Tomas se volvió hacia mí y señaló hacia el establo cercano. "¿Qué tal si montamos a caballo? Hay un sendero hermoso cerca de aquí, y me encantaría mostrártelo." La idea de montar a caballo me emocionó. Nunca había tenido la oportunidad de hacerlo antes, y la perspectiva de explorar los alrededores desde la espalda de un caballo sonaba emocionante y liberador. "¡Me encantaría!" exclamé con una sonrisa. "Nunca he montado a caballo antes, pero estoy dispuesta a intentarlo." Tomas rió suavemente y me ofreció su brazo. "Entonces, permíteme ser tu guía en esta nueva aventura." Acepté su brazo con gratitud, sintiendo cómo la emoción crecía en mi interior. Caminamos juntos hacia el establo, donde los caballos relinchaban suavemente en sus pesebres. Tomas me presentó al caballo que había elegid

