Capítulo 6: ¿Es tu hijo?

1512 Words
Llegue a casa exhausta, ser estudiante era algo complicado, aunque muchos dijeran que era lo más fácil de la vida, solo era así; cuando lo único que tenias que hacer era estudiar, pero no para mi, no cuando tenías una vida lo bastante complicada como para no tener tiempo ni para uno mismo, no cuando se tenía un niño a tu cargo. Tome rumbo hacia el departamento de la señora Manson y no sé si reír o llorar al leer en una nota pegada a su puerta "Descansa, el pequeño y yo nos fuimos de rumba al parque. Besos" Con todo el sueño del mundo me dirigí a mi departamento a tratar de dormir algo, con las pocas horas que dormí anoche parezco zombie, además de que tenía que estudiar para el examen de literatura de mañana. Desperté por unos pequeños besos en mis mejillas, abrí los ojos con una gran sonrisa y me encontré con los brillantes ojos de mi pequeño, tomándolo en brazos me dirigí hasta el comedor donde me encontré con una alegre señora Manson. -Mi niña, hoy quiero que vengas a cenar a la casa conmigo, viene una vieja amiga y me gustaría que estuvieras presente. - dijo viéndome esperanzada, a veces me sentía un poco mal con ella, pues Manuelito mayormente tenía mucho trabajo y no siempre podía estar pendiente de su madre. - ¿Solo ella? - dije intrigada, no me gustaba mucho la compañía. -Sí, imagino que sí, tiene hijos, pero su esposo es médico y seguro estará trabajando, son algo jóvenes comparándose conmigo. - cuando dijo eso, no me preocupe en absoluto pues seguro era otra ancianita igual a la señora que me había acogido como su nieta. -Oh bueno, no hay problema, yo encantada. - dije con una sonrisa mientras dejaba a Martin en el suelo para servirme un vaso de agua. Había mentido en la ultima parte, pero no podía hacerle el desaire luego de que me invito con tanto entusiasmo. -Bueno, yo me voy, ya sabes que tengo que preparar algo rico, hace años que no la veo y se acabaron se mudar. - dijo melancólica, seguro recordando sus viejas andanzas con su amiga. -Vale. Todo lo que usted cocina siempre queda delicioso. - y no mentía, era una completa chef. 2 horas después me puse a bañar al pequeño y terminé más mojada yo, que él. Suspiré cansada mientras le ponía ropa y lo metía a su cuna para que viera algo de dibujos animados en lo que yo me duchaba rápido. Cuando salí había mucho silencio y el pequeño Martin no estaba en su cuna, casi me cae el alma al suelo, pero me tranquilice cuando lo vi pintándose con uno de mis pinta labios. Ahora sí lloro. ¿Pero qué había hecho yo en mi otra vida? -Martin, por Dios, te he dicho que no puedes tocar mis cosas. - Gente, cuando hay mucho silencio en su casa y tienen niños... Preocúpense. -Pero tú tocas mis cosas. - ay Diosito. ¿Qué haría yo con este niño? -Pero yo sí puedo, Martin, prométeme que no lo volverás hacer. - dije a modo de regaño. - Lo prometo. - dijo enseñando sus dientes llenos de labial rojo. Tome una toalla desmaquillante y empecé a pasarla por su cara, cuando estuve satisfecha de mi trabajo lo entre de nuevo en su cuna y procedí a cambiarme. No quería fallarle a la señora Manson. Un toc toc se escuchó en la puerta por lo que tome a Martín en brazos ya que yo estaba lista y seguro era ella. Mis ojos se agrandaron de par en par cuando vi quien estaba detrás de la puerta. - ¿Qué demonios haces aquí? Creí dejarte claro que no quiero nada que tenga que ver contigo. - dije inspeccionándolo. Sus ojos se posaron en el pequeño rubio que permanecía en silencio. -Lárgate. - dije e intenté cerrar la puerta, pero fue más rápido y pasó. Su asombro aún no pasaba. -Mami, ¿Quién es él? - me sentí desfallecer en ese momento. -Nadie cielo, vamos a tu cuarto, luego te busco, ¿vale? - dije intentando convencer al rubio. -No quiero estar solo. - respondió haciendo un puchero muy tierno. -Solo serán unos minutos, rápidamente estoy contigo. Lo llevé a su cuna y le puse hora de aventuras, mientras volvía con el intruso, lo único que pasaba por mi mente era ¿Qué hacía él aquí? - ¿Te acuestas con el director? - abrí mis ojos como platos, pero es que está loco. - por eso hay una foto de ustedes, ese niño es su hijo. ¿Por qué no me lo dijiste? - dijo asombrado. - A ti no te importa, ¿y por qué razón habría de contarte mi maldita vida privada? - dije muy, pero muy molesta. -Creí que no eras igual que todas, pero solo eres una rubia más. - dijo decepcionado. -Sí, al parecer el ser rubia ahora es un pecado, pero te diré una cosa, no soy una puta si eso es lo que piensas. - si pudiera lo estrangularía en este preciso momento. -Ya no me importa Eileen, solo venía a decirte que la señora Manson requiere tu presencia. - dijo molesto. ¿Y el molesto debería ser él? Y con que él es invitado. -Bien. - dije con los dientes apretados. Sin más salió dando un portazo, ¿este que se cree? Apenas lo acabo de conocer, no puede venir hacerme este tipo de show's como si él fuese alguien en mi vida. Sin ánimos de nada, voy a por el pequeño, tomó mis llaves y salgo al departamento del lado. Cuando entro me encuentro con una súper mega mujer, oh bueno, hasta parece una modelo, es alta, cabello castaño y sus ojos son un enigma, son un tipo de gris ligado con violeta, Dios, jamás en mi vida he visto algo igual. ¿Serán reales? -Pero que hermoso niño, y tu igual. Soy Sophia. Un gusto. - dijo muy amistosa. -El gusto es mío señora. El pequeño es Martín y yo soy Eileen. - ¿será ella la madre de Víctor? Aunque es demasiado joven, debe de tener como unos 30 o se conserva muy bien. -Oh por Dios, creo que aún me veo joven, llámame por mi nombre. - dijo con una espléndida sonrisa. -Vale. - dije mirándola como hipnotizada, parecía una caricatura de los animes, es que era casi irreal. -Veo que ya se conocieron. - dice la señora Manson entrando con Víctor detrás de ella. -Déjame presentarte a mi hijo, Víctor. - dijo mirando a su hijo muy orgullosa, como si fuese el trofeo más grande de su vida. -Ya nos conocemos madre, estudia en mi nueva escuela. - dijo con la mirada fija en mí. -Que emocionante. Ya tienes amigos. - chillo la mujer, lamentó dañarle su preciado momento, pero no, no tiene amigos. -Sí, tienes un hijo muy lindo Eileen. - dijo con una mirada fría, ¿sigue considerándome puta? Lo mato. - Aunque creí que su hijo estaba casado señora Manson. - bueno, ya si lo mato, lo resucitó y vuelvo y lo mato. -Y lo está hijo. - dijo la anciana, mirándolo confundido. Vi en su mirada más enojo, cree que Manuel engaña a Mérida conmigo, pero está loco. - y Martín no es hijo de Eileen, es su hermano. - dijo de lo más tranquila. Sus ojos pararon directamente en mí, y claramente pude ver la culpabilidad palpable en su sistema, si antes me caía mal, ahora me cae peor, odio las personas que juzgan sin antes conocer, sin ponerse en tus zapatos para reconocer lo que estás pasando, lo que estás sintiendo... Lo que vives día a día. -Pero él la llamo mamá. - dijo aún sin creerse lo ya aclarado anteriormente. -Mis padres murieron, yo lo estoy criando como si fuera mi hijo, él sabe que soy su hermana, pero prefiere llamarme mamá. Otro día, antes de juzgar o sacar conclusiones absurdas, averigua. - respondo con amargura. -Lo siento. - dijo muy apenado, estoy segura que está deseando que la tierra se lo trague en este momento, pero ya es tarde y eso no es suficiente. -No lo sientas, no tienes por qué. Señora un placer conocerla, lástima que no pueda decir lo mismo de su hijo. Angy, lo siento, pero no me quedaré a cenar, no tengo apetito. - dije sin querer mirar a la mujer a la cara o me sentiría peor. - Hijo, ¿Qué le dijiste a la pobre muchacha? ¿Acaso fue esa la educación que te brinde? Ay pero que vergüenza. - escuche que su mamá lo reprendió, pero ya no quise seguir escuchando. Preferí salir de ahí como alma que lleva el diablo sin esperar respuestas ni mirar a nadie . Agradecí a todos los cielos que Martín se hubiese quedado dormido desde que entré en el departamento de la señora Manson, porque si la llame por su nombre, es porque sé que así se enojara menos.
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