Lazos
Seth gimió perezoso sin abrir los ojos.
Estaba en su cama rodeando con un brazo el cuerpo de la joven manteniéndolo pegado al suyo. Podía sentir el aroma del shampoo que desprendía su cabello y que le rozaba la nariz haciéndole cosquillas. Suspiró satisfecho. Habían llegado a casa en un tiempo récord (lo que le hizo sonreír pensando en que iba a darle un bono a Kevin por eso) y llevó a Anthea a la habitación sediento de ella. Le hizo el amor varias veces, sobre estimulado por lo que había sentido a través del SICOM y el ver a esos pequeños empezar su camino en este mundo que el empezaba a apreciar.
Durante la ceremonia había visto la separación entre esper y guías, las reglas y las diferencias, pero no era muy distinto al mundo Norm en el que había sido criado, pero sentir en Anthea el deseo de equilibrar la interacción, tal como se lo había mencionado "Estaban emparejados y se complementaban" y eso le agradaba.
Estaba más que dispuesto a ayudarla y apoyarla en ese sueño ya que había sentido la misma ilusión en los niños. Tenía el dinero y el poder para lograrlo usando lo necesario de ambos mundos.
Cuando John lo había llamado para invitarlo a la ceremonia y le explicó la importancia de su presencia para Anthea, se había molestado al descubrir que ella no le había dicho nada. Sabía que lo mantenía al margen de todo lo que tuviera que ver con ella y su pasado en un intento de mantener separado "su trabajo" como guía de los sentimientos que le estaba provocando. ¿Cómo lograr traspasar esa barrera?
Respiró su aroma y abrió los ojos disfrutando de su calor y la suavidad de su piel. Recorrió con la mirada su nuca, su hombro descubierto, su brazo apoyado en el suyo el que la rodeaba por la cintura. Observó su espalda y en especial, la cicatriz sobre el omoplato que le recordaba la historia juntos... Recordó que ella le había dicho que el trato y las bromas pesadas que le había hecho cuando eran niños le hicieron sentir que era malo ser diferente. Eso lo sobrecogió.
Ahora que el mismo se había convertido en lo que molestaba y temía cuando niño, podía darse cuenta de cómo los Norm los cuando algún meta humano iba a la escuela ¿A qué le temía? ¿A que pudieran hacer cosas que ellos no podían? ¿Al poder que irradiaban? ¿A lo desconocido? o simplemente el temor a lo que era diferente y que no podían entender...En ese entonces, la joven no tenía habilidades, pero toda la escuela sabía quiénes eran sus padres y lo poderosos que eran. Su poder no venía del dinero, como el de su familia, si no en el que, si había peligro, ellos podían salvar tu vida con esas habilidades, independiente de si podías o no pagarlo. Habilidades empáticas y atributos sobrehumanos que te ayudarían sin importar tu condición social o contactos.
Seth se rio de sí mismo al pensar que, independiente de su dinero, que era mucho, un esper en el momento correcto sería mucho más valioso y ahora él era uno de ellos. Se movió con cuidado para no despertar a Anthea y salió de la habitación sin molestarse en vestirse. Tenía que hablar con alguien, pero no quería que ella lo supiera. Caminó un par de pasos y encontró su polera, más allá zapatos, pantalones, chaquetas hasta que llegó a la sala de estar donde comenzaba el camino de ropa con la capa gris...
Se dejó caer en el sofá con una sonrisa mientras pulsaba un comando en su brazalete.
- ¿Unicornio? -se escuchó la voz de Jasper y luego se desplegó la pantalla mostrándolo en la arena - Vaya sorpresa.
- Hola, Jasper - le saludó - Habían comenzado a tratarse así desde el día del entrenamiento - ¿No deberías estar durmiendo? Es sábado.
- Lo mismo digo - le dijo - Creí que ibas a dormir hasta medio día. Anthea usó mucha energía del SICOM.
- Al parecer, soy más fuerte de lo que creía.
- Lo eres. - aseguró Jasper - Eres nivel S como nosotros, pero puedes canalizar a un guía de tercer círculo sin desmayarte y sin entrenamiento previo. Eso es mucho decir. Por eso te llamamos unicornio.
- Dijiste que había otro G3 ¿También tiene un esper?
- Zack... - murmuró - Digamos que su guía no le hace bien. Lo cambió. Es por el que tuve que... - tosió - Si alguna vez te encuentras con él no lo enfrentes. Es peligroso para Anthea
- ¿? -
- Principio de responsabilidad: El guía paga por el esper. Si haces algo, ella pagará el precio.
- Quiero hacer algo especial por ella - le dijo - Por ustedes, me han. enseñado mucho... ¿Qué tal una comida en el hotel Hit? Prometí una cena.
- Vaya, eso es impresionante. - le dijo divertido - Podría ser mañana por la noche. Les avisaré a todos.
- Gracias - le dijo - Enviaré un vehículo para que los recojan. Te enviaré la hora más tarde.
- Hecho - le dijo despidiéndose - Lo espero.
- ¿Seth?
La voz somnolienta de Anthea lo sorprendió. Se giró para verla a medio camino de la escalera envuelta en una sábana restregando sus ojos con sueño. La sangre bajó a su entrepierna provocando una erección, se veía muy sexy. Su gesto infantil, fue en extremo estimulante.
- ¿Pasa algo? -le preguntó.
- No, cariño - le dijo levantándose y acercándose para rodearla con los brazos - Te dejé dormir un poco más. ¿Tienes hambre? - la joven negó bostezando.
- ¿Vas a seguir durmiendo?
- No, quiero correr. – le dijo apoyando la cabeza en su pecho, adormilada.
- Es sábado y aún estás dormida. - le dijo acariciando su hombro apretando su erección contra su cadera - Vamos a la cama un poco más.
- No me dejarás dormir. – murmuró.
- No - le dijo soltando una risa tomándola en brazos para llevarla a la habitación. – Primero te tomaré y luego podrás dormir más.
- De acuerdo…- murmuró bostezando.