestando en mi puerta, no tendría que hablar con la boca llena, así de simple. - respondí haciendo señas con el tenedor, como si me estuviese observando. 

-¡Solo quiero pedirte disculpas! - dijo casi llorando

-Disculpado, ahora vete. - y que puedo decir, seguí comiendo y claro que no lo disculparía, solo pretendía que me dejara en paz.

-Eres un caso perdido rubia. - dijo rendido.

-Ya. Me lo han dicho. - 

-¿Por qué cuando te trate mal o más bien te inculpe injustificadamente no dijiste que Martín era tu hermano? - pregunto. 

-No lo preguntaste, solo quisiste sacar tus propias conclusiones, y siéndote sincera, en este mundo cada quién creé lo que quiere creer. - dije directa, y era cierto. 

Tenemos un mal sistema como seres humanos, pueden decirnos lo que sea, pero si no lo queremos creer y nos queda mas fácil sacar nuestras propias conclusiones, pues es simple, terminaremos creyendo lo que nosotros mismos queramos. 

-Lo siento mucho, Eileen, de verdad.

-No deberías, ni siquiera me conoces. Ahora vete y déjame. - dije mientras destapaba una coca cola, me estaba ahogando. 

- Quiero conocerte. - pero es que este niño no se cansa.

- ¿Por qué tanto interés Víctor? No soy nada del otro mundo. - dije deteniendo la cuchara a centímetros de mi boca, de verdad que me estaba asustando tanto interés por parte de este chico.

-La verdad, no lo sé. Solo pensé que tú acto fue noble al ayudarme aquella noche. - para mi eso no era suficiente. Algo raro tenia este chico. 

-Hablando de todo, menos de Dios. ¿Qué hacías en aquella carrera? - quizás y podía ponerse interesante la película.

-Me invitaron unos chicos. - extraño.

-Eres nuevo en la ciudad. ¿Qué chicos? - la curiosidad había sido fuerte siempre.

-La verdad que ni siquiera sé quiénes eran. Me los encontré en el parque. Quise salir a conocer la cuidad. Ellos me invitaron. - su voz sonaba un tanto distorsionada, mas no le di importancia. 

-Y tú como buen samaritano aceptaste. ¿Pero en qué estabas pensando? - indague, porque por más que el gato tuviera cinco patas, todo aquello era extraño.

Son cuatro boba.

-No medí la consecuencia. Se veían amigables. Además no sabía que íbamos a una carrera y menos ilegal. Dijeron que era una fiesta. - sonaba a niño chiquito. 

-¿Y si te hubiesen secuestrado? ¿O matado? ¿O violado? ¿O vendido tus órganos? Déjame decirte que en el mercado n***o se venden muy caros... - las personas debían medir mejor las consecuencias de sus aptos, siempre lo diría, aunque no pusiera en practica mi propia ley. 

-Si, ok, ya entendí. - dijo como niño regañado. 

-Eres muy confianzudo niño. Tus padres nunca te dijeron que no debes hablar con extraños. - mencione como algo mas que obvio. 

-Al parecer los tuyos tampoco, estas hablando con uno. Y deja de decirme niño, creo que soy más viejo que tú. - bueno, debía admitir que había pegado una. 

-Touche y quizás.

-¿Me dejaras entrar? - pregunto y podría jurar estaba sonriendo inocente. 

-No. Eres un extraño. - dije feliz de su propia trampa. 

-Al menos lo intente. ¿Tú qué hacías allí? - pregunto. 

-Soy corredora. - respondí con un poco de orgullo. A mamá no le gustaba que me gustaran los autos, pero papá, Dios, él era otra cosa aparte.

-Fuiste la que ganó. - en vez de preguntar, se lo afirmó así mismo y bastante sorprendido.

-Si. - respondí rodando los ojos. No era la gran cosa.

-¿Corres por el dinero o por qué te gusta? - al parecer se había sentado al otro lado de la puerta, por lo que hice lo mismo.

-Las dos cosas. - no se porque le contaba esto a él, pero no parecía tan difícil. Es un extraño y le estoy contando más de lo que le he contado a personas que conozco de meses. Rompiendo la regla número 1 Eileen.

-¿No tienes más familia? - lo siento, pero eso solo lo sabe un círculo de 5 personas, ni más ni menos.

-La señora Manson y su familia son la mía. - respondí afligida, era un tema que por mas que quisiera se me hacia bastante difícil de procesar. 

-De sangre Eileen. - dijo como si fuera lo obvio. 

-Creo que es tarde Víctor, es mejor que te vallas, quizás tú madre quiera irse. - Señores, cuando las cosas se ponen complicadas, mándenlo a la fregada.

-Pero aún no terminamos de ha...

-Buenas noches niño. - lo interrumpí. 

Me levante del suelo y lo seguí escuchando, pero me hice la sorda y muda y comencé a lavar los trastes.

-Se que estás escuchando rubia, solo quería decirte que yo puedo ser tu familia. - dijo y sentí sus pasos alejándose de la puerta. 

Después de esto no pude dejar de pensar en sus palabras y me pregunté quién era este chico en realidad. ¿Tanto interés? ¿Por qué?